El veto al PSC para formar gobierno centra la precampaña catalana
Junts y el PDeCAT rechazan la idea de frente común de Aragonès
Hablar de pactos postelectorales es uno de los temas más incómodos para los partidos en precampaña. Nadie quiere mostrar debilidad, menos en un momento en el que las encuestas empiezan a mostrar que puede haber juego entre formaciones independentistas y no independentistas. Junts y ERC se acusan mutuamente de allanar el terreno para un acuerdo con el PSC, que los socialistas rechazan. Pere Aragonès insiste en un Govern amplio de independentistas y comunes.
La decisión de Junts de cerrar filas con el PSC —su socio en el Ejecutivo de la Diputación de Barcelona— ante una moción de ERC cont...
Hablar de pactos postelectorales es uno de los temas más incómodos para los partidos en precampaña. Nadie quiere mostrar debilidad, menos en un momento en el que las encuestas empiezan a mostrar que puede haber juego entre formaciones independentistas y no independentistas. Junts y ERC se acusan mutuamente de allanar el terreno para un acuerdo con el PSC, que los socialistas rechazan. Pere Aragonès insiste en un Govern amplio de independentistas y comunes.
La decisión de Junts de cerrar filas con el PSC —su socio en el Ejecutivo de la Diputación de Barcelona— ante una moción de ERC contra la presidenta de la entidad Núria Marín por supuestos casos de corrupción en L’Hospitalet volvió a dejar en evidencia el doble discurso de los de Carles Puigdemont con los socialistas. Pese a gobernar con ellos en el ente provincial y algunos municipios catalanes, las voces de Junts alertan cada día de que ERC trabaja para reeditar el tripartito que gobernó entre 2003 y 2010. “No haremos ningún tripartito con comunes y con el PSC, ni por pasiva ni por activa.”, dijo ayer la presidenciable de Junts, Laura Borràs, tras una reunión telemática con el resto de candidatos.
“Hemos visto de nuevo cómo hay una clara alianza sociovergente para taparse las vergüenzas, en este caso en la Diputación”, alertó el pasado sábado el candidato de ERC, Pere Aragonès, en un acto sectorial de educación. Para el también president en funciones, las elecciones del 14-F tendrían que ser una oportunidad para “romper el bipartidismo sociovergente de los últimos 40 años”. Es decir, que Esquerra finalmente logre presidir la Generalitat.
Las encuestas mostraban una cómoda victoria de ERC pero empiezan a aparecer sondeos en los que tanto Junts como el PSC tienden a recortar ventaja. Los socialistas, a la caza de recuperar el voto que les cambió por Ciudadanos en las elecciones del 2017, intentan zafarse del laberinto del “tú más” de las dos principales fuerzas secesionistas e intentan dejar claro que no habrá pacto. “No nos planteamos gobernar con ERC”, aseguró el sábado el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en una entrevista a Efe. Para más señas, agregó que no habrá una alianza “directa ni indirecta” con los republicanos.
Aragonès insistió ayer, en un artículo de opinión en La Humanitat, en su idea de un Govern amplio independentista (ERC, Junts, la CUP y el PDeCAT) y que incluya a los comunes tras las elecciones. “No tendría que ser imposible”, asegura.
La propia Borràs volvió ayer a cerrar la puerta, dada la presencia de los comunes. “Pactar con partidos no independentistas es legítimo, pero es evidente que nos aleja de la independencia y nos condena a no salir de esta Cataluña autonómica atenazada por la amenaza constante de la represión”, dijo. Borràs considera que el próximo Govern debe ser “nítidamente” independentista” y defiende que el triunfo de su formación es la “única garantía” de que eso suceda.
No es el único veto. Un PDeCAT necesitado de ganar notoriedad ante unas encuestas que a duras penas le dan representación en el Parlament se apresuró también a responder la propuesta del líder republicano, esta vez, censurando la presencia de los anticapitalistas. “El PDeCAT no dejará en manos de un partido radical el futuro de nuestro país”, aseguró en un vídeo la candidata neoconvergente Àngels Chacón.
ERC ya intentó, tras ganar las elecciones municipales de Barcelona de 2019, embarcar tanto a Junts como a los comunes en un Gobierno amplio. Ada Colau, en segundo lugar, apostaba por un Ejecutivo con republicanos y el PSC. La misma fórmula que Catalunya en Comú Podem quiere ahora para el Ejecutivo catalán. La operación de los republicanos hace dos años no salió bien. Ernest Maragall vetó entonces a su expartido y los comunes, como hoy, negaron cualquier acercamiento a los herederos de Convergència. La situación se enrocó hasta que aparecieron los apoyos de Manuel Valls.