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La mano derecha de Mazón dice que no recuerda haberle ordenado a Pradas que no molestase al ‘president’ el día de la dana

José Manuel Cuenca declara en la comisión del Congreso e insiste que el jefe del Consell no estuvo ilocalizable y que “conocía la situación” de lo que estaba pasando

El secretario autonómico del Gabinete del 'president' y de Comunicación de la Generalitat, José Manuel Cuenca, el pasado miércoles. Foto: Ana Escobar (EFE)

Todas las miradas se dirigen a José Manuel Cuenca, la mano derecha y jefe de Gabinete del entonces president valenciano Carlos Mazón durante la dana. Cuenca declara este lunes en la comisión de investigación en el Congreso sobre la gestión de la crisis derivada de las inundaciones del 29 de octubre de 2024 tan solo un día después de que la exconsellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, revelara en una entrevista televisiva que él le ordenó pasadas la una de la tarde no molestar a Mazón aquel día. El porqué de esa orden, de hecho, ha sido una de las preguntas que más le han repetido los diputados. Cuenca se ha limitado, escuetamente, a repetir que no se acordaba: “No recuerdo en absoluto esa conversación”. No obstante, ha admitido que sí habló a las 13.20 con ella y que le “parece normal haberle podido decir eso”, pero solo en el marco temporal de los actos en los que estaba Mazón esa mañana. Es decir, que no le exigió no contactar con el president. Pradas desobedeció la presunta orden y telefoneó al president a las 16.29, pero este canceló la llamada. Solo se la devolvió a las 17.37, cuando el Cecopi había comenzado y al menos 22 personas habían fallecido, según una investigación de este periódico. Ese día fallecieron al menos 229 ciudadanos en Valencia a causa de la dana.

Cuenca fue el responsable de mantener la agenda de aquel día de Mazón, especialmente la comida con la periodista Maribel Vilaplana en el restaurante El Ventorro, que se alargó hasta las 18.45. Sobre esta comida, el jefe de Gabinete ha explicado que fue él quien sugirió al president celebrar esa reunión. “El presidente tenía una comida de trabajo que le sugerí yo, al igual que la tuvo con tres o cuatro personas más que eran posibles candidatos para À Punt. Aquel verano se había aprobado una nueva ley en las Cortes Valencianas con un nuevo modelo de televisión. El grupo parlamentario estaba barajando una serie de consejeros y también se estaban barajando una serie de personas para estar al frente de dirección”, ha explicado. La factura de la larga comida, realizada en un reservado, fue abonada por el Partido Popular valenciano y no la Generalitat.

Pradas también habló durante esa sobremesa tres veces más con Mazón, pero desde las 18.30 hasta las 19.43 no le atendió porque, según el president, tenía el móvil dentro de la mochila y no podía escucharlo. Cuando lo hizo, ya se había tomado la decisión de enviar el ES-Alert. La alerta llegó a las 20.11, cuando al menos 155 habían muerto y la situación de otras 37 personas era crítica. Cuenca ha asegurado que el jefe del Consell “nunca estuvo ilocalizable”, que “conocía la situación” y que nunca le advirtieron de que se estaba barajando el envío de un ES-Alert. Estas afirmaciones son contradictorias con las respuestas de Cuenca cuando le preguntaban por todo lo que sucedía esas horas en Valencia (los desbordamientos, los rescates, las llamadas del 112). “Nadie sabía nada”, ha dicho, por otro lado, el jefe del Gabinete.

Por otro lado, la mano derecha de Mazón ha insistido en que la conversación entre Pradas y el president “fue permanente” y que, ese día “tuvieron numerosas conversaciones”. Esto choca frontalmente con el listado de comunicaciones de ese día de la exconsellera. De las 105 llamadas que registró, solo 12 fue con el entonces president. Este canceló cuatro ―tres en las peores horas de la dana―, atendió dos y el resto se produjeron en la última hora antes de llegar al Cecopi. Con Cuenca registró ese día siete, dos de ellas fueron canceladas. Pradas, no obstante, afirmó durante la entrevista de este domingo en La Sexta que se intercambió mensajes con el equipo de Mazón con el objetivo de mantenerle informado sobre las consecuencias de la dana, la situación crítica de la presa de Forata o el envío masivo a móviles del ES-Alert.

A la cuestión de por qué Mazón no fue antes al Cecopi ―en relación también a las declaraciones de Pradas en la entrevista en la que confiesa que que le hubiera gustado “viendo lo que ha pasado, que hubiera estado en esa sala el máximo representante de la Generalitat”―, Cuenca ha insistido en que nadie nunca reclamó al president que fuera allí, ni la exconsellera ni ningún alcalde. El jefe de Gabinete se ha mostrado molesto cuando los portavoces le han preguntado por qué no le instó él, ante la gravedad de lo que estaba pasando. “Muchos de ustedes me están trasladando: ¿Por qué no lo cogió de los pelos y los llevó hasta allí”, ha exclamado.

Cuenca ha eludido algunas preguntas de los diputados justificando que “todas estas cuestiones” ya las había resuelto la semana pasada cuando fue a declarar como testigo en la causa que instruye la magistrada de Catarroja Nuria Ruiz Tobarra. También se ha escudado que esas cuestiones no eran objeto de la comisión. Por esto último, la presidenta de la comisión, la socialista Carmen Martínez, le ha reprendido por dar esta respuesta. “Usted puede negarse a contestar a las preguntas de los señores portavoces (...) usted no es quien si es objeto o no es objeto de la comisión. Por lo tanto, Rogaría que no vuelva a hacer esa referencia”.

Otro de los altos cargos del Gobierno valenciano que este lunes ha comparecido en la comisión del Congreso ha sido el conseller de Educación, Cultura, Universidades y Ocupación de la Generalitat Valenciana, José Antonio Rovira Jover. El responsable de Educación de la Comunidad Valenciana ha eludido responsabilidades y ha asegurado que él se marchó ese día a comer a Alicante porque la delegada del Gobierno había insistido esa mañana que el temporal mejoraría a partir de las 18.00.

Lo cierto es que Bernabé, según la documentación del sumario de la causa, llamó por primera vez a Pradas a las 12.23 para ofrecerle ayuda de la UME, ante la gravedad de las lluvias y los avisos de la AEMET. Volvió hacerlo dos veces más, ya que la exconsellera rechazó la ayuda. Rovira, no obstante, ha insistido en la falta de información para actuar, a pesar de que a primera hora de la mañana del 29 al menos 17 ayuntamientos suspendieron las clases de los colegios, como también hizo la Politécnica de Valencia, por ante el peligro de desbordamientos de carreteras.

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