Los manifestantes de la Diada: “La ciudadanía tiene que ir por su cuenta”

Los independentistas convocados por la ANC critican la ausencia de Aragonès y añoran la transversalidad de hace diez años

Asistentes a la manifestación de la Diada de Catalunya convocada por Asamblea Nacional Catalana (ANC), la tarde del 11 de septiembre de 2022.Carles Ribas

Carla y Laia acuden a la manifestación de la Diada con varios amigos de Reus (Tarragona) desde que eran “muy pequeñas”, aseguran, sobre el año 2010. Ahora adolescentes, afirman que la escena más “surrealista” que vivieron en sus primeras protestas fue la cadena humana que recorrió 400 kilómetros por toda Cataluña en 2013. Lejos de esa hazaña, en la tarde de este domingo en la manifestación de Barcelona, lamentan que varios compañeros...

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Carla y Laia acuden a la manifestación de la Diada con varios amigos de Reus (Tarragona) desde que eran “muy pequeñas”, aseguran, sobre el año 2010. Ahora adolescentes, afirman que la escena más “surrealista” que vivieron en sus primeras protestas fue la cadena humana que recorrió 400 kilómetros por toda Cataluña en 2013. Lejos de esa hazaña, en la tarde de este domingo en la manifestación de Barcelona, lamentan que varios compañeros de su generación cada vez participen menos: “Se prometen muchas cosas para conseguir la independencia, pero el problema sigue ahí, evoluciona, y la gente se cansa si no se llega a nada”. Varias personas de su entorno también han optado por celebrar la Diada desde sus respectivos pueblos y comarcas para “no centralizarlo todo en Barcelona”, aclaran.

Guillem, otro joven de Sabadell, lleva viniendo desde que tiene uso de razón y asegura que el president Aragonès vive una situación “muy compleja” por su estrategia política de ganar tiempo: “Intenta pausar la independencia para agotar su legislatura y lograr cosas útiles”. Sin embargo, le hastía que la ausencia de Aragonès de la marcha sea el foco de atención. “La ciudadanía tiene que ir por su cuenta”, comenta, poco interesado en los roces entre partidos. El estudiante recuerda que Artur Mas también se ausentó de esta marcha cuando fue presidente de la Generalitat (2010-2016).

Carles, vecino del barrio de Gràcia de Barcelona de toda la vida de cincuenta años, lleva asistiendo a la manifestación desde que tenía la edad de estos manifestantes. “Empecé a venir cuando éramos solo unas 2.000 personas, todos chavales”, remarca. Para él, esta festividad a la que lleva tanto acudiendo significa “conmemorar la caída de Barcelona a manos de las tropas borbónicas”. Sobre la desmovilización juvenil, apunta: “Si te tomas la Diada solo como una reivindicación es normal que te canses cuando solo pides y no te hacen caso. Se puede venir también a reivindicar, pero lo que yo reivindico de verdad es la resistencia frente a Felipe V, que arrasó Barcelona”. Igualmente, el barcelonés recuerda con nostalgia que el espíritu que llevó a las movilizaciones masivas, como la del 1 de octubre de 2017, consistía en una expectativa de que iba a ocurrir algo muy grande: “Como cuando mi padre iba a los primeros mítines de los años setenta con la llegada de la democracia”, detalla.

A sus setenta años, Pere asegura no haber fallado a ninguna cita por la Diada, desde que se crio en la Rambla. Opina que no tiene sentido la crítica de Aragonès al discurso anti partidos de Asamblea Nacional Catalana. “Es un relato falso. Nosotros salimos porque queremos la independencia pacíficamente y desde siempre. Como sociedad civil creemos que tenemos que criticar a los partidos -no solo Esquerra específicamente- siempre que creamos que haga falta”, argumenta. Apunta que el mayor reto es sobrepasar la división entre las formaciones independentistas pero aclara que, aunque se haya notado el descenso de asistentes en los últimos años, la independencia es inevitable: “La generación de mis hijos y mis nietos seguirán teniendo razones para manifestarse”.

Nuria y Elisenda, dos hermanas colombianas que viven en la capital catalana desde hace 25 años, indican que se han acudido este domingo, precisamente, “por la ausencia del presidente catalán, Pere Aragonès, al que tachan de “autonomista”. Ellas admiten que empezaron a acudir cada 11 de septiembre desde 2010, cuando el Tribunal Constitucional publicó la sentencia que modificó el Estatuto de Autonomía catalán. Ambas acusan a Esquerra Republicana de haber creado una “división” en el secesionismo; de romper con una imagen de transversalidad que era muy palpable años atrás. “No te preguntaban de qué partido venías. Veías a gente joven y gente mayor, de distintas clases: pijos y no pijos”, añaden.


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