Sonrisas y mascarillas en los ‘casals’ de verano

Los programas de ocio educativo para niños arrancan este lunes con medidas de seguridad

Inicio del 'casal' de verano organizado por la Fundació Pere Tarres en la escuela Sant Gregori de Barcelona.Albert Garcia (EL PAÍS)

Las sonrisas y la ilusión volvieron este lunes por la mañana al patio de la escuela Sant Gregori, en Barcelona, tras tres meses del confinamiento. Decenas de padres llegaron de forma escalonada para dejar a sus hijos en uno de los casals de la Fundación Pere Tarrés, que como muchas otras entidades ha tenido que acomodar su oferta de ocio educativo estival para evitar los riesgos de contagio a causa de...

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Las sonrisas y la ilusión volvieron este lunes por la mañana al patio de la escuela Sant Gregori, en Barcelona, tras tres meses del confinamiento. Decenas de padres llegaron de forma escalonada para dejar a sus hijos en uno de los casals de la Fundación Pere Tarrés, que como muchas otras entidades ha tenido que acomodar su oferta de ocio educativo estival para evitar los riesgos de contagio a causa de la emergencia sanitaria.

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El gel desinfectante en la entrada del colegio, la toma de temperatura y la división de los niños en grupos reducidos de 10 personas forman parte de la nueva convivencia de sus actividades adaptadas a los protocolos sanitarios.

Algunos niños se despedían con timidez de sus padres. Muchos, notablemente felices, buscaban hacer nuevos amigos. Como Mariola, que este lunes era su primer año en ese casal en el que estará una semana. Y otros se mostraban emocionados por reencontrarse con sus compañeros del colegio, como Sofía, de 11 años. “Ya hace cuatro años que vengo y me lo paso muy bien. Supongo que este año también, aunque sea respetando las medidas de seguridad”, explicaba la pequeña, que es consciente que este verano no podrá jugar tanto en grupos como otras veces.

“Normalmente, siempre tienen mucho contacto y se relacionan entre pequeños y grandes. Lo van a echar mucho en falta ellos y nosotros”, lamentaba Susana Gómez, la monitora que recibía por la mañana a los pequeños en la entrada de la escuela. Los recibía con energía y saludos con el codo. “Qué mascarilla más chula, nos la quitaremos más tarde”, le explicaba a uno de los veinte niños, a quienes acomodaban en unos escalones y les entregaban unas playeras naranjas.

Uno de los grupos tuvo la visita de Gaia, un animal con cara de zorro que saludaba a los niños en uno de los patios. Justo después, mientras un grupo se dirigía al aula para llevar a cabo una manualidad que consistía en elaborar una corona de cartón con el rostro de Gaia, otros jugaban en el patio con una gran tela de colores, al que llaman el paracaídas.

La directora de programas educativos y sociales de la fundación, Sònia Recasens, apuntó que hasta el momento cuentan con unas 17.000 inscripciones —la mitad de una temporada normal— y recordó que han habilitado un programa de ayuda y becas, que ya ha alcanzado 3.000 solicitudes, para que “ningún niño se quede sin actividad de verano”. “Este año ha habido una incertidumbre importante. En primer lugar, sobre si se podrían o no hacer los campamentos y casals. Después, está siendo complicado porque hay muchas familias afectadas por un ERTE”, ha destacado.

Actividades necesarias

En cuanto a las medidas de seguridad, la responsable detalló que los grupos de niños del programa, que solo asisten de las 9.00 a las 17.00 horas, no compartirán actividades entre ellos durante todo el casal. Sobre el comedor, resaltó que la comida se emplata en la cocina y que el personal lleva mascarillas y guantes. “Creemos que es muy importante que aprendan esta nueva normalidad, estas nuevas normas de convivencia que les permitan volver a encontrar a sus amigos”, señaló.

Una vez finalizado el curso el pasado viernes, numerosas actividades de verano arrancaron este lunes en muchos municipios catalanes. “Para todos los niños, estas actividades serán más necesarias que nunca para que les permitirán reconectar con la normalidad y volver a jugar juntos, respirar aire puro y disfrutar de la naturaleza”, explicó Fundesplai, otra de las grandes entidades dedicada al ocio educativa. La fundación asegura que, durante estas últimas semanas, ha formado a sus monitores en educación emocional “con tal de detectar y hacer aflorar los miedos e inquietudes” producidos por el confinamiento.

Entre las medidas de seguridad adoptadas, abundaron que en los comedores separarán a los grupos con mamparas, limitarán el número de camas en las habitaciones para garantizar las distancias de seguridad y que ventilarán los espacios interiores tres veces al día.

Fundesplai informó que esperan superar las 1.300 tandas y los 68.000 participantes de la campaña del verano pasado. Además, han recibido 4.228 solicitudes de becas para menores en situación vulnerable.

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