Copa del América: Dan Smith o cómo ahorrar 600.000 litros de agua tras ver una foto en el periódico
Un constructor del equipo Alinghi Red Bull Racing ideó un sistema de potabilización cuando le explicaron qué significaba en Cataluña ver la iglesia del pantano de Sau sobresalir de la superficie
A Dan Smith (Nueva Zelanda, 41 años) lo ficharon para construir barcos y terminó ahorrando miles de litros de agua al día. No sabe si está más orgulloso de cómo navega el barco AC75 en el mar de Barcelona a seis meses del inicio de la Copa del América o de la ruidosa máquina que se esconde en uno de los barracones de la base del Alinghi Red Bull Racing en el Maremagnum, en la capital catalana. Ab...
A Dan Smith (Nueva Zelanda, 41 años) lo ficharon para construir barcos y terminó ahorrando miles de litros de agua al día. No sabe si está más orgulloso de cómo navega el barco AC75 en el mar de Barcelona a seis meses del inicio de la Copa del América o de la ruidosa máquina que se esconde en uno de los barracones de la base del Alinghi Red Bull Racing en el Maremagnum, en la capital catalana. Abre la puerta del barracón, llena un vaso de agua de un grifo poco convencional y lo ofrece a sus interlocutores. “Toma, verás que está muy buena”, dice. No miente. Lo está. “Cada día bebemos y limpiamos los barcos con esta agua. No podíamos estar tirando miles de litros de agua potable cuando a la ciudad le falta”, explica.
Smith conoció la sequía catalana a finales de 2022. Las fotos de la iglesia del pantano de Sau descubierta inundaron las páginas de los periódicos y le impactó su significado como indicador hídrico. “Leí que cuando se descubría parte del campanario significaba que faltaba agua en las reservas. ¡Y la iglesia se veía entera!”. Cogió el coche con su familia y se fue a ver el pantano personalmente. “Fue impactante ver los niveles de agua tan bajos”. El global de los embalses en Cataluña estaba al 33% de su capacidad. Ahora, apenas superan el 15% y la Generalitat decretó hace una semana la fase 1 de la emergencia por sequía.
Aún impactado, Smith hizo números. Para limpiar el AC75, el Alinghi Red Bull gastaba unos 1.500 litros de agua dulce. Y si añadía los chasing boats (las embarcaciones que siguen al velero deportivo y analizan al minuto sus datos de rendimiento cuando sale al agua), el spy boat (comparte información con el resto de los equipos para evitar el tradicional espionaje) y el uso corriente de una base con 130 trabajadores, la cifra alcanzaba los 5.000 litros diarios. Demasiado. “Era mucha agua. Y sentíamos que si la ciudadanía hacía esfuerzos para combatir la sequía nosotros también teníamos que hacerlos”. ¿Por qué no se puede limpiar un barco con agua salada? “Tras el proceso de evaporación del agua, la sal permanece y corroe el carbono del casco. Daña la embarcación”, responde Smith, establecido en Barcelona junto al resto del equipo desde 2022 para prepararse para la edición de este 2024.
Exmecánico en una empresa privada de barcos y actual constructor del equipo, Smith sabía que algunos yates tenían pequeños circuitos para potabilizar agua salada y planteó a sus susperiores crear un mecanismo de desalinización. Contactó con una empresa de Girona, con quien ideó unos filtros especiales: no es lo mismo potabilizar el agua del río que la del puerto, especialmente contaminada por el gasoil de los barcos.
Tras instalarse definitivamente en septiembre del 2023 en la nueva base del Maremagnum, el equipo estableció en un barracón el nuevo circuito de potabilización. Una bomba extrae agua directamente del mar y el 10% se convierte en agua de consumo humano una vez se han filtrado la sal y todos los elementos nocivos. El 90% restante, se devuelve al mar. El agua consumible se guarda en un depósito con diversos salientes, dependiendo del uso que se le quiera dar. “Esta agua es más buena que la de la ciudad”, reivindica Smith, que señala el indicador de la potabilizadora para demostrarlo: 79 ppm (parts per million en inglés, uno de los valores que indica el nivel de sustancias del agua), menos de los 112 que se recogen en el último informe de la calidad del agua de El Prat de Llobregat.
La máquina puede convertir entre 12.000 y 15.000 litros de agua al día, y desde su puesta en marcha, hace cuatro meses, el equipo ha ahorrado unos 600.000 litros de agua, lo que equivale al consumo máximo en la fase 1 de emergencia (200 litros por día) de unas 3.000 personas en este periodo.
El equipo no concreta el coste de la potabilizadora. “Unas docenas de miles de euros”, plantean desde los puestos de mando, sin dar más detalles. La parte positiva es que la energía necesaria para poner en marcha la potabilizadora está cubierta por los paneles solares instalados en el techo de la base. “Ahorrar esta agua no tiene coste económico. Esto también es un proyecto ecológico”.
Ahora el Port de Barcelona se ha interesado por la potabilizadora del Alinghi, y la propia organización de la Copa del América ha comunicado a los equipos que tendrán que tomar medidas para ahorrar agua. “La idea de Smith fue brillante. No sé por qué no hay más máquinas como estas en otros sitios, la verdad. La situación lo requiere”, cierra un alto mando del Alinghi.
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