El Palau Robert pone rostro a la pandemia
La muestra ‘7,5 millones de miradas’ reúne fotos de Adriana Eskenazi y Laura Encursiva de catalanes tras el confinamiento
La mascarilla cubre la sonrisa del rostro, pero las partes descubiertas revelan las emociones de las personas. Ojos que son una ventana al alma, pequeños pliegues cerca de los párpados o ceños fruncidos que desnudan el estado anímico. Las fotógrafas Adriana Eskenazi y Laura Encursiva retratan los sentimientos producidos por la pandemia a través de una sesentena de imágenes tomadas a personas de Cataluña. El resultado se plasma en la exposición 7,5 millones de miradas, que puede verse (gratis) en la entrada ...
La mascarilla cubre la sonrisa del rostro, pero las partes descubiertas revelan las emociones de las personas. Ojos que son una ventana al alma, pequeños pliegues cerca de los párpados o ceños fruncidos que desnudan el estado anímico. Las fotógrafas Adriana Eskenazi y Laura Encursiva retratan los sentimientos producidos por la pandemia a través de una sesentena de imágenes tomadas a personas de Cataluña. El resultado se plasma en la exposición 7,5 millones de miradas, que puede verse (gratis) en la entrada del Palau Robert de Barcelona hasta el 23 de septiembre.
Tras recibir el encargo del equipamiento cultural de la Generalitat, las dos fotógrafas recorrieron en coche toda la comunidad tras el confinamiento. Entre sus destinos, las cuatro capitales de provincia y la Costa Brava. “Al final lo hemos hecho muy nuestro. Hemos fotografiado a personas de todas las edades: niños, que no comprendían los cambios drásticos que estaban viviendo, y ancianos, muchos de los cuales lo vivieron en soledad; pero también temporeros, personal sanitario y bomberos, porque queríamos también rendir homenaje a todos los que han hecho frente al virus”, explica Eskenazi, en conversación telefónica.
Las imágenes muestran cómo ha afectado a los todos ellos la emergencia sanitaria. De poder de moverse con total libertad a quedar en cuarentena de un día para otro y de dar abrazos y besos a mantener una distancia prudente con el rostro cubierto. Para muchos, también ha representado pérdidas, despidos o adioses por largos periodos de tiempo con familiares mayores, ante el riesgo de contagio. “Todas las miradas tienen el mismo contexto: el de estar casi tres meses confinados pensando en lo que estaba ocurriendo y en lo que iba a suceder”, destaca Encursiva.
En los retratos se ven caras de incertidumbre, miedo o preocupación. Pero también de esperanza o alegría. “Dentro de todo este proceso nos pusimos en contacto con diferentes asociaciones. Buscamos ciertos perfiles que quizás, si sales a la calle, no son tan fáciles de encontrar, como cuando estuvimos con una entidad de la etnia gitana en Tarragona”, prosigue Encursiva.