El aumento de las ayudas a alumnos vulnerables se atrasa por la falta de presupuestos en Cataluña y la lentitud de los trámites

Educación ve “muy complicado” incrementar los importes de las ‘mochilas escolares’ que cubren los costes de escolarización de estudiantes NESE

Alumnos de un centro concertado con muchos alumnos vulnerables, en el barrio del Raval de Barcelona.Carles Ribas

El Departamento de Educación de la Generalitat anunció hace justo un año -entonces en manos de ERC- que abría un proceso para revisar al alza el importe de las conocidas como mochilas económicas que acompañan a los alumnos vulnerables. Para ello, encargó al Síndic de Greuges que actualizara el coste de la plaza escolar porque actualmente se toma como referencia el cálculo realizado en 2019. Pero el proceso ha sido más largo de lo esperado y el Síndic calcula que tendrá listo su informe a finales de junio (se preveía a finales de 2024). Si a esto se le añade la falta de presupuestos (cosa que limita el aumento del gasto), Educación ve “muy difícil” que se pueda subir el importe de las mochilas el próximo curso.

Estas ayudas se pusieron en marcha el curso 2022-23 porque era una de las medidas contempladas dentro del Pacto contra la Segregación Escolar como una forma de motivar el reparto más igualitario de estos alumnos entre los centros educativos de diferente titularidad. Entonces, se estableció un importe de 384,66 euros por niño en la pública al año y 988,1 en la concertada, que recibieron los alumnos que empezaban Infantil3 y 1º de ESO. Con todo, las escuelas privadas con un alto volumen de alumnos vulnerables ya recibían subvenciones parecidas.

Como año tras año estas ayudas llegan a más criaturas, y cada vez se detectan más, la dotación que destina Educación se ha ido disparando en poco tiempo: de los 34 millones del curso 22-23 (sumando los 9 millones de las mochilas y 25 en modo de subvenciones) se ha pasado a una previsión de 88 millones este curso, a repartir a partes iguales entre públicas y concertadas, aunque en el primer caso llegan a 117.000 alumnos y en el segundo, a 27.600, según los datos facilitados por Educación a principio de curso.

El importe de estas ayudas debería cubrir todos los gastos de escolarización, desde el material escolar, los libros, las excursiones o la sexta hora de la concertada, aunque también se han producido denuncias de familias beneficiarias de las mochilas que son obligadas a pagar, especialmente en las escuelas concertadas, por conceptos que ya tienen subvencionados. Los centros privados hace tiempo que piden la revisión de los importes de las ayudas porque aseguran que no cubren todos los gastos de escolarización y que la inflación ha aumentado estos años ha agravado el déficit estructural.

En detalle, teniendo en cuenta el coste de la plaza en la concertada (4.224 en primaria y 5.077 en la ESO) y restando la financiación de la Generalitat, resulta una deuda de entre 1.500 y 1.800 euros, respectivamente. Una cifra que supera los 988 euros de las mochilas. Además, la inflación ha agravado estos años el déficit estructural. El sector de la concertada hace tiempo que alerta de que los números rojos afecta especialmente a los centros de iniciativa social, que pueden llegar a concentrar un alto porcentaje de alumnos vulnerables, y al no poderse financiar vía cuotas de las familias, a estas escuelas no les salen los números y las que no cuentan con una potente congregación que las respalde acaban por cerrar las puertas. Este año ya lo han anunciado dos, mientras que una tercera, la MDP de Igualada, se integrará el curso que viene en Escola Pia.

Recogiendo estas quejas -que también pronuncian las direcciones de la pública-, Educación se comprometió hace un año a revisar los importes y actualizarlos a los precios actuales, teniendo en cuenta el aumento de los costes tras la pandemia. El Departamento encargó al Síndic que revisara el cálculo del coste de la plaza. La institución pensaba tenerlo listo a finales del año pasado, ya que solo era necesario actualizar los importes de las partidas, ya que no se volvía a abrir el debate de los conceptos que se debían contabilizar.

Pero en una reunión celebrada la semana pasada por la comisión encargada de esta tarea -que forman representantes del Síndic, del Departamento y de los colegios concertados-, se puso como fecha de entrega del informe el mes de junio. Según sus miembros, el cambio de gobierno ha ralentizado el trabajo, ya que no ha permitido celebrar las reuniones necesarias y además “han cambiado los interlocutores”. Tampoco ayuda que la Generalitat no cuente con nuevos presupuestos, ya que tiene limitada la capacidad para aumentar el gasto y debe decidir qué acciones prioriza en las ampliaciones de crédito que tiene previsto hacer.

Otra de las quejas de las escuelas concertadas es el retraso en los pagos, ya que a estas alturas todavía no han cobrado las ayudas de este curso, cosa que les obliga a adelantar el dinero del material y las excursiones. Para agilizar el cobro, el Departamento también anunció hace un año que dejaría de pagar las mochilas vía subvención y que lo incorporaría dentro del módulo del concierto que cobran mensualmente, pero la falta de presupuestos también lo ha frenado, aunque sí que es cierto que ha habido un cambio y este año las ayudas se otorgan por resolución directa.


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