Recta final sin acuerdo para los Juegos de Invierno del 2030
Aragón rechaza la propuesta de Cataluña y el COE para la ubicación de las pruebas a tres días del plazo previsto por el comité para hacer público un pacto común
La candidatura catalano-aragonesa para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno del 2030 es como una montaña rusa. El gobierno de Aragón rechazó este viernes por la noche a través de un comunicado que exista un acuerdo para el proyecto técnico y el reparto de las pruebas a pesar de que la Generalitat de Cataluña y el Comité Olímpico Español (COE) daban por la tarde por hecho el pacto. El desacuerdo se mantiene a tres días del plazo previsto por el COE, que quería comunicar el lunes el planteamiento técnico de la iniciativa olímpica.
Las divergencias reaparecen tres días después de la ú...
La candidatura catalano-aragonesa para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno del 2030 es como una montaña rusa. El gobierno de Aragón rechazó este viernes por la noche a través de un comunicado que exista un acuerdo para el proyecto técnico y el reparto de las pruebas a pesar de que la Generalitat de Cataluña y el Comité Olímpico Español (COE) daban por la tarde por hecho el pacto. El desacuerdo se mantiene a tres días del plazo previsto por el COE, que quería comunicar el lunes el planteamiento técnico de la iniciativa olímpica.
Las divergencias reaparecen tres días después de la última reunión de la comisión técnica, formada por representantes del COE, de los gobiernos autonómicos, y del Gobierno central; en la que los representantes catalanes y del comité nacional salieron con el convencimiento de que el acuerdo era prácticamente total en el reparto final de las disciplinas deportivas: El hockey sobre hielo se celebraría en Barcelona; el curling, en Jaca; y las pruebas de velocidad y patinaje artístico, en Zaragoza. El resto de disciplinas estaban ya distribuidas: las pistas de La Molina y Masella acogerían el esquí alpino; Baqueira, el snowboard y el freestyle; y las instalaciones aragonesas, el esquí de fondo.
En todo caso, Aragón negó este viernes por la tarde un acuerdo a través de un contundente comunicado: “No hay ninguna garantía de que la candidatura se vaya a plantear en condiciones de igualdad. En tanto no estén claros todos los aspectos de la candidatura, Aragon no dará su visto bueno. La desconfianza respecto a todos los demás interlocutores es absoluta”. Es la tercera vez en menos de un año que el gobierno de Aragón amaga con romper la candidatura por, entiende, la falta de “igualdad” en el protagonismo de las comunidades. El COE, la Generalitat y el gobierno de Aragón negociarán este fin de semana para mantener vivo el acuerdo, y tanto el comité como la parte catalana consideran que el proyecto saldrá igualmente adelante la próxima semana.
El último desencuentro se suma a la desconfianza mostrada a lo largo de los últimos meses entre los dos gobiernos autonómicos, a un año de que el Comité Olímpico Internacional (COI) decida la sede. Una voz autorizada del COE señala los “dos tsunamis” que han amenazado el proyecto pirenaico. El primero, los continuos desacuerdos de Cataluña y Aragón: El presidente aragonés, Javier Lambán, reivindica siempre una candidatura “al 50%”, mientras que el president Pere Aragonès ofrece “colaboraciones”. El presidente del COE, Alejandro Blanco, aseguró este viernes en un acto en Barcelona de la Fundación Campalans, del entorno del PSC, que “hemos vencido las dificultades y en el momento que demos el paso, la semana próxima, esta candidatura será imparable”. Horas después, las resistencias volvían a aparecer tras el duro comunicado de Aragón.
El segundo gran peligro, señalan desde el COE, es la permanente desconfianza entre Esquerra y Junts, socios en la Generalitat de Cataluña. Los dos partidos independentistas trabajan en un referéndum popular que respalde el proyecto, pero siguen sin ponerse de acuerdo en qué territorios podrán votar, ni qué pregunta plantearán. ERC aseguró que la pregunta sería “clara” en relación a los Juegos, mientras que Junts propone incluir el proyecto olímpico en una propuesta para el desarrollo del territorio. El COI ya ha transmitido su incomodidad en una consulta que pregunte exclusivamente por el apoyo a los Juegos porque teme que un resultado negativo dañe su imagen internacional. Algunas candidaturas ya quedaron por el camino en ciudades con tradición olímpica (Sion, en Suiza; Innsbruck, en Austria; Calgary, en Canadá) en los últimos años tras perder una votación y el comité internacional prefiere evitar ese riesgo. Los grupos contrarios a la cita olímpica denuncian el impacto medioambiental de los Juegos y su coste económico, que según los organizadores alcanzaría los 1.400 millones de euros. Las últimas ediciones costaron entre 2.000 y 4.000.
El propio vicepresidente del COI, Juan Antonio Samaranch Salisachs, ya aseguró en EL PAÍS que “en los referéndums se vota de todo excepto lo que se pregunta”. La ascendencia de Samaranch Jr., que suena como posible sucesor de Thomas Bach en la presidencia del COI, se presenta favorable para las posibilidades de la candidatura. Su hipotética presidencia le permitiría inaugurar unos Juegos en el 2030, como ya hizo su padre en Barcelona en 1992.
El proyecto nació en 2010 en Barcelona, pero hasta 2018 no tomó un impulso definitivo en Cataluña con el aval técnico del COI. La propuesta catalana cumplía los nuevos requisitos del comité internacional, mucho más mundanos que hace una o dos décadas. Nada de nuevas infraestructuras ni de construcciones para dos semanas. Las dificultades del COI para encontrar ciudades interesadas en albergar unos Juegos, ya fueran de verano o de invierno, obligó al organismo a replantearse el rumbo. “Queremos unos Juegos sostenibles y que ayuden a desarrollar un territorio, y no al revés”, insiste un alto cargo del comité. “Si alguien quiere construir una pista nueva solo para los Juegos ya no nos interesa”. Es por esto que el COI acepta celebrar las pruebas con grandes infraestructuras en instalaciones ya construidas de otros territorios. La comisión técnica del COE tiene que estudiar, junto al COI, dónde se celebrarán las pruebas del tubo de hielo (luge, boblseigh y skeleton) y los saltos, cuyas instalaciones, las más caras, más complicadas de mantener y menos utilizables en un futuro, no se construirán en aras de un presupuesto sostenible. El COE estudia deslocalizarlas a Sarajevo (Bosnia), Francia o Italia.
El COI admite que la candidatura española está bien situada. El relato de unión a través del deporte gusta mucho en el comité. También la posibilidad de poner los Pirineos en el mapa internacional. Vancouver (Canadá) es actualmente el principal rival de Barcelona-Zaragoza-Pirineos (el nombre aún no es definitivo). Salt Lake City (Estados Unidos) ya anunció al COI que descartaba presentarse de cara al 2030 y Sapporo (Japón) está limitada por la reciente celebración de los Juegos de Tokyo 2020, marcados por la pandemia y por las discrepancias entre comité internacional y gobierno nipón. Ucrania, por su parte, es el único territorio que oficializó su interés para la cita de 2030, pero el actual conflicto bélico impide su avance.
El Gobierno central, que auspicia el enlace pirenaico de Aragón y Cataluña, también apoya la candidatura de España y Portugal para el Mundial de fútbol de 2030, pero no cree que sea imposible conseguir ambos eventos, lo nunca visto. Tampoco cree que la sociedad, en vísperas de la crisis económica que surge de la invasión rusa de Ucrania, ponga el grito en el cielo por el gasto que supondrían. “Serán dos candidaturas muy sostenibles, de muy poco gasto. Todas las instalaciones ya están prácticamente en pie, y las infraestructuras. Tenemos más que ganar que perder”, señalan fuentes próximas al Gobierno.