La sala Hiroshima advierte de que bajará la persiana en diciembre
El teatro, que reclama ayuda a las administraciones, no podrá seguir “tal y como lo conocemos”
La sala Hiroshima de Barcelona, inaugurada en abril de 2015 y consagrada a la escena independiente contemporánea y de manera especial a la danza, cerrará las puertas al público “tal y como la conocemos”, en diciembre de 2021, según un comunicado hecho público por el propio teatro. La Hiroshima, se advierte, se encuentra en la actualidad, a causa de la crisis económica y sanitaria, “en una situación de mucha fragilidad para seguir sacando adelante su proyecto artístico”.
Según la nota de la sa...
La sala Hiroshima de Barcelona, inaugurada en abril de 2015 y consagrada a la escena independiente contemporánea y de manera especial a la danza, cerrará las puertas al público “tal y como la conocemos”, en diciembre de 2021, según un comunicado hecho público por el propio teatro. La Hiroshima, se advierte, se encuentra en la actualidad, a causa de la crisis económica y sanitaria, “en una situación de mucha fragilidad para seguir sacando adelante su proyecto artístico”.
Según la nota de la sala del Poble Sec, el equipo de cultura del Ayuntamiento “ha mostrado preocupación” por la situación de este teatro y “ha expresado su compromiso de buscar, conjuntamente con la Hiroshima y a lo largo del próximo año, posibles soluciones para asegurar la supervivencia del proyecto en el espacio actual o en otro en un formato igual o diferente”.
Se abre entonces “una temporada de transición en la que, sin dejar de ofrecer una programación muy cuidada” y que apuesta por el apoyo a artistas a través de las coproducciones, como las programadas con Pau Masaló y con David Espinosa, se buscarán fórmulas para dar continuidad a un proyecto que, se afirma, “hasta ahora ha sido un claro referente para la escena emergente local e internacional, y un espacio de apoyo para el colectivo artístico y un lugar de interés cultural para el público de Barcelona”.
Los gestores de la Hiroshima deploran que el apoyo de las administraciones a la sala ha sido siempre “tímido e incierto”, obligándola a trabajar “en la precariedad y provisionalidad”. Por otro lado, la crisis, afirman, “lleva a la propiedad del espacio a no poder mantener el alquiler reducido del cual ha disfrutado la Hiroshima y a la necesidad de recuperar el espacio para una posible venta”.
En cuanto a las dos coproducciones que se va a poder ver, antes del cierre The National Body, de Pau Masaló, cuestiona la relación entre las identidades colectivas y nacionales y los individuos a través de los deportistas de élite y concretamente un gimnasta. Calle Sombra es el último trabajo de David Espinosa, un artista que ha pasado diez años investigando la teatralidad a través de miniaturas y objetos pequeños. Ahora hace un salto de escala y trabaja con referentes como el cómic y el teatro de sombras.