El turismo catalán salva el verano de la Costa Brava
El litoral de Girona se mantiene con un riesgo entre bajo y moderado de rebrote de covid-19
La Costa Brava vive el verano más complicado y ruinoso de su historia. El riesgo de contagio es entre moderado y bajo, pero la afectación de la crisis sanitaria por la covid-19 que cayó como un mazazo en el sector turístico en Semana Santa sigue con sus efectos secundarios. Y se agravan a medida que algún país, como han hecho ya una docena, anuncia restricciones y vetos en el caso de que se viaje a España. ...
La Costa Brava vive el verano más complicado y ruinoso de su historia. El riesgo de contagio es entre moderado y bajo, pero la afectación de la crisis sanitaria por la covid-19 que cayó como un mazazo en el sector turístico en Semana Santa sigue con sus efectos secundarios. Y se agravan a medida que algún país, como han hecho ya una docena, anuncia restricciones y vetos en el caso de que se viaje a España. La única respuesta positiva para este sector, que sufre la falta de turistas extranjeros, ha sido la del público catalán y de la provincia de Barcelona, concretamente.
Las segundas residencias están al completo porque sus propietarios, este año, no viajarán a otro destino. La restauración es la más favorecida, mientras que los hoteles dependen más de sus medidas de seguridad sanitarias y del perfil de clientela. Muchos establecimientos hoteleros no han abierto. El sector más afectado, todavía, es el de los campings. Colas en las calas, playas sectorizadas, mercados espaciados y con menos público, terrazas en las calles, poca música en directo, autocaravanas por doquier, campings con una capacidad máxima al 50% y mascarillas. Esta es, en general, la radiografía de cualquier pueblo de la Costa Brava.
Los grandes hoteles no han abierto por la ausencia de los viajeros extranjeros
Una de las características de este insólito verano es la falta de extranjeros. Los países con más peso turístico en este litoral han pedido que no se viaje a España o han puesto restricciones. Su ausencia es evidente y en destinos como Lloret de Mar, Blanes o Roses los grandes hoteles no han podido abrir. Lloret, el segundo destino de Cataluña tras Barcelona, tiene abiertos un 60% de sus establecimientos; Blanes, la mitad con ocupaciones entre el 15% y el 85%, y en Roses, con tres de los hoteles más grandes cerrados, la ocupación fue del 40% en julio y 70% en agosto.
La Costa Brava Centro (CBC), con más turismo de proximidad, cerró julio con una media de ocupación del 62%, frente al 91% de 2019. El descenso es importante, pero menor que en otras zonas. El gerente de la Unión de Empresarios de Hostelería y Turismo de la CBC, Martí Sabrià, atribuye esas cifras al “tamaño reducido de los hoteles, a la procedencia del turista y al ambiente familiar, que da confianza”. Reconoce que se han beneficiado de la clausura de los grandes hoteles. La gran decepción, los franceses. “Las máximas expectativas estaban puestas en ellos, pero como les han ido amenazando con cerrar la frontera —insiste— solo han venido los más cercanos o con segunda residencia”.
La falta de reservas indica que no habrá turismo británico en otoño en la zona
El litoral de Girona tiene, en estos momentos, un riesgo de rebrotes entre bajo y moderado con tendencia a la baja. De las tres comarcas, la Selva y el Alt y el Baix Empordà, esta última tiene mejores índices, con varios pueblos sin ningún positivo en quince días, como Pals. La directora del Área Básica de Salud de Palamós, Meritxell Pérez, explica que están haciendo unas 120/150 PCR diarias y que los positivos, —que según los Serveis de Salut Integrats del Baix Empordà (SSIBE), son el 4,26%—, están estancados o con poca variación. “Ahora encontramos positivos porque hacemos muchas PCR. Gracias a los gestores covid-19, —73 en la región sanitaria de Girona—, se hace seguimiento de gente con síntomas y de sus contactos para hallar asintomáticos que puedan estar contagiando”, explica.
Su mensaje es claro: “No nos podemos relajar, aunque parezca controlada la Covid-19 no se ha ido, está aquí. Si alguien tiene síntomas que llame y no vaya a los CAP, se pone en riesgo”. Según Salud también se diagnostican casos positivos de gente de segundas residencias y se les pide que cumplan allí la cuarentena para evitar la movilidad, pero constan como infectados en sus regiones sanitarias. Por las cifras que se barajan en este litoral, aunque no se puede asegurar por completo, no parece que se cumpla el temor del Govern: que gente procedente de puntos de Cataluña con mayores índices de infección, esté llevándolos a las zonas de veraneo.
En una temporada turística “desastrosa”, septiembre no pinta mejor. “El turista británico de septiembre y octubre no vendrá porque reserva con mucha antelación y casi no tenemos compras”, lamenta Sabrià. En localidades como Cadaqués y el Port de la Selva, visto el panorama general “no nos podemos quejar”, indica el sector turístico. A este sector, que ha hecho todo lo posible por salvar la temporada, no le queda más que “verlas venir”.
Vetos y restricciones
Una docena de países europeos han puesto vetos o restricciones para viajeros procedentes de España, o en concreto de Cataluña, para evitar la propagación del coronavirus. Aunque algunos no afectan directamente a la Costa Brava porque no son su destino vacacional, si lo han hecho gravemente las decisiones de los gobiernos de Francia, Alemania, Holanda, Bélgica o el Reino Unido, principales asiduos al litoral gerundense. Habría que remontarse muchas décadas atrás para encontrar un verano tan falto de extranjeros.
Aunque de forma ínfima algunos turistas de estos países han viajado igualmente a la costa de Girona “los que tienen segunda residencia, saben donde van y que es de confianza han venido igualmente y han visto que no pasa nada, que estamos bien”, indica Martí Sabrià. A pesar que las estadísticas por nacionalidades no las tendrán hasta finales de año, está convencido que las transoceánicas como las procedentes de Estados Unidos, Canadá o Japón habrán desaparecido.