Joan Miquel Oliver: “He hecho un disco dodecafónico con trampa”
El artista mallorquín lanza un trabajo instrumental que funciona como paréntesis en su carrera
Joan Miquel Oliver (Sóller, 1974) tiene nuevo disco, Aventures de la nota La, pero no es un disco cualquiera “siempre me ha interesado la composición y quería comprobar si era capaz de hacer un disco así, coherente y con sentido, de manera que me puse a poner notas en la pantalla del ordenador y éste ha sido el resultado, del que me siento muy satisfecho y sorprendido”. Las notas en cuestión son doce, que no se repiten hasta haberse usado todas, ya que el músico mallorquín se ha aventurado con un disco basado en...
Joan Miquel Oliver (Sóller, 1974) tiene nuevo disco, Aventures de la nota La, pero no es un disco cualquiera “siempre me ha interesado la composición y quería comprobar si era capaz de hacer un disco así, coherente y con sentido, de manera que me puse a poner notas en la pantalla del ordenador y éste ha sido el resultado, del que me siento muy satisfecho y sorprendido”. Las notas en cuestión son doce, que no se repiten hasta haberse usado todas, ya que el músico mallorquín se ha aventurado con un disco basado en los principios del dodecafonismo. Pero es un disco con trampa, como le gusta decir, “ya que cuando mi oído desestimaba el resultado, pues dejaba al margen un uso estricto del dodecafonismo. Por ejemplo Pageseta tiene una melodía popular, pero los arreglos son dodecafónicos”, dice por teléfono desde Mallorca mientras le explica a su hijo, recién llegado de clase, que está haciendo una entrevista. Un artista en su vida cotidiana explicando un disco que sólo sería más sorprendente de tratarse de un álbum de pasodobles.
Desde luego no suena melódico, ni tan siquiera al personal pop de Joan Miquel, pero no es tampoco de una extrañeza hostil. En primer lugar porque “he usado batería, ya que hace todo más comprensible, hay un ritmo al que acogerse, lo que por otro lado me permite ser más osado en las armonías”. Por un instante deja colgada la conversación, Joan Miquel tiene frío y busca una chaqueta. Ya cubierto caben más preguntas, esta vez sobre lo descriptivo de los títulos “eso de dar pistas con ellos fue idea de Albert Pinya, el pintor con el que últimamente he colaborado, me iba diciendo en qué pensaba al escucharlo y así son una ayuda más para encarar el disco”. ¿Ejemplo? Aleatori amb Trampa por ejemplo, la compuse numerando las 12 notas, apuntándolas en papelitos y organizándolas a medida que los sacaba de un recipiente, como en un bingo. Como el resultado no me convencía, al final cambié el orden de las cuatro últimas notas que el bingo me daba, hice trampa, como siempre en mi vida", dice riendo.
Todo y que el disco, atonal, suena así, atonal y en principio requiere un cierto esfuerzo, hay más ayudas “no he compuesto piezas largas tradicionales en el dodecafonismo, sino composiciones con cierta alma pop, canciones que comienzan, se desarrollan y acaban. Y a ver, Valset de la mort no deja de ser un vals, y Mistery Safari no deja de ser un tema años setenta tipo Zappa”. La postrera ayuda es un texto que en el disco explica el dodecafonismo con derivaciones al pensamiento político, la democracia entre las notas y la acracia “vivimos en las antípodas de un mundo así, nos mandan los políticos e ignoramos la mayor parte de la información de la que disponen mientras seguimos desprotegidos en términos de vivienda, sanidad o sueldos”, asegura. La cuestión es que un disco “al que como al bebop hay que acostumbrarse y hacerse” que vive entre dos extremos, la matemática y los niños “siempre he pensado en la música como un ejercicio matemático, ondas, frecuencias, intervalos que además generan emociones, y al mismo tiempo es infantil porque los críos tienen el cerebro muy plástico y han interiorizado con menos profundidad las convenciones de la música. Por eso creo que es un disco que les puede gustar”. ¿Y su madre qué ha dicho? (Joan Miquel suele usarla como oráculo, le toca acordes en la cocina y así conjetura si va por buen camino), “de momento no se lo he puesto, pero no importa, como es un disco del que por raro no espero nada en términos de ventas, me he liberado mucho haciéndolo y me he demostrado que soy capaz de afrontar una composición así. Ha sido un paréntesis en mi carrera y he aprendido mucho”, concluye.