El fiasco de la investigación de ERC sobre los carteles de los Maragall abre un nuevo frente entre Rovira y Junqueras

La comisión de garantías dice que no puede identificar al autor de la campaña pero apunta a que el expresidente conocía la existencia de la misma

El exlíder de filas de Esquerra Republicana en Barcelona, Ernest Maragall, cuando anunció en julio pasado que rompía el carnet del partido.Kike Rincón (Europa Press)

La pugna interna de Esquerra Republicana por hacerse con el liderato de la formación cuenta desde este martes con un nuevo frente de confrontación entre Oriol Junqueras y Marta Rovira. Hasta ahora, las acusaciones mutuas de consentir malas praxis y las dudas sobre el grado de conocimiento de ambos líderes sobre la existencia de campañas “b” como la de los carteles de los hermanos Maragall formaban parte de la munición en la carrera al Congreso de noviembre. Pero todo ha cambiado este martes, con la salida a la luz de parte de la investigación interna del partido sobre los hechos y que orgánicamente se había pactado, en julio pasado, mantener bajo secreto hasta que se resolvieran los expedientes disciplinarios. De momento, ya han comenzado los reproches cruzados sobre la instrumentalización de la polémica en el camino al cónclave. También está por verse el impacto que pueda tener dentro de la militancia el hecho de que la comisión de garantías haya dictaminado que no es posible determinar quién es el ideólogo tras los carteles.

La comisión de garantías entrevistó a como mínimo ocho militantes y cargos del partido -incluida Rovira- y a un número indeterminado de trabajadores del departamento de prensa. La información recogida por ese órgano, según ha adelantado RAC-1 y han reconfirmado a este diario otras dos fuentes de la Ejecutiva, no permite identificar al autor intelectual de la campaña de contraste que ironizaba con la enfermedad del expresident Pasqual Maragall y por cuya gestión errática el propio Ernest Maragall abandonó la militancia del partido. Pese a ello, sí hay testimonios que aseguran que el propio exdirector de comunicación del partido, Tolo Moya, verbalizó que la responsabilidad era suya y que la campaña de contraste “se le había ido de las manos”. La comisión entiende que Moya no hizo bien su trabajo al no gestionar adecuadamente los asuntos de su departamento.

El exdirector de comunicación de los republicanos lleva meses denunciando que la investigación está viciada y desde un principio alertó que tenía pruebas que demostrarían que altos cargos de la cúpula republicana sabían del escándalo antes de que se hiciera público en los medios de comunicación. En verano, de hecho, trascendió un audio donde se debatía cómo gestionar a nivel mediático que fuera público que unos carteles que fueron rechazados de manera unánime por todas las fuerzas políticas habían salido de la propia ERC. Junqueras siempre ha insistido en que solo se ha enterado de la existencia de las campañas de contraste que el partido hacía a través de un tercero “por la prensa” pero el informe considera probado todo lo contrario, que sì tenía conocimiento de ello. Fuentes de la candidatura del que fuera exvicepresident lamentan que en las pesquisas no se le llamara a rendir testimonio y que sea la palabra de Rovira la que sustenta toda la tesis.

El contenido del informe fue presentado el pasado mes de julio ante los miembros del Consell Nacional, en una reunión que se celebró el mismo día que Rovira volvió a España tres siete años huida de la justicia. También se remitió a los miembros de la Ejecutiva una versión más larga. Ante la crisis reputacional desatada por los carteles, el interinaje en la dirección tras la renuncia de Junqueras y el debate abierto sobre si apoyar o no la investidura de Salvador Illa, se pactó no hacer público el texto hasta que se resolvieran los expedientes disciplinarios, que siguen abiertos. En uno de los casos, el considerado más grave, se pedía la expulsión del partido. ERC nunca hizo público el nombre de los militantes afectados, escudándose en la ley de protección de datos.

La lista de entrevistados por la comisión de garantías deja en negro sobre blanco quienes son los afectados por esas medidas disciplinarias. Se trata, a parte de Moya, del exdiputado Sergi Sabrià (que renunció en su día del cargo de viceconsejero de la Generalitat aclarando que no estaba vinculado con esa campaña), Marc Colomé (que dejó la Ejecutiva por diferencias con Junqueras) y uno de los jóvenes que los Mossos en su día identificaron como uno de los responsables de pegar los carteles sobre los Maragall en Barcelona.

En declaraciones a RAC-1, Moya ha calificado de “broma” las conclusiones del comité de garantías y ve la mano de la dirección interina intentando “tapar” responsabilidades de su entorno. “Yo no fui el que montó la estructura [para hacer las campañas de contraste del partido]”, ha enfatizado el exencargado de la comunicación del partido, señalando así a Sabrià como el real responsable. Maragall también ha valorado el informe, asegurando que evidencia cierto “descontrol interno” que reinaba en el partido.

La precandidatura de Foc Nou, que ya ha propuesto antes de los últimos acontecimientos que una empresa externa sea la que investigue y depure responsabilidades sobre la campaña de falsa bandera, ha escrito un mensaje en las redes sociales alertando del riesgo del riesgo de que la posible escalada en el enfrentamiento entre junqueristas y roviristas -la secretaria general no aspira a ningún cargo pero sus fieles están bajo el paraguas de la lista Nova Esquerra Catalana- genere desafección y aleje a la militancia del proceso electoral interno. El nuevo frente de choque, aún de consecuencias difíciles de cuantificar, llega el día después de que la líder interina de ERC, en su balance de gestión, saliera al paso de los ataques personales de Junqueras y le acusara de pactar a sus espaldas con el PSC en las Diputaciones provinciales y de cara a entrar en el Ayuntamiento de Barcelona.



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