“Las mascarillas van tarde, ya nos habíamos buscado la vida”

Un bloqueo informático dificulta la entrega de protecciones en las farmacias catalanas, que atienden “con calma y sin colas”

Primer día de venta de mascarillas protectoras subvencionadas por la Generalitat de Catalunya. En vídeo, declaraciones de Guillermo Bagaría, miembro de la junta de gobierno del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona.Vídeo: Carles Ribas | EP

Leandro Pons ha venido a por sus medicamentos. Una tela blanca finísima, que parece un velo más que una protección, le cubre la boca. Pons pregunta, de paso, por las mascarillas quirúrgicas del Gobierno que las farmacias reparten desde este lunes. “Ya ves, tengo 71 años y es la primera vez que utilizo la Seguridad Social”. La farmacéutica le advierte de que el sistema informático no funciona -está colgado desde las 10.00- pero va a intentarlo de todos modos. “Pues mira, has tenido suerte”, dice Anna Casellas antes de entregarle la mascarilla envuelta en un sobre de papel. Otros clientes habitu...

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Leandro Pons ha venido a por sus medicamentos. Una tela blanca finísima, que parece un velo más que una protección, le cubre la boca. Pons pregunta, de paso, por las mascarillas quirúrgicas del Gobierno que las farmacias reparten desde este lunes. “Ya ves, tengo 71 años y es la primera vez que utilizo la Seguridad Social”. La farmacéutica le advierte de que el sistema informático no funciona -está colgado desde las 10.00- pero va a intentarlo de todos modos. “Pues mira, has tenido suerte”, dice Anna Casellas antes de entregarle la mascarilla envuelta en un sobre de papel. Otros clientes habituales han dejado sus tarjetas sanitarias, que se acumulan en el mostrador, para cuando se arregle el problema.

En apenas una hora, las farmacias catalanas habían repartido 100.000 unidades, lo que ha provocado el bloqueo del sistema de receta electrónica, tal como reconoce el secretario del Consejo de Colegios Farmacéuticos de Cataluña, Jordi Casas. Como en la farmacia de Casellas, sin embargo, la distribución está transcurriendo “con calma y sin colas”.

“Las mascarillas llegan tarde y mal. Todos, de una forma u otra, nos hemos buscado la vida para tener una. Y además, las dan contaditas, eh”, dice Pons, muy crítico con la gestión del Gobierno porque “no estaba preparado” ante la epidemia. “Las mascarillas”, sigue, “son necesarias, pero todo lo que no pase por hacer pruebas a toda la población no sirve de mucho”. “De todos modos, lo han diseñado muy bien”, añade el hombre, que presume de tener “conocimientos médicos”. “¿Las mascarillas o el operativo?”, pregunto. “No, no, el virus… Es un perfecto virus de laboratorio. Se coge a los alveolos pulmonares de una forma perfecta”, sonríe Pons mientras se aleja con su paraguas azul por las calles vacías del Eixample de Barcelona.

Hasta mediodía, apenas unas diez personas se han acercado a esta farmacia de la calle Roger de Llúria con Diagonal para llevarse (o intentarlo) una mascarilla gratuita “del seguro”. “Son un poco más finas que las quirúrgicas que vendemos [a 1,90 euros la unidad], pero muy similares”, dice Casellas. En este barrio por donde suelen circular turistas, oficinistas y vecinos de clase media no hay demasiada pasión por las mascarillas del Gobierno. “Aquí la gente no pierde el tiempo para buscarlas. Muchos han encargado estas otras”, añade la farmacéutica señalando la que ella misma lleva puesta. Es una mascarilla FFP2 sin válvula de exhalación, de las que sirven tanto para no contagiarse como para no contagiar. Tenían que llegar esta semana pero, por ahora, hay que esperar, le dice a una señora que acaba de entrar y pregunta por ellas. “Yo llevo la misma desde hace seis semanas, pero la voy desinfectando”.

Mercecdes sale de la farmacia con su mascarilla quirúrgica a pelo, sin sobre. La lleva en una mano. Preguntarle su nombre resulta un poco embarazoso porque lo lleva escrito en la solapa de la chaqueta. “Trabajo en un laboratorio y no nos han dado protección. Yo tampoco he podido conseguir ninguna de amigos, he hecho unas cuantas caseras”. Se lleva las más gruesas, las de 1,90. “Soy clienta habitual y me han dado esta”, añade mientras un hombre con la mascarilla más ortopédica (la FFP3, que lleva válvula y da un aspecto más de de malo de Star Wars) habla con la farmacéutica. “Soy bronquítico y asmático, así que tengo que ir con cuidado”, dice mientras da un paso atrás.

“Una mascarilla quirúrgica no te soluciona la vida. Dura cuatro u ocho horas, aunque claro, se puede reutilizar”, añade Casellas , que a pesar del problema informático y de las advertencias de los farmacéuticos sobre un posible colapso asegura que la situación es tranquila. “Hoy estoy vendiendo más geles y guantes que mascarillas”.

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Casas, del Colegio de Farmacéuticos, ha ratificado que la tranquilidad es general en la mayoría de las 3.227 farmacias catalanas. Pero ha lamentado que la caída del sistema no afecta solo a la entrega de mascarillas, sino al resto de material sanitario y medicamientos con receta electrónica. “Pedimos por activa y por pasiva que solo fueran a buscar mascarillas las personas que las necesitaran para que la recogida fuera escalonada”, ha insistido en TV-3.


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