El ‘concierto de los balcones’ iba a costar 500.000 euros
El Ayuntamiento afirmó que el coste del acto, anulado por las críticas de los grupos, sería de 200.000 euros
El concierto que el Ayuntamiento de Barcelona preveía celebrar ayer sábado en terrazas y balcones y que fue finalmente cancelado por las críticas de los propios grupos de música iba a costar 500.000 euros y no 200.000 euros, tal y como el Consistorio había reconocido hasta ahora. Así consta en la Gaceta Municipal publicada el sábado, tal y como publicó ayer el diario Ara. Según el documento público municipal...
El concierto que el Ayuntamiento de Barcelona preveía celebrar ayer sábado en terrazas y balcones y que fue finalmente cancelado por las críticas de los propios grupos de música iba a costar 500.000 euros y no 200.000 euros, tal y como el Consistorio había reconocido hasta ahora. Así consta en la Gaceta Municipal publicada el sábado, tal y como publicó ayer el diario Ara. Según el documento público municipal, el Ayuntamiento se había comprometido a sufragar la mitad del coste del evento (250.000 euros) a través de un convenio firmado con la productora Mediapro. En la misma gaceta consta que la propuesta fue retirada.
El evento, titulado Barcelona, ens en sortirem y que tenía que ser un acto de homenaje por el confinamiento forzado a raíz de la pandemia del coronavirus, se ha convertido en un bumerán para el gobierno municipal y para la alcaldesa Ada Colau, a la que la oposición en pleno le reclama explicaciones. La propuesta cayó después de que se supiera el coste público del acto y los grupos que habían confirmado su participación iniciaran una retirada en cascada.
El grupo musical Txarango inició la revuelta al anunciar a través de Twitter su renuncia al conocer el coste del evento cuando en plena crisis del coronavirus existían otras prioridades. Después se añadieron a la discrepancia Sopa de Cabra, Els Catarres, Stay Homas, Clara Peya, Austin, Suu, Lildami, Manolo García y Silvia Pérez Cruz.
La productora afirmó que el alto coste se explicaba por la complejidad de crear una producción audiovisual compleja desde escenarios diferentes y en el que se tenía que asegurar una buena calidad tanto de sonido como de imagen. La propuesta apenas duró dos días.