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El Port de la Selva busca la calma tras el trauma por el suicidio de una pareja de hosteleros

Los propietarios de los restaurantes afectados por el cierre han recuperado sus locales y varios trabajadores han encontrado otro empleo

El Port de la Selva (Girona) empieza a pasar página tras el shock vivido este verano por el suicidio de una pareja de hosteleros que regentaban diez establecimientos en esta zona de la Costa Brava. La tragedia humana por el suicidio sigue muy presente en todas las conversaciones de esta localidad de apenas mil habitantes, pero el Ayuntamiento, los agentes económicos y los vecinos se han puesto las pilas para evitar que este drama perjudique aún más la vida social y económica de un pueblo que vive por y para el turismo. Según un comunicado emitido por el Consistorio de esta pequeña localidad de la Costa Brava que todavía se encuentra en plena temporada de verano con el 22% de sus bares y restaurantes de primera línea de mar cerrados, los propietarios de los siete negocios alquilados por la pareja que se quitó la vida, han podido recuperar la posesión de sus establecimientos. Además, algunos trabajadores fijos de la sociedad Corvaill del Port, que se quedaron en la calle en agosto, la mayoría mujeres, ya han encontrado nuevos empleos. “Tras unas semanas muy dramáticas, ahora se respira un ambiente muy diferente que hace 15 días, hemos recuperado mucho la tranquilidad, la gente se ha calmado”, asegura la alcaldesa, Lídia Ferrer.

En el comunicado, también agradecen al administrador único de la sociedad que regentaba los restaurantes, TQ-MR Family II SL, “su profesionalidad y diligencia” en la resolución de este problema que afecta “a los siete propietarios de locales en particular, y al municipio en general”. Los locales son Ca l’Herminda, la Brisa (antes La Llevantina), El cafè de la Marina, la Bámbola, Ave María, Can Rubiés y Ca la María (antes Cafè España). Por su parte, el administrador ha confirmado a EL PAÍS que “se han podido liberar los locales para que todos sus propietarios puedan volver a alquilarlos y el resto del proceso sigue su curso”.

El Consistorio, con la finalidad de convertir “este terrible contratiempo en una oportunidad”, anima a los propietarios a “iniciar nuevos proyectos valientes, de calidad, diferenciados entre sí, que den el valor añadido que el Port de la Selva merece”, que seguro que irán a favor de todos, propietarios, trabajadores, vecinos y visitantes. Además, les animan también “a dar prioridad, en el proceso de selección del personal, a la gente del municipio que ha perdido su trabajo a causa de este triste suceso”. Se calcula que el cierre inesperado de los locales afectó a un centenar de trabajadores. Ya empieza a haber resultados, al menos uno de los propietarios ya se ha puesto manos a la obra para volver a abrir y ofrecer desayunos y servicio de bar y al menos dos trabajadores afectados podrían recolocarse. A día de hoy al menos dos más han encontrado otro empleo, uno en un restaurante del pueblo y el otro en Llançà, explican varios vecinos.

La alcaldesa ha detallado a este diario que el administrador único se encargó de rescindir los contratos de los propietarios de los locales para que recuperaran sus negocios, de pagar las nóminas hasta final de agosto o principios de septiembre, dependiendo de cada caso, y arregló los papeles para que los trabajadores fijos, que eran del municipio, pudieran cobrar el paro y, en caso de que les correspondiera, un finiquito a cargo del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). En cuanto al lamento de muchos vecinos, porque la población volverá a quedarse sin restaurantes en invierno —los últimos años al menos había habido uno—, Ferrer indica: “Volvemos a la situación que habíamos tenido siempre”, y se muestra convencida de que “la temporada que viene volverán a abrir todos”.

Tras el suicidio de José Andrés Bel, Pepito, de 71 años, y Adela Esteban, de 68 años, como nuevo administrador único de su sociedad Corvaill del Port, quedó con el 51%, TQ MR Family II, que hasta el momento era el socio inversor. En un comunicado remitido a este periódico aseguraba que estaban “analizando en detalle la situación y viabilidad de la compañía”, y se comprometió a actuar “con la máxima responsabilidad y rigor empresarial” para dar la mejor solución posible. La sociedad asegura que está “trabajando con rapidez y diligencia para minimizar cualquier perjuicio y para que todas las personas afectadas puedan recuperar la normalidad lo antes posible”. No obstante, advertía que presentaba “una situación compleja por costes y endeudamiento”. Según el comunicado, los trabajadores de los nueve locales de la sociedad Corvaill del Port están al corriente de pago.

El octavo local cerrado en la población es el Xiri de la Platja gran, en este caso era un concurso municipal para la explotación de servicios de temporada en las playas. Adela ganó el concurso en junio de 2024 por un importe de adjudicación de 35.000 euros. Al fallecer ella en junio quedó para su marido, y al fallecer él el 20 de agosto, debe mirarse si hay herederos. En el caso de que no los haya, el Consistorio lo volverá a sacar a concurso.

También están afectados el Xiri de Grifeu, en Llançà, de la misma sociedad, y en la Selva de Mar el restaurante y área deportiva El Brascó. En este caso es de una sociedad diferente y todavía no ha trascendido qué va a suceder con todos sus trabajadores (era el que tenía más), que empezaron a quedar en la calle a partir del 10 de agosto. Aunque quien más quien menos hace sus especulaciones, lo que se desconoce con exactitud es cuántos vecinos invirtieron en los negocios de la pareja, y qué cantidades pueden haber perdido.

La alcaldesa, que piensa que “ahora necesitan tranquilidad”, sostiene: “Hemos tocado fondo y tocará renacer”.

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