La familia marroquí agredida por un conductor de bus en Barcelona: “Intentó quitarme el velo para hacerme sentir mal”

Un chófer afronta una petición de diez meses de cárcel por humillar a una mujer que viajaba con sus tres hijos tras un incidente por un billete caducado

La víctima de una agresión racista declara en el juicio contra un conductor de los autobuses públicos de Barcelona.

El racismo, cuando se sufre, deja huella. Hanan B. y sus tres hijos no han olvidado la humillación a la que fueron sometidos la tarde del 29 de mayo de 2020, en plena pandemia, cuando viajaban en un autobús público de Barcelona. Con el pretexto de un abono caducado, el conductor insultó a la madre y, tras forzar a la familia entera a bajar del vehículo, trató de arrancarle el pañuelo que cubría su cabeza. “Intentó quitarme el velo para hacerme sentir mal”, ha ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El racismo, cuando se sufre, deja huella. Hanan B. y sus tres hijos no han olvidado la humillación a la que fueron sometidos la tarde del 29 de mayo de 2020, en plena pandemia, cuando viajaban en un autobús público de Barcelona. Con el pretexto de un abono caducado, el conductor insultó a la madre y, tras forzar a la familia entera a bajar del vehículo, trató de arrancarle el pañuelo que cubría su cabeza. “Intentó quitarme el velo para hacerme sentir mal”, ha explicado la mujer, este martes, en el juicio contra el trabajador, que afronta una petición de diez meses de cárcel por un delito contra la integridad moral.

La mayor de los tres hijos de Hanan, que ahora tiene 17 años y luce en la cabeza un pañuelo negro como el de su madre, ha explicado con firmeza, aunque a ratos al borde de las lágrimas, cómo ha afectado ese episodio a sus vidas. “Claro que me he sentido humillada. Alguna vez había recibido insultos racistas, pero nunca habían llegado a esa gravedad. Siempre voy en autobús al instituto, pero cuando pienso que puedo vivir lo mismo…” Su hermana, que tenía nueve años, empezó a mearse en la cama y sufrió pesadillas. Y el más pequeño, que apenas tenía tres años, se niega a subir a “autobuses rojos”, el color de la flota que la empresa pública Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) opera en la ciudad.

Hanan y sus tres hijos subieron al bus V16 en el barrio del Carmel, casi en la falda de la sierra de Collserola, con la intención de llegar hasta la Barceloneta, a pie de playa. La madre y la hija mediana marcaron su abono de transporte sin problemas. Pero el de la mayor no funcionó. “Se me había rallado la banda magnética y me dieron una tarjeta de recambio. Estaba caducada porque, con la pandemia, la nueva T-16 aún no había llegado. Nos dijeron que no habría problema porque la situación era la que era”, ha declarado la menor, que ayudó a su madre a hacerle entender esa circunstancia al conductor. Ahí empezó la lluvia de insultos desde el volante.

“Nos miraba con cara de odio”

“Nos miraba a través del espejo con cara de odio y nos hacía comentarios: “Id a vuestro país, venís aquí vivir del cuento”, ha explicado la mayor de las hijas. La Fiscalía considera que el chófer “dejó a la familia expuesta a la mofa” de los otros pasajeros y generó en sus miembros “sentimientos de humillación que menoscabaron su dignidad”. El conductor, han explicado las afectadas, estaba “nervioso”. Y se enfadó todavía más después de un incidente de tráfico con un motorista que se le cruzó en la ruta. A la altura del paseo de Sant Joan, antes de que Hanan y sus hijos llegaran al destino, se puso en pie y se dirigió a ellos: “Os gusta vivir gratis en este país. Ahora os bajáis”.

La hija mayor intentó convencer a su madre de que prosiguieran el viaje. “Le decía que no habíamos hecho nada mal y no teníamos por qué bajar”. Pero el instinto de protección de Hanan pesó más. “Les dije: ‘Hay personas que nos aceptan y hay personas que no. Nos bajamos porque este señor no está bien, o está loco, no recuerdo qué exactamente”, ha contado la mujer. El comentario acabó de encender al conductor, que hizo ademán de arrancar el autobús pero volvió a frenarlo y bajó a la calle. Ahí pasó de las palabras a los hechos, según la acusación.

El conductor sacó el teléfono móvil para grabar a la mujer mientras le estiraba del velo y apartaba a las hijas, que se habían arremolinado en torno a ella, con los brazos. “Me llamó puta, zorra, mientras iba apartando a los hijos. Estaba fuera de sí, me daba miedo”, ha contado Hanan. “A mí me estiró del pelo, en ese momento no llevaba el velo”, ha contado la hija mayor. Varias personas presenciaron el incidente en la calle y algunas acudieron a socorrer a la familia. Como Noemí C., que vio cómo el hombre “empezó a insultar” a la mujer diciéndole “puta, vete a tu país”. La testigo no vio agresiones concretas, pero sí “un forcejeo” del conductor, que intentaba “grabarle la cara” a los menores.

En su declaración como acusado, el conductor lo ha negado todo. Ha dicho que, cuando comprobó que la tarjeta de una de las menores estaba caducada, sugirió a la mujer que “comprara una T-10″ (una tarjeta válida para diez viajes) porque “técnicamente” la chica “no había pagado”. Ha añadido que la mujer bajó voluntariamente del autobús y que fue entonces, desde la calle, cuando ella le amenazó. “Me hizo un gesto obsceno y se pasó el dedo índice por el cuello”. El conductor ha asegurado que bajó del bus para hacerle una foto (“para tener una prueba por si me agredían”) y ha afirmado que en ningún momento la tocó. “Llevaba el pañuelo, pero yo no entro en el tema religioso”, ha dicho el acusado, que ha defendido su trayectoria de 15 años como conductor de TMB, empresa en la que sigue trabajando. “En mi autobús suben personas de toda condición y religión y nunca han tenido ningún problema conmigo”. El incidente, ha insistido, tiene que ver solo con el billete caducado y no, como sostiene la Fiscalía, con su odio a los musulmanes. “El fraude no entiende de religión, edad o posición social”.

Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En