El sello Kasba celebra 20 años con la edición de 11 vinilos que recuperan su historia

El fundador de la discográfica, Joni D: “Los años han tratado mejor al punk que a los denominados sonidos mestizos”

Joni D y Amparo Martín, dueños y creadores del sello discográfico Kasba, que este año cumple 20 años.massimiliano minocri

La historia no siempre se escribe con mayúsculas. Es más, por lo general tiene muchas minúsculas. En esas letras se escribe la trayectoria de Kasba Music, el sello que este año celebra su vigésimo aniversario con la edición mensual de 11 vinilos, sí vinilos, que recuperan parte de esa historia en la que sus dos ejes fundamentales. Por un lado lo que en su día se llamó música mestiza, sí aquella que exportó Barcelona justo antes de la llegada masiva del turismo. Por el otro el ...

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La historia no siempre se escribe con mayúsculas. Es más, por lo general tiene muchas minúsculas. En esas letras se escribe la trayectoria de Kasba Music, el sello que este año celebra su vigésimo aniversario con la edición mensual de 11 vinilos, sí vinilos, que recuperan parte de esa historia en la que sus dos ejes fundamentales. Por un lado lo que en su día se llamó música mestiza, sí aquella que exportó Barcelona justo antes de la llegada masiva del turismo. Por el otro el punk, la música matriz del director del sello, Joni D (D de destruye, nobleza obliga): un activista musical que siendo apenas adolescente ya organizaba conciertos en el Zeleste de Chema “Campeón” (el programador que abrió la sala a mundos más allá de lo laietano) y que tocaba con su hermano Ferran, desafortunadamente fallecido en 1996 con aquel increíble parecido físico a Joey Ramone, con quien formó parte del seminal movimiento punk/hardcore de Barcelona y editó piezas hoy de coleccionismo como la primera maqueta de Desechables. “Desde la muerte de Ferran ya no ha habido muertes que me hayan impresionado tanto”, dice Joni frente a un bocadillo que espera su mordisco.

Pero con sus palabras no se acaba de explicar cómo el sello se ha mantenido 20 años en el mercado: “Quizás es que somos eclécticos pero mantenemos una forma de trabajar que nos hace personales. Puede influir también que no tenemos conciencia empresarial”, añade en un juego de palabras que oculta un espíritu en el fondo romántico. Joni Sahún (Barcelona, 1968) responsabiliza a su pareja desde hace tres décadas, Amparo Martín (Barcelona, 1962), de su apertura mental: “Yo era punk de libro y ni había escuchado a Mano Negra. Gracias a Amparo mi cabeza se fue abriendo a otros estilos y eso se ha notado en la personalidad del sello”. Aunque la fama se la llevaron Ojos de Brujo, la lana la tejieron Joni y Amparo, con bandas como Color Humano o Dusminguet, pioneros del después llamado mestizaje.

Con estos últimos, recuerda, “teníamos casi preparada una gira por Euskadi para que Ezan Ozenki –entonces sello de Fermín Muguruza- los viese y cerráramos el acuerdo, pero apareció Virgin y se los llevó”, rememora sin resquemor. Otro puntal en su trayectoria ha sido precisamente Fermín Muguruza y sus proyectos: “Yo organicé en Barcelona el primer concierto de Kortatu fuera de Euskadi, en abril de 1984″, evoca con memoria casi digital. Su relación con los Muguruza, ha trabajado con los tres hermanos (Jabier, Fermín e Iñigo) trenzada desde la época de los fanzines en los que Joni estuvo implicado, se ha ampliado con el tiempo, hasta el punto de que el disco que ha abierto la celebración de los 20 años de Kasba ha sido el directo (doble vinilo) Fermín Muguruza Kontrabanda, grabado en la sala Apolo en 2004 en plena época de ofensiva censora contra el músico vasco; mientras el que la cerrará el próximo diciembre es un recopilatorio de Sagarroi, el proyecto más sensible e intimista del desaparecido Íñigo Muguruza.

Joni D y Amparo Martín, fundadores y propietarios del sello Kasba, que cumple dos décadas y lo celebra editando 11 vinilos que recuperan su historia.massimiliano minocri

Entre ambos discos hay una amplia muestra de lo que ha sido la música que ha pasado por las manos de Joni y Amparo a lo largo de sus diferentes proyectos empresariales (tanto discográficos como de agencia de representación y promotora). En general hay un claro acento underground, con discos como el de Maniática, una banda de punk-rock de Villena, “que es uno de los discos cuya pre venta nos indica que será un éxito, fueron un grupo muy potente entre 1988 y 1993″, asegura Joni mirando de soslayo su casi sin estrenar bocadillo. Un disco de TNT, la banda granadina donde militó el desaparecido Javier Arias junto a José Antonio García (luego en 091); recopilatorios como Catalunya Explota (grupos de hardcore-punk), Barcelona Sound (La Pegatina, Cheb Balowski, Amparo Sánchez, etc), Dones en la Kasba (con voces sólo femeninas como Aiala, Ginestà, Nakany Kanté); discos como el primero de la Kinky Beat (Made In Barna), Color Humano (Zumo de vida), Pixamandurries (una de las primeras referencias de rock en catalán pero sin ser rock català) o Cristian Dios con Malas tierras, álbum inédito de una de las bandas más populares de la Barcelona ochentera y a la sazón último disco en el que tocó Ferran, el hermano de Joni, forman parte de las ediciones de celebración. Parece que lo que en inicio parecía una descabelladla aventura empresarial, once vinilos editados a razón de uno al mes, está siendo un éxito.

“Todo tiene su explicación”, asegura Joni, quien aprovecha la formulación de las preguntas para lanzar ataques a su paciente bocadillo: “Datos: en el primer semestre del 2023, con un catálogo de menos de 40 vinilos y 210 compactos facturamos un 80% en vinilo y un 20% en cd’s. Vendemos mucho vinilo, aunque el streaming, pese a pagar fatal y a que no me resulta simpático por su trato a los artistas, supone la parte del león de nuestros ingresos”. Y no, fieles a una filosofía de vieja escuela, Kasba no gana dinero de los conciertos de sus artistas, pues no cree en el concepto 360 grados (cuando la discográfica controla casi todo en la carrera de sus artistas). En Kasba tampoco se hacen contratos por más de un disco y se apuesta por propuestas minoritarias. “Aún con todo aquí estamos, con buenas condiciones de distribución y viendo que esta colección que muchas personas veían como insensata está yendo como necesitábamos que nos fuese. Incluso hemos vendido bastantes colecciones completas”, celebra.

Pero, es innegable que los tiempos cambian, y con ellos los artistas y sus estilos. De hecho, no teniendo bastante con trabajar junto a su mujer Amparo, Jara, la hija de ambos, es artista bajo el nombre de Aiala, y hace música actual, de esa de la que su padre hubiese abjurado cuando era un chaval. Pero Joni ha ido envejeciendo abrazando la flexibilidad: “No entiendo a esos de mi generación que desprecian el regaetton o el trap. Te pueden gustar o no, pero es la música de las nuevas generaciones. Repetimos con los más jóvenes los prejuicios que nuestros padres tuvieron con nuestra música”, afirma enfático. ¿Y la relación con tu hija, una artista?. “Pues no es tan problemática por ser mi hija, como por pertenecer a otra generación. Las personas con menos de 35 años tienen otra forma de ver el mundo, cosa comprensible viendo en el entorno que viven, y por ejemplo son capaces de enviarte un mensaje un domingo por la tarde para exigirte no sé qué. Todo es muy inmediato, todo es para ya y te quieren siempre conectado. No hay horarios. Están muy presionados”, sugiere comprensivo.

Con el tiempo como protagonista de la historia musical, Joni cree que “los años han tratado mejor al punk que a los denominados sonidos mestizos o de fusión”. “Primero precisar que antes de mestizaje se usaba el término crossover y que fue a partir de la introducción de los sonidos latinos cuando se comenzó a hablar de mestizaje, cuando en realidad deberíamos hablar de fusión. En Latinoamérica ya se hacía, como vieron Manu Chao y Negu Gorriak viajando por allí. Aquí comenzó con un sustrato político, los primeros grupos se habían formado en casas ocupadas, un sustrato que se fue perdiendo con el tiempo a favor de lo festivo”, concluye casi al mismo tiempo de dar por finalizado su almuerzo. Le esperan más años de activismo musical.

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