Junts rehabilita a Eduard Pujol y le pide perdón tras las denuncias no concretadas de acoso sexual
Las dos mujeres que denunciaron al exportavoz parlamentario están siendo investigadas por injurias y calumnias
Eduard Pujol abandonó la vida pública en octubre de 2020, poco después de que dos mujeres acudieran a la sede de su partido, Junts per Catalunya, para explicar que habían sido víctimas de acoso sexual. Pujol era portavoz parlamentario de la formación cuando se vio obligado a dejar el cargo y fue suspendido de militancia. ...
Eduard Pujol abandonó la vida pública en octubre de 2020, poco después de que dos mujeres acudieran a la sede de su partido, Junts per Catalunya, para explicar que habían sido víctimas de acoso sexual. Pujol era portavoz parlamentario de la formación cuando se vio obligado a dejar el cargo y fue suspendido de militancia. Él siempre negó los hechos. Ocho meses después, y tras constatar que no se ha concretado ninguna denuncia ante la policía, la fiscalía o los juzgados, Junts ha decidido rehabilitar su figura, devolverle el carnet de militante y pedirle disculpas, según ha podido saber EL PAÍS.
El secretario general del partido, Jordi Sànchez, ha asegurado que la decisión va en sintonía con el nuevo protocolo contra el acoso que la formación está a punto de aprobar. “Han pasado más de ocho meses y hoy, después de contrastar que no hay denuncias, hemos de comenzar un proceso de restitución, y el primero es devolverle la militancia”, ha dicho en la rueda de prensa posterior a la Ejecutiva. Sànchez ha asegurado que el partido hará “autocrítica” sobre cómo se gestionó el caso, aunque no ha querido restar veracidad a los testimonios de las dos mujeres que informaron a la dirección del partido sobre los supuestos abusos del exportavoz parlamentario. “La información no era falsa, estaba incompleta”, ha asegurado el líder de Junts, que ha descartado que se asuman responsabilidades y ha insistido en que, ante un caso similar, se actuaría de la misma forma. “Lo que hicimos ante unas informaciones que recibimos fue actuar rápido para evitar que se dijera que había un encubrimiento”, ha explicado.
La decisión del partido supone un alivio, aunque incompleto, para Pujol, que asegura haber vivido “un infierno” desde que se vio obligado a dejar la política. “Esto no puede volver a pasar. La protección de la mujer ha de llevarse al límite, pero el precio no puede ser la muerte civil de una persona que no ha hecho nada”, reivindicó el exdiputado en una conversación mantenida hace unos días con este diario. Pujol no solo pretende que se restaure su imagen pública: denuncia que, si hay una víctima en esta historia, es él: “Pido a la gente que tenga conmigo la misma empatía que tendría con una mujer maltratada y asediada, porque es lo que me ha pasado”.
Pujol no ha podido defenderse de las acusaciones porque nunca hubo denuncia. Tras poner los hechos en conocimiento del partido, las mujeres no acudieron a los tribunales. Junts no informó -tampoco lo ha hecho este el lunes- del concreto contenido de las denuncias. El exdiputado, sin embargo, decidió contraatacar y presentó denuncias en los juzgados contra dos mujeres con quienes había mantenido una relación sentimental y que, según supo de fuentes del partido, le señalaron por acoso sexual. Les acusa de haberle imputado “hechos falsos” que le han causado un grave “menoscabo reputacional”, según el contenido de las denuncias. Eva R. ha sido citada por injurias, calumnias y amenazas y Noemí Ll., concejal de Junts, por injurias y calumnias, según la documentación judicial consultada por este diario.
Pujol y Eva R. contactaron a través de Instagram en agosto de 2018 -coincidiendo con el proceso de separación del exdiputado- y empezaron a mantener encuentros esporádicos hasta que él decidió ponerles fin. La mujer empezó entonces una campaña de acoso en redes sociales. Primero amenazó con airear “mensajes privados de contenido erótico” y, más tarde, empezó a atribuirle supuestos abusos sexuales. Tras completar el vaciado de su móvil ante notario, Pujol aportó ante el juzgado 3.400 mensajes de WhatsApp que la mujer le envió hasta finales de 2019 y que contienen “reproches, amenazas o anuncios de difamarlo en redes”, insiste la denuncia. El exportavoz ha explicado que no denunció el acoso por la “incomodidad” que le producía, dado su cargo público.
“Ahora colgaré una cosa tuya en Insta. Me has hartado. A la mierda”; “ahora colgaré una foto hecha por mí con elementos tuyos”, le escribió Eva R. en febrero de 2019. Pujol, siempre según la denuncia, se reunió con ella para intentar “calmarla”, pero no funcionó. “¿Tienes miedo? Tendrás un día movido”, le escribió al mes siguiente. Tras lograr la mediación de conocidos de ambos, la mujer le pidió disculpas por WhatsApp. “Me sabe mal todo lo que te he dicho pero no puedo hacer nada más”. Los meses pasaron y el acoso pasó a mayores: la mujer empezó a atribuirle delitos graves mediante mensajes publicados en distintas cuentas creadas en Twitter. En ocasiones le avisaba de lo que iba a hacer: “Ahora montaré power point. Para mañana. Con música. Será brutal”. Esas presentaciones contenían afirmaciones como “violador”, “pega a las mujeres” o “quiere verme muerta”.
A lo largo de 2019, y mientras seguía recibiendo esa clase de mensajes, Pujol inició una relación sentimental con Noemí Ll, a la que también ha denunciado. Como en el caso anterior, ha aportado los mensajes de móvil con ella (unos 2.000) al juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, que mantiene abierta la causa. De la lectura de esos mensajes, explica la denuncia, no se deduce “el mínimo rechazo o desaprobación a la forma como Pujol se dirigía hacia ella”. En noviembre de 2019, contactaron por última vez y dejaron de verse.
No fue hasta casi un año más tarde, en octubre de 2020, cuando Noemí Ll. y Eva R. acudieron juntas a denunciar haber sufrido el supuesto acoso sexual por parte de Pujol. El contenido real de esas denuncias nunca fue dado a conocer por el partido, pero la gravedad de las manifestaciones vertidas por ambas mujeres fue lo que llevó al partido a actuar con contundencia. Y a Pujol, a apartarse. “Me vi en medio de un infierno y me encerré. Aún no me había recuperado del asedio que había sufrido cuando me dicen que soy yo el que asedia”, dice sobre la doble denuncia de las mujeres con las que había tenido una relación. Sigue sin entender qué les llevó a acudir al partido, sobre todo en el caso de Noemí Ll., que al contrario que Eva R. no había dado el menor signo de sentirse molesta con él.