La orquesta que se resiste a quedarse muda
A los 13 músicos de Opus One, recién constituida para conmemorar el aniversario de Tubular Bells, les sustrajeron sus instrumentos hace una semana tras un concierto en Sevilla, sin ellos su futuro está en jaque
La Orquesta Opus One se quedó muda el pasado 29 de septiembre. Unos ladrones robaron su música: 13 guitarras —eléctricas, acústicas y españolas―, tres bajos eléctricos, dos teclados, una mandolina, varias campanas tubulares y una mesa de luces. Todos los instrumentos se encontraban en el interior de una furgoneta que el grupo aparcó a la entrada de un hotel de Bormujos (Sevilla) donde dormían. Desde entonces no saben nada: ni de los autores del robo, ni de sus motivos, ni de si hay avances en las pesquisas. Un silencio —obligado por la inv...
La Orquesta Opus One se quedó muda el pasado 29 de septiembre. Unos ladrones robaron su música: 13 guitarras —eléctricas, acústicas y españolas―, tres bajos eléctricos, dos teclados, una mandolina, varias campanas tubulares y una mesa de luces. Todos los instrumentos se encontraban en el interior de una furgoneta que el grupo aparcó a la entrada de un hotel de Bormujos (Sevilla) donde dormían. Desde entonces no saben nada: ni de los autores del robo, ni de sus motivos, ni de si hay avances en las pesquisas. Un silencio —obligado por la investigación, señalan las fuentes oficiales― que se suma al que ellos se han visto obligados a guardar y que, además, atenaza no solo el futuro de sus próximas actuaciones, sino de la propia existencia del grupo que se fundó en Cataluña para conmemorar el 50 aniversario de Tubular Bells, la grabación que Mike Olfield realizó en 1973 y que se ha convertido en leyenda.
“Hemos estado a punto de disolvernos”, señala su director, Xavier Alern, para dar una dimensión al alcance que, para sus 13 componentes, ha supuesto el choque emocional y económico del robo. Varios de los músicos son también profesores de conservatorio, pero otros, como el propio Alern, han unido su futuro al de este proyecto que se inició el pasado mes de mayo y cuyas buenas críticas han generado muchas expectativas. “Hemos conseguido muchos seguidores y no podemos permitirnos perderlos”, subraya.
Opus One había llegado a Sevilla el 23 de septiembre para preparar su concierto del día siguiente en el Cartuja Center. “Nos hospedamos en Bormujos y esa noche pudimos aparcar dentro del garaje subterráneo del hotel, así que pensamos que el día del concierto no iba a haber problema, pero cuando llegamos nos encontramos que estaba todo lleno y tuvimos que aparcar la furgoneta con los instrumentos fuera, en la calle”, explica Alern. La euforia por el éxito de la interpretación se apagó a la mañana siguiente, cuando vieron que la puerta del vehículo estaba forzaba y que dentro solo quedaban los timbales de concierto, parte de las campanas tubulares y un amplificador. “Da la sensación que es lo que no les cupo a los ladrones cuando se lo llevaron”, opina Alern.
La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación. Con la cautela que implica una investigación en curso, trabajan con la hipótesis de que se trata de un robo casual, alejado de una operación organizada. “Una furgoneta negra es siempre algo muy goloso para los que pasan por ahí”, señalan fuentes conocedoras de la investigación, que descartan que esta sustracción pueda vincularse de manera directa con los últimos asaltos a casas de personajes conocidos, como María del Monte o Sergio Ramos, en la misma zona del Aljarafe sevillano.
Los músicos de Opus One temen que, como les dijeron en un primer momento en la comandancia de San Juan de Alznalfarache donde presentaron la denuncia, si pasadas las primeras 72 horas no se da con un posible culpable, se cierre la investigación. Las fuentes consultadas han confirmado a este diario que, de momento, las pesquisas siguen su curso.
Sin instrumentos —que las compañías no aseguran, afirma Alern―, sus próximos conciertos penden de un hilo. De momento, han pedido aplazar el de Palma de Mallorca, previsto para el 2 de diciembre ―”estamos esperando que nos lo confirmen”, dice Alern―, y esperan haber podido recuperarlos o tener otros prestados para las siguientes citas, en Madrid y Barcelona, fijadas para enero y febrero de 2024. “Estamos pendientes de cerrar otra fecha en Galicia y también estaba la posibilidad de una gira por América Latina, pero con esta situación ahora mismo es inviable”, explica su director. La organización recae sobre ellos porque no cuentan con productor ni manager, lo que ralentiza mucho los plazos.
Alern no quiere tasar el importe de los instrumentos sustraídos para no alentar a sus ladrones —aunque expertos consultados los cifran entre 45.000 y 70.000 euros―. Los músicos saben que, antes que su precio, los instrumentos poseen un valor sentimental inabarcable. Se han templado con la caricia de sus manos y el beso del aire que les han insuflado durante años. “Para nosotros son mucho más que herramientas, como podría ser un martillo”, indica Alern, que se ha quedado sin bajo y sin mandolina.
Mientras aguardan algún avance en la investigación, están dispuestos a hacer ruido en las redes sociales. Además de haber empapelado Bormujos con carteles en los que denuncian los hechos ―”les pedimos a los ladrones que se pongan en contacto con nosotros”, dice el director― y de abrir un apartado en su página web en el que, bajo el epígrafe Instrumentos Robados, muestran fotos de todo el material sustraído por los cacos en Bormujos, han lanzado imágenes de los instrumentos con el número de serie a través de sus cuentas. “Todos los músicos de España pueden saber que han sido robados”, indica Alern.
Su cuenta de X (antiguo Twiter) es @Arslonga, que forma parte de la famosa cita de Hipócrates Vita brevis, ars vero longa, que se ha interpretado bajo la idea de que el conocimiento o el arte requieren de mucho tiempo o esfuerzo para ser dominados, pero que la vida es breve. Ellos quieren forzar un desenlace que les permita recuperar sus instrumentos y hacer que lo que sea larga sea la gira que habían comenzado con tan buenas vibraciones.