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El programa de La Mercè de día llega por fin al Fòrum

El parque de los auditorios entra en las propuestas diurnas, con espectáculos de circo como el maravilloso western aéreo de Les P’tites Bras

La exitosa descentralización de escenarios de La Mercè, la fiesta mayor de Barcelona, ha llegado este año por fin al parque del Fòrum. Antes, la programación conquistó el río Besòs (solo una vez, qué pena), la Zona Franca, el castillo de Montjuïc (este año en obras), o Ciutat Meridiana (en Nou Barris) escenarios todos estupendos. Lo que no se entendía era que un parque con un diseño tan maravilloso como el de los auditorios, estuviera desaprovechado para unas fiestas que mueven multitudes. Es lo que tiene el Fòrum, que o está cerrado para espectáculos masivos de pago (Primavera Sound, Cruïlla); o está abierto y desangelado, porque sus dimensiones requieren de masa crítica para darle alegría.

Este sábado no le faltó esplendor, y habrá espectáculos hasta el domingo por la tarde. Porque si algo tiene el programa de La Mercè es que es un antídoto contra la pereza. Si se tienen niños, porque algo hay que hacer con ellos las mañanas del fin de semana, y la oferta es cojonuda. En cualquier otro momento vital, el Mercè Arts de Carrer (MAC) lleva años demostrando que hay oferta de artes escénicas para todos los gustos y de una calidad altísima. Este año en seis parques de la ciudad (Estació del Nord, Aqüeducte, Fòrum, Trinitat, el nuevo espacio público del Port Olímpic y Jardins de Joan Maragall), a los que se puede sumar el Park Güell y el paseo de Gràcia.

Con un inesperado calorazo a mediodía después de una semana de sudadera y chaqueta, a eso de las 11 de la mañana comenzó la romería de familias. Llegadas en bici, tranvía, metro, andando. Hay auténticos profesionales del MAC. El programa impreso y subrayado con los espectáculos elegidos. Chaqueta atada en la cintura. Mochilas con agua y comida. Crema del sol, gorras para no terminar como una gamba. ¡Hasta paraguas llevaban Martí y Txell y sus dos hijos!. “Si llueve, porque llueve; si no, porque por La Mercè acabamos fritos”, presumía de experiencia ella.

El director artístico de este emplazamiento, Jordi Querol, no lo tenía fácil para aterrizar en tal playa de asfalto con tres escenarios y cuatro espacios de mediano formato. Para que le cuadrara el sudoku se apoyó en el estudio de arquitectura Queralt Suau, vinculado habitualmente a proyectos culturales. “Decidimos que el hilo conductor fuera el movimiento que viene del mar”, cuenta Querol poniendo como ejemplo las banderolas volando y, como en fotogramas de cine, permiten ver el salto de un niño jugando a Cavall Fort. Optaron por colocar los tres escenarios de espectáculos de gran formato en el auditorio grande (donde se pueden disfrutar en sillas, de cerca; o desde las gradas), uno en el pequeño, y el resto de espacios en el encuentro de caminos que bajan de la gran explanada del Fòrum hacia el mar.

Muy muy recomendable, una de las dos propuestas estrella. Vent d’Ouest, de la compañía francesa Les P’tits Bras. Veteranos en edad y oficio que igual tocan el banjo y el saxo tenor, que cantan, bailan, que manipulan títeres o, sobre todo, protagonizan increíbles números de circo aéreo en un espectáculo que tiene el oeste, el de las películas del ídem, como hilo conductor. No les falta nada a los cinco protagonistas: un malo rico y hortera, y cuatro bandidos buenos. Hay una bolsa con dinero, las puertas de un saloon, barriles de cerveza, carteles con la palabra “se busca”. Y una sucesión de fantásticos números con acrobacias, barra fija, trapecio, equilibrios bañados con mucho sentido del humor, canciones súper reconocibles y cantables, y hasta onomatopeyas que trasladan a un comic de Los Dalton. El número de la barra fija a nueve o diez metros de altura, con silla de montar en lo alto, es increíble, de los que te hacen apretar los dientes.

De mucho menor formato es Entre bous i vaques, de la compañía La Côte Folle, cinco artistas de Cataluña, Italia y Francia que rinden homenaje a los mayores y la memoria. Una sucesión de números de acrobacia dentro de un andamio cuadriculado, de dos pisos y sobre ruedas en el que participan mujeres del vecino barrio del Besòs. Porque La Côte Folle suele trabajar con entidades del entorno donde va a representar sus espectáculos.

O Domte, de la compañía Nacho Flores, un “dúo de tres”, como se autodenomina Celine Vitrolles, artista junto a Nacho Flores y el técnico y músico Roc Sales. Aquí la protagonista es una bestia que hay que domar, con números de equilibrios, música, clown y mucha participación del público.

No faltan en La Mercè en el Fòrum los juegos de madera de Toc de Fusta, zonas de sombra, y un pasillo de foodtrucks, sillas y mesas para que puedan comer y beber los que no han previsto que en el Fòrum no hay bares.

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