Aviones en la nieve

Necesitamos buscar alternativas que tengan como objetivo reducir las emisiones. Todo debate sobre el aeropuerto tiene que partir de esta realidad, otra posición supondría negar la realidad en la que vivimos

Un avión en la tercera pista del aeropuerto Josep Tarradellas, en El Prat, en una imagen tomada en febrero del pasado año. JOAN SANCHEZ

La propuesta de ampliación de Aeropuerto del Prat y la posibilidad de la candidatura para unos Juegos Olímpicos de Invierno están sirviendo para la toma de posiciones en un debate vital en nuestras vidas. Puede sonar fuerte, pero así es. La pulsión por el crecimiento económico anima las dos propuestas; la necesidad de hacer frente a la crisis ecológica que vivimos las pone en cuestión y reivindica el objetivo de la sostenibilidad.

Existen otros elementos que forman parte del debate, pero estos dos son esenciales y nos presentan una encrucijada que no parece tener terceras vías. Venimos ...

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La propuesta de ampliación de Aeropuerto del Prat y la posibilidad de la candidatura para unos Juegos Olímpicos de Invierno están sirviendo para la toma de posiciones en un debate vital en nuestras vidas. Puede sonar fuerte, pero así es. La pulsión por el crecimiento económico anima las dos propuestas; la necesidad de hacer frente a la crisis ecológica que vivimos las pone en cuestión y reivindica el objetivo de la sostenibilidad.

Existen otros elementos que forman parte del debate, pero estos dos son esenciales y nos presentan una encrucijada que no parece tener terceras vías. Venimos de un mundo en el que la primera pulsión ha dominado. El crecimiento económico, el beneficio, la maximización del beneficio, ha configurado en buena medida nuestra sociedad. Lo vemos en el sector público, en el privado, en las facultades de economía… Hace años, nos acercamos al medio siglo, que conocemos las implicaciones que esta manera de vivir tiene en la crisis ecológica.

Los últimos años este conocimiento no ha dejado de aumentar y no ha dejado de mostrarnos la gravedad de la situación. La última evidencia es el sexto informe del IPCC (The Intergovernmental Panel on Climate Change). El nuevo informe ha sido aprobado por los 195 gobiernos que forman parte del grupo y los resultados que nos ofrece son tan claros como preocupantes. Eso ha llevado a la ONU a comunicar: “A menos que se produzcan reducciones rápidas, sostenidas y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, incluidos el CO2, el metano y otros, el objetivo consagrado en el Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 grados C en comparación con los niveles preindustriales será inalcanzable”. Los resultados del informe son de una extrema gravedad al señalar los efectos de las emisiones generadas por la actividad humana y que estás emisiones no se están reducido, están aumentando. Este es el escenario en el que estamos y la conclusión es clara: hay que reducir ya. No pasado mañana, no mañana… Desde hoy. No hay margen. El margen nos lo comimos, lo gastamos, hace ya años.

Si hiciéramos lo que hay que hacer, que no lo hacemos, el aumento de temperatura no parará hasta después de 2050

La inercia de nuestro impacto destructivo sobre la vida, también la nuestra, hace que necesitemos parar ahora para que los efectos se puedan ver dentro de unos años. Lo explica Pep Canadell, uno de los autores del informe del IPCC y director ejecutivo del Global Carbon Project, el consorcio científico mundial que estudia el impacto de la actividad humana en el ciclo del carbono y otros gases. Si hiciéramos todo lo que hay que hacer, que no lo estamos haciendo, el aumento de temperatura no se detendría hasta pasado 2050. ¿Si todavía no lo hacemos qué podemos esperar? Ya estamos viendo y sufriendo los efectos del cambio climático y se agudizarán. Lo vemos en los comportamientos extremos del clima, en los incendios de sexta generación, en las migraciones de millones de personas que ya no pueden vivir en sus hogares, en como nuestra agricultura se ve afectada, en las muertes por contaminación en nuestras ciudades, en los impactos en las vidas de otros seres vivos con los que convivimos… Y todo se agravará.

Pensar que podemos seguir buscando el crecimiento económico sin tener presente está realidad es continuar avanzando rápidamente hacía el abismo. Hoy la aviación no tiene una respuesta para dejar de ser parte del problema y pasar a ser parte de la solución. No la tiene ahora y nada apunta todavía que la tendrá en los próximos años. Necesitamos buscar alternativas que tengan como objetivo la reducción de las emisiones desde ahora. Todo debate sobre el aeropuerto tiene que partir de esta realidad, otra posición supondría negar la realidad en la que vivimos.

Lo que hagamos con el aeropuerto, con los juegos olímpicos, determinará la vida que tendremos

El director general de Polítiques Ambientals de la Generalitat, Antoni Ferran, hace unos días declaraba que Catalunya se planteaba la candidatura olímpica porque todavía hay nieve en el Pirineo. Ferran asumía el informe del ICPP y reconocía que si se lo plantearán para de aquí 50 años la decisión sería otra. Ya no es posible pensar en términos de todavía es posible si eso va a suponer agravar la situación. Lo que hagamos con el aeropuerto, con los juegos olímpicos, con nuestras maneras de producir, consumir, viajar, determinará la vida que tendremos. Necesitamos que nuestro objetivo sea la sostenibilidad. Sin sostenibilidad no hay progreso. No podemos esperar, no existe ya el todavía como una buena opción. Está en nuestras manos vivir bien, pero hay que hacerlo de otras maneras.

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