Las protestas por las okupaciones en la Bonanova tensan el inicio de campaña en Barcelona
Las manifestaciones antagónicas en la zona alta de la ciudad, una de ellas jaleada por las derechas, acaban sin incidentes
Las protestas por los dos bloques okupados de la Bonanova, uno de ellos desde hace siete años, han tensionado el inicio de campaña en Barcelona. Con un despliegue policial sin precedentes desde los disturbios por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, los Mossos han evitado que las personas a favor de los dos bloques y los llamados a manifestarse por Desokupa, alentados también por partidos como Ciudadanos, Vox y Valents, no hayan coincidido. Las dos marchas, con medio millar de personas cada una de ellas, se han desarrollado sin incidentes reseñables hasta las 22 horas y sin que hayan llegado a verse las caras.
La Bonanova se ha convertido en el asunto del inicio de la campaña electoral de las municipales en la ciudad. Animados por las derechas, la candidata de Ciudadanos, Anna Grau, convocó cada martes, desde mediados de marzo, una protesta por los dos bloques ocupados, La Ruïna y el Kubo, ante supuestas amenazas y agresiones a los vecinos. A la campaña se sumó Desokupa, la empresa que desaloja viviendas de manera extrajudicial, que marcó en el calendario el 11 de mayo: ese día aseguraban que les iban a echar a la fuerza.
Con el foco mediático, las protestas fueron ganando atención y añadiendo tensión. “Lo único que ha pasado es que algunos quieren rascar cuatro votos”, aseguró a este diario el presidente de la asociación de vecinos, Josep Maria López Ciuré. Los Mossos pusieron el foco en el 11 de mayo y catalogaron las manifestaciones a favor y en contra de los okupas de peligrosas, con altercados asegurados. Finalmente, Desokupa anunció que renunciaba a desalojarlos —algo para lo que de todos modos no tenía cobertura legal—, pero mantuvo la manifestación en el lugar.
En paralelo, la Sareb, propietaria de los dos edificios, solicitó al juzgado una medida cautelar para desalojarlos. La petición fue rechazada. Uno de los edificios ya tenía fecha para el lanzamiento, pero los Mossos solicitaron paralizarla hasta poder hacerlos los dos a la vez porque son colindantes y además están comunicados.
En las protestas, la marcha de las personas a favor del movimiento okupa lanzó proclamas antifascistas, a favor del derecho a la vivienda y contra la especulación. Con duras críticas a los medios, denunciaron ser víctimas de una campaña orquestada por Desokupa y la extrema derecha. Por su parte, los seguidores de la empresa, con su líder a la cabeza, Daniel Esteve, lanzaron proclamas del tipo “a por ellos” e insultos a la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau. Mientras esperaban, pidieron un centenar de pizzas, en una jornada que quisieron dibujar de festiva.
Unos 300 Mossos y 80 guardias urbanos custodiaron las dos protestas, con helicóptero y drones de apoyo. Los mandos del cuerpo montaron un centro de coordinación para seguir en directo las manifestaciones, que a última hora de la noche se saldaron sin ningún incidente relevante.
La campaña de las fuerzas de la derecha para rentabilizar electoralmente la situación ha arreciado este jueves, con la visita del candidato de Vox a la alcaldía de Barcelona, Gonzalo de Oro-Pulido, a las dos casas de la Bonanova. Ya en la noche del miércoles, las candidatas de Ciudadanos y Valents (Anna Grau y Eva Parera, respectivamente) lograron que el tema monopolizara la primera parte del debate electoral de RTVE, ante las quejas de la alcaldesa Ada Colau y del líder socialista, Jaume Collboni. Grau les acusó de falta de autoridad y de dar instrucciones a las fuerzas del orden para no actuar. El candidato del PP, Daniel Sirera, por su parte, molestó a Colau al recordarle que fue “una okupa”. Finalmente, ni Valents, ni Ciudadanos ni Vox han tenido una participación activa en las protestas de este jueves en la Bonanova.
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