Los jabalíes de Barcelona: una plaga a prueba de disparos y pinchazos

Un proyecto piloto de la Diputación para controlar la sobrepoblación constata la efectividad de una vacuna contraceptiva, pero también la necesidad de tener que renovarla cada dos años en los ejemplares adultos

Varios jabalíes, el pasado mes de octubre, en el centro del barrio barcelonés de Vallvidrera. / Gianluca BattistaGianluca Battista (EL PAÍS)

La plaga de jabalíes de Barcelona no se terminará con solo pinchar. La primera fase de la prueba piloto del proyecto de vacuna contraceptiva iniciado en 2017 por la Diputación de Barcelona para buscar medidas alternativas para controlar la sobrepoblación del animal evidencia que su efectividad pierde eficacia al año de inocularse en ejemplares adultos. Por lo que una futurible aplicación de este remedio se debería centrar en inyectar a ejemplares jóvenes (de 4 ...

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La plaga de jabalíes de Barcelona no se terminará con solo pinchar. La primera fase de la prueba piloto del proyecto de vacuna contraceptiva iniciado en 2017 por la Diputación de Barcelona para buscar medidas alternativas para controlar la sobrepoblación del animal evidencia que su efectividad pierde eficacia al año de inocularse en ejemplares adultos. Por lo que una futurible aplicación de este remedio se debería centrar en inyectar a ejemplares jóvenes (de 4 a 6 meses), según ha explicado este lunes el veterinario Manel López-Béjar, jefe del Departamento de Salud Animal y Anatomía de la facultad veterinaria de la UAB, y responsable del proyecto.

López-Béjar ha explicado en rueda de prensa que, a pesar de que la vacuna no es la solución definitiva y se ha comprobado que sus efectos son reversibles en ejemplares adultos, el remedio sí puede ser irreversible en los mamíferos jóvenes, y en esto se centrará precisamente la segunda fase del proyecto, dotado con 40.000 euros, a partir de 2022. “Se trata de reafirmar esa hipótesis”, añade López-Bejar sobre esta segunda fase del proyecto.

A pesar de que López-Béjar ha puesto en valor la prueba y la efectividad del tratamiento (los investigadores ya contaban que el efecto de la vacuna en adultos no iba a ser irreversible), el veterinario ha dado por hecho que los pinchazos no podrían terminar por sí solo con la sobrepoblación de las montañas barcelonesas. Pero sí cree que podría servir de complemento junto a la caza y otras medidas preventivas, como reforzar contenedores o campañas de sensibilización de vecinos para que no faciliten el acceso al alimento.

“Puede ser una herramienta complementaria para las poblaciones en medio urbano y periurbano”, asegura López-Bejar. Y añade: “La caza no llega a controlar la plaga por sí sola. A medida, que han pasado los años se han aumentando las batidas pero la sobrepoblación sigue”, ha explicado el veterinario. En 2019, los cazadores mataron a 700 jabalíes en Collserola en un año, según datos de la Diputación, y aún así la plaga siguió y sigue descontrolada, defiende el veterinario de la UAB.

En la primera fase la prueba piloto se vacunaron a 192 animales, de los que se pudo recapturar a 56 para analizar. De estos, en el caso de dos hembras se estima que el tratamiento tuvo una efectividad de un año. De los 22 machos recapturados y analizados, el estudio ha constatado la eficacia del tratamiento de 2 meses a los 2 años en, al menos, 10 de ellos. Como en las hembras, en los machos se ha podido comprobar que la vacuna tiene una mayor eficacia cuanto más joven es el ejemplar. Esto lleva a que, en jabalíes adultos, la revacunación tendría que realizarse cada dos años. “Ahora queda confirmar si la inhibición es definitiva en ejemplares jóvenes”, reza una de las conclusiones del proyecto. El estudio ha contado con la colaboración de los cuatro municipios donde se ha llevado a cabo: Terrassa, Matadepera y Vacarisses -que limitan con el Parc de Sant Llorenç del Munt y la Serra de l’Obac-, así como Sant Cugat del Vallès -que limita con el Parc de Collserola-.

La plaga de jabalíes que padecen los barrios próximos a la montaña ha empeorado en el último año a consecuencia de la falta de batidas durante los meses de confinamiento de 2020. La sobrepoblación es evidente en parajes como el Parque de Collserola, donde según el último censo de 2017 vivían en torno a 1.500 animales, el triple que lo del parque natural puede soportar. Ante la falta de comida, los animales bajan a los barrios para alimentarse de restos de comida que encuentren en de papeleras y su presencia intimida a niños y ancianos. El pasado septiembre, una anciana del barrio de Vallvidrera denunció al Ayuntamiento de Barcelona tras ser mordida por un ejemplar. La falta de lluvias de este año en las comarcas barcelonesas tampoco ha ayudado.

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