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Un inicio de curso inquieto en El Karmel de Terrassa: “Si las cosas no mejoran no descartamos cambiar de escuela”

En julio la dirección del colegio demandó a tres familias por calumnias tras las quejas de estas por un giro ultracatólico

Desde que en marzo estalló el caso de las denuncias de un grupo de familias de la escuela Mare de Déu del Carme de Terrassa por lo que consideran un giro ultracatólico de la dirección, se ha creado un clima de tensión y ambiente enrarecido en el centro, ya sea entre familias -algunas críticas, algunas defensoras de la titularidad- o entre familias y los gestores del centro concertado. El caso dio un giro en julio con la demanda de la escuela contra tres de ellas por calumnias. Sus más de mil alumnos volvieron el pasado lunes a las aulas, con los mismos nervios e ilusiones que otros niños, aunque entre muchas familias reina cierta incertidumbre y dudas por toda la situación. Algunas prefieren no hablar y las que lo hacen, piden hacerlo anónimamente para no tener problemas con el centro.

“Estamos preocupados. Nos quedan muchos años en la escuela y no sabemos qué nos encontraremos en los próximos cursos”, explica una madre con hijos en infantil y primaria. Asegura que, en su momento, eligió la escuela por ubicación y el prestigio que tenía y no le importaba que fuera religioso. “Nos dijeron que harían historia de las religiones, y ya nos parece bien porque es parte de nuestra historia, pero otra cosa es que te impongan una religión”, añade la madre, quien no descarta plantearse un cambio de centro. “Estamos a la expectativa, si las cosas no mejoran, nos lo pensaremos”.

Otra madre admite que ya llegó a este extremo y solicitó un cambio para este curso, pero no se lo concedieron por falta de plazas. Esta familia, con un niño en primaria, tomó la decisión por las denuncias que surgían, pero también por unos episodios vividos con su hijo. “Un día llegó y me preguntó si yo creía en Jesús. Le dije que eso era una opción libre y cada uno podía creer en lo que quisiera, y entonces se me puso agresivo”, explica. También notó que su hijo empezaba a hablar con ella en castellano. La dirección admitió una renovación de parte del profesorado de manera que algunas clases se empezaron a impartir en castellano, en contra de la normativa de la Generalitat.

Otra madre también explica que intenta, sin éxito, un cambio de centro. Ella es exalumna del Karmel, sobrenombre de la escuela, y asegura que la presencia de la religión, entonces no era tan intensa. Pero eso no es lo único que le preocupa. “También están los comentarios homófobos o racistas. El maestro es el referente de los alumnos y todo lo que diga nos preocupa”, apunta la mujer.

Con un sentimiento encontrado empieza el curso también uno de los padres que ha sido denunciado por el centro por calumnias. “Ahora empezamos tranquilos, pero es la calma antes de la tormenta. Lo que no puede ser es que el centro hable de intentar una conciliación con las familias y después te ponga una demanda”, lamenta. Sin embargo, de momento no se plantea un cambio de centro. “Escogimos una escuela progresista, de prestigio y con unos valores, pero son ellos los que han hecho un golpe de estado ideológico y lo que queremos es que se vayan ellos”, exige el padre, en referencia al cambio de responsables que se produjo en el centro hace tres años, con una entrada de miembros de movimientos ultracatólicos como los kikos o el Camino Neocatecumenal. La dirección actual ha rechazado hacer declaraciones a este diario.

Las familias más críticas -unas 150 han denunciado a la escuela ante los Servicios Territoriales- reclaman al Departamento de Educación más rapidez en la investigación que tienen abierta y que resuelvan pronto el expediente informativo que hay abierto desde hace seis meses. También hay familias con una opinión totalmente contraria. Una de ellas, que llegó hace dos años y tiene tres hijos en el centro, asegura estar encantada. “Todo es genial, pero la polémica es solo un jaleo de unas cuantas familias. La mayoría estamos encantadas”, asegura la mujer, que también es trabajadora de la escuela.

Este miércoles, muchas de las familias que se acumulaban dejaban a sus hijos en Infantil 3, y admitían que su preocupación era la adaptación a la nueva etapa. “Yo no me creo lo que se está diciendo, si no, no hubiera traído a mi hijo aquí”, zanja el padre, antes de marcharse con prisa.

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