Sin contrato de alquiler por llamarse Mohamed
El 60% de solicitudes de españoles que preguntan por un piso en Barcelona reciben respuesta, mientras que en el caso de peticiones con nombres árabes es del 40%
“Hola, estoy interesada en alquilar este piso. Soy una mujer marroquí…”, así comienza uno de los emails enviados a portales inmobiliarios que trabajan en Barcelona. La directora de los servicios de Derechos de Ciudadanía, Aida Guillén, preguntó hace unas semanas a la redactora de este correo electrónico por qué remarcaba su origen. La respuesta fue demoledora: “Para no hacerme ilusiones. Me ahorro tiempo”.
El Ayuntamiento de Barcelona ha llevado a cabo un experimento con la consultoría social Broll para d...
“Hola, estoy interesada en alquilar este piso. Soy una mujer marroquí…”, así comienza uno de los emails enviados a portales inmobiliarios que trabajan en Barcelona. La directora de los servicios de Derechos de Ciudadanía, Aida Guillén, preguntó hace unas semanas a la redactora de este correo electrónico por qué remarcaba su origen. La respuesta fue demoledora: “Para no hacerme ilusiones. Me ahorro tiempo”.
El Ayuntamiento de Barcelona ha llevado a cabo un experimento con la consultoría social Broll para detectar si los portales inmobiliarios, las Apis y los propietarios de pisos tenían conductas racistas con los aspirantes a contratos de alquiler. El estudio, titulado La llave puede ser un nombre, demuestra que aquellas personas con nombres y apellidos árabes tienen más dificultades para conseguir un piso de alquiler.
La autora del estudio, Ariadna Fitó, advierte que se han enviado mil solicitudes falsas a 500 anuncios de alquiler, dos por cada oferta, una de ellas con el pseudónimo de una persona con apellidos “autóctonos” y otra con nombre árabe. El 56,6% de las peticiones efectuadas por un autóctono fueron contestadas, mientras que solo se respondieron el 37,8% de las peticiones con nombres árabes. Por sexo, el 46,8% de hombres autóctonos reciben respuesta, frenta al 27,6% de árabes, mientras que si se trata de una mujer los porcentajes son del 66,4% y el 48%, respectivamente. Tras recibir la respuesta, el siguiente paso es intentar conseguir una cita para ver el piso. En este caso, abunda Fitó, el 17,4% de los autóctonos consiguen una invitación inmediata, mientras que solo lo logran el 9% de los árabes.
Según el estudio, los solicitante de origen inmigrante acaban pagando unos 108,3 euros más de alquiler al mes, ya que los pisos más baratos son los más demandados y los adquieren antes las personas con apellido autóctono.
Aida Guillén asegura que el nivel de discriminación en el alquiler de pisos es muy elevado, pero difícil de cuantificar ya que “las personas muchas veces no tienen pruebas para acreditar esa discriminación”. Por su parte, el concejal de derechos de ciudadanía, Marc Serra, considera que hay racismo en algunas conductas y subraya que el Ayuntamiento va a perseguir “estas malas prácticas” y que se va a reunir con los portales y las inmobiliarias para evitar que esto suceda. En este sentido, Serra, ha anunciado que el Ayuntamiento ya ha iniciado dos expedientes, uno contra un portal que explícitamente pedía que solo fuesen “españoles” los que optaran al piso y otro caso en el que se les dijo a una pareja inmigrante, “cuando les vieron”, que el piso estaba alquilado cuando en realidad no lo estaba.