Roquetas de Mar, la ciudad que siempre vota a Gabriel Amat
La localidad almeriense tenía 36.000 vecinos cuando se estrenó este alcalde del PP. Ahora, 28 años después, ha revalidado la mayoría absoluta con una población de 102.000 habitantes
El 17 de junio de 1995, Gabriel Amat (PP) se convirtió por primera vez en alcalde de Roquetas de Mar (Almería). Han pasado 28 años y, tras ocho elecciones municipales y diferentes mayorías, solo él se ha sentado en el sillón de la alcaldía. Como si el tiempo no desgastara su gobierno, el 28-M Amat barrió a todos sus rivales. Con 14.318 votos y 15 concejales de 27 posibles, el alcalde popular ha superado en casi 10.000 papeletas al segundo, el PSOE. La ciudad de hoy no se parece al pueblo de entonces. La Roquetas de la primera alcaldía, con 36.000 habitantes, vivía de la agricultura y el turism...
El 17 de junio de 1995, Gabriel Amat (PP) se convirtió por primera vez en alcalde de Roquetas de Mar (Almería). Han pasado 28 años y, tras ocho elecciones municipales y diferentes mayorías, solo él se ha sentado en el sillón de la alcaldía. Como si el tiempo no desgastara su gobierno, el 28-M Amat barrió a todos sus rivales. Con 14.318 votos y 15 concejales de 27 posibles, el alcalde popular ha superado en casi 10.000 papeletas al segundo, el PSOE. La ciudad de hoy no se parece al pueblo de entonces. La Roquetas de la primera alcaldía, con 36.000 habitantes, vivía de la agricultura y el turismo era incipiente. Allí se instalaron en 1963 los primeros invernaderos de Almería. La Roquetas de ahora, con 102.000 y personas, está volcada en un turismo masivo, en el comercio y la hostelería, y en una agricultura bajo plástico que ocupa casi cada metro cuadrado disponible fuera de la zona urbana. Todo con una constante: siempre gana Gabriel Amat.
Hace años, Amat se definía a sí mismo como agricultor aunque algunas fuentes de la localidad afinan esa descripción a empresario agrícola, que no es necesariamente lo mismo. Con el tiempo se convirtió en constructor de invernaderos y en propietario de concesionarios de coches en la provincia de Almería. Gabriel Amat Ayllón, que nació hace 78 años en un pueblo de la costa de Granada, Albuñol, entró en política como concejal de Roquetas en 1979. Desde entonces, con un paréntesis de tres años (1983-1986) siempre ha tenido un cargo en el Ayuntamiento. Más de cuatro décadas que, en la práctica, resume en una frase Miguel Ángel Nieto, propietario de una pastelería en la avenida Juan Carlos I de la ciudad: “Mientras esté Amat, va a salir Amat”. Nieto explica el transcurrir de los acontecimientos en cada cita electoral: “Antes de las elecciones la gente siempre comenta que esto está hecho una porquería, que hay que cambiar. De hecho, si hablabas con la gente cuatro días antes de las últimas, parecía que no salía. Al final, ha arrasado. Es siempre igual”.
Un antiguo cargo de IU que prefiere no revelar su nombre da una opinión que acaba en el mismo sitio: “Nunca se confía, nunca da una elección por ganada ni se deja ir. En esta ocasión ha creado una megamovilización por miedo a Vox”. Antes de las elecciones, explica, “siempre llegan rumores de debilidad del PP, de que no alcanzan la mayoría absoluta; en realidad, siempre salen de ellos, de Gabriel, para que sus votantes no se relajen”, añade, “y los resultados son los que son”. Belén Pérez, candidata de IU/Podemos, que han conformado una candidatura única, atribuye el éxito de Amat a la abstención, que alcanzó el 49,35%, y a “la ola de derechas”: “Tendremos que hacernos mirar por qué la gente se ha quedado en su casa”. “Amat se reunió con todas las asociaciones y colectivos. Nosotros hemos pedido reunirnos con ellos y no han querido”, reconoce Pérez.
Eva Pérez, presidenta de la Asociación de Comerciantes del centro de la ciudad, alaba el plan municipal Impulsa que financió el 70% de todos los gastos de la pandemia. “Eso lo agradecimos mucho y partió de él”, resume. La granadina Clara, que vive en Roquetas de Mar desde hace 45 años, tiene otra opinión: “No me gusta cómo trata a los ciudadanos y reparte el trabajo a quien quiere. Debería jubilarse ya”. En la ferretería Flores, a pocos metros de la vivienda del alcalde, la propietaria está contenta. “Como vecino siempre está y la ciudad se ha ido adaptando a los tiempos”. Y, sin haberlo oído, remata la idea de Nieto: “Aquí las siglas no importan, mientras se presente va a ganar porque no hay opciones”.
Eso de que no hay opciones no es literalmente así. En las municipales los roqueteros han podido elegir entre 13 papeletas. Han conseguido representación municipal el PSOE, con 4.932 votos y cinco concejales; Vox, con cuatro ediles; la formación local de derechas Almería Avanza, dos ediles; e IU/Podemos, un concejal. Los otros ocho se han quedado sin representación sumando 3.512 votos.
Manolo García, candidato del PSOE a la alcaldía, no encuentra explicación a esa mayoría. “Llega un momento en el que parece que ni nosotros entendemos de política. Hemos presentado una magnífica candidatura, abierta a gente nueva pero ni aún así”, dice. Y se queja de que a Amat lo votan “en una ciudad en la que aún no hay líneas urbanas de autobuses, no hay Policía Nacional porque no quiere, no ha puesto un árbol en años, hay 20.000 viviendas vacías y no se crea empleo industrial”: “Tenemos 17 kilómetros de magníficas playas sin ningún valor añadido. Para nosotros esto no tiene otra explicación que el voto cautivo o clientelar”.
La dispersión en muchos grupos políticos no es casual, comenta el antiguo cargo de IU: “A Amat le gusta que haya muchos para que exista esa dispersión del voto que no sirve luego para nada”. Es aficionado, dice, al “divide y vencerás”. En cualquier caso, este expolítico considera que “es un buen político: sabe leer la ola y ponerse de parte de ella; está siempre en el lugar correcto y cuando no, como le ocurrió al apoyar a Cospedal, rectifica y vuelve al sitio adecuado”. Pero añade otras razones: “Su campaña publicitaria es bestial, es un bombardeo constante que no deja que se escuche nada de los demás. Luego está que el PSOE va al ralentí y la unión IU/Podemos no es una unidad real, es un cascarón vacío con poco más”.
“Todos los juicios los he ganado y han sido muchos”
Gabriel Amat, según explica telefónicamente a EL PAÍS, lo ve más fácil. Sus victorias se deben al “trabajo” y a “cumplir” con lo que se compromete. “El ayuntamiento no tiene deudas, la carga fiscal es menor que en la mayoría de las ciudades, somos los primeros o segundos en pronto pago en Andalucía y entre los 10 primeros de España”. Insiste además en una transformación radical de Roquetas, algo evidente si se tiene en cuenta que su población se ha triplicado en menos de tres décadas. El presupuesto municipal alcanza, dice su alcalde, los 108 millones de euros anuales.
Además de la arena municipal, Amat es convocado con frecuencia en los juzgados, pero no ha sido condenado. “Todos los juicios que he tenido los he ganado y han sido muchos. Y los periódicos me critican pero luego no han sido capaces de pedir disculpas por lo que me han dicho. Mi satisfacción es que todas las acusaciones y pleitos han sido ganados por mí”, cuenta. Y respecto a si se va a seguir presentando: “No sé, no sé. Tengo ganas y fuerza, pero Dios dirá”.
En Roquetas de Mar conviven 113 nacionalidades y rumanos y marroquíes son las comunidades más grandes. Ali Yahya, de 36 años, de los que 22 los ha pasado en Roquetas, dice que vive bien. El jornal en la agricultura es 43 euros al día y “han abierto las mezquitas que necesitamos”. A la comunidad rumana – 9.000 en total, 3.000 de ellos empadronados en los últimos meses según el PSOE–, en su mayoría ordodoxos evangelistas, el Ayuntamiento y la Diputación de Almería financiaron la compra de una parcela para una basílica. Con las necesidades religiosas cubiertas, la ciudad no sufre grandes problemas por su multiculturalidad. Es lo que el antiguo cargo de IU denomina “paz de Roquetas”, a la que a continuación asocia con un “sistema clientelar fuerte basado en dar muchas subvenciones y, si no, en dejar hacer”. Para Amat, en cambio, es atender las necesidades de su municipio.