El PP revive sus fantasmas con Vox: alarma entre los barones por el pacto valenciano
Los presidentes autonómicos que se examinan en las urnas temen que un acuerdo con cesiones a los ultras para sustituir a Mazón empañe sus elecciones
Tras la dimisión de Carlos Mazón por su gestión de la dana, el PP vive un déjà vu. Otra vez, como en 2023, la Comunidad Valenciana hace de avanzadilla en la nueva generación de acuerdos con Vox. Con el rie...
Tras la dimisión de Carlos Mazón por su gestión de la dana, el PP vive un déjà vu. Otra vez, como en 2023, la Comunidad Valenciana hace de avanzadilla en la nueva generación de acuerdos con Vox. Con el riesgo de que se repita el guion.
Hace dos años, después de las elecciones autonómicas de mayo, Mazón fue el primer barón del PP que pactó con la extrema derecha. Aquel acuerdo se interpretó como una entrega a Vox, al que dio entrada en su Gobierno y cuyos postulados asumió. Fruto de esa alianza, Mazón derogó la Ley de Memoria Democrática valenciana y la sustituyó por una llamada ley de concordia en la que no se condenaba el franquismo. También aceptó renombrar la violencia machista con el eufemismo ultra de “violencia intrafamiliar”. Ese entendimiento entre el PP de Mazón y Vox dio munición al PSOE para vincular a Alberto Núñez Feijóo con la extrema derecha en la campaña de las generales de julio de 2023, adelantadas tras aquellas autonómicas, y el líder del PP se quedó a las puertas de La Moncloa.
Ahora, en una especie de segunda parte del ciclo político de 2023, la Comunidad Valenciana vuelve a inaugurar, con la posible alianza con la extrema derecha, una carrera de citas electorales en varias comunidades gobernadas por el PP; una carrera que, además, nadie puede descartar que termine en unas generales. Así lo creen cada vez más dirigentes del PP tras la ruptura de Junts con el Gobierno de Pedro Sánchez, aunque el líder del PSOE insiste en que agotará la legislatura hasta 2027.
Esos ecos de 2023 han encendido las alarmas en el PP. La negociación que ha arrancado ya con Vox para elegir al sustituto de Mazón al frente de la Generalitat Valenciana ha puesto en alerta a los presidentes populares, que temen el impacto negativo en sus propias citas electorales de los próximos meses.
En los territorios gobernados por el PP reconocen en privado su inquietud, tanto si hay un acuerdo en la Comunidad Valenciana como si no lo hay y se celebran elecciones. “Yo estoy poniendo velas a todos los santos para que cierren un pacto pronto”, ironiza un barón, que prefiere “un cierre rápido de la negociación” para que el PP pueda cerrar cuanto antes el malogrado capítulo valenciano, que impacta en la marca PP.
“Deseo que lo antes posible el Gobierno de la Generalitat Valenciana se ponga a trabajar en la recuperación”, dijo el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno, este sábado a su llegada al congreso del PP andaluz en Sevilla, antes de urgir de forma velada a Vox a que se avenga a un acuerdo. “Una vez que el señor Mazón ha asumido su dimisión y se marcha”, remarcó Moreno, “creo que los valencianos quieren que se dejen de politiqueo y que se pongan a trabajar”. El líder andaluz fue reelegido ayer con el 99,5% de los votos.
En Sevilla, el PP de Andalucía evitó referencias a la crisis valenciana, aunque la estela de la dimisión del president sobrevolaba en el ambiente. Los populares andaluces optaron por un congreso sin presencia del resto de barones, que suelen acudir como invitados a los congresos de sus colegas de partido, para evitar distorsiones con la política nacional. Solo se dejó ver por Sevilla el presidente de Murcia, Fernando López Miras, después de que la madrileña Isabel Díaz Ayuso cancelara a última hora su presencia por una leve indisposición.
“Lo de Valencia se ha convertido en un asunto nacional, y la política nacional siempre nos influye en nuestras elecciones”, admite, preocupado, un presidente del PP.
No era lo previsto. La dimisión de Mazón ha alterado los planes de Génova. La cúpula de Feijóo había organizado, en coordinación con sus barones, una secuencia de elecciones en sus feudos como “golpes sucesivos al PSOE”, que arrancaba con los comicios en Extremadura el próximo 21 de diciembre, seguía con Castilla y León el 15 de marzo y terminaba en junio con las elecciones en Andalucía. Pero la renuncia del president valenciano y la negociación con Vox para sustituirle aparecen ahora en escena como un estorbo en ese plan, de consecuencias impredecibles.
En otros territorios populares temen más a un mal acuerdo con Vox que a la posibilidad de que se repitan las elecciones valencianas. “Es peor que asumamos muchas cesiones ante Abascal, al PP le vendría mejor plantarse e ir a las urnas, aunque se perdiera incluso el poder allí”, afirma un dirigente territorial. En la cúpula de Feijóo defienden que lo importante es que se perciba que el PP “marca el camino” a Vox y que dirige lo consensuado hacia asuntos que preocupan a los valencianos, como la reconstrucción tras la dana o la vivienda, en vez de lo que ha puesto Abascal encima de la mesa: el rechazo al pacto verde europeo y a la acogida de menores migrantes.
Pero la debilidad del PP en la Comunidad Valenciana preocupa a sus colegas de partido. “Mazón ya se humilló suficiente cuando aprobó sus últimos Presupuestos con Vox”, recuerda otro dirigente territorial en referencia a las cuentas de 2025, que Mazón sacó adelante asumiendo gran parte de la retórica de los ultras. Defendió, casi con las mismas palabras, “acabar con el Pacto Verde Europeo” y anunció su negativa a aceptar la acogida de un solo menor extranjero no acompañado más en la Comunidad Valenciana. “Vox intentará bajarnos ahora los pantalones otra vez, y el riesgo es que nos intenten arrastrar, y luego, pese a todo, vayamos a elecciones también en la Comunidad Valenciana”, advierten en el PP.
La primera que afronta el riesgo de la negociación valenciana es la presidenta de Extremadura y candidata a la reelección, María Guardiola, que se examina en primer lugar, el 21 de diciembre. Las conversaciones de PP y Vox en Valencia coinciden con su precampaña. La extremeña aspira a retener el Gobierno en una comunidad donde el PSOE ha dominado la historia reciente, con 36 años en el poder por los cinco del PP.
Eso implica un electorado en principio de corte más moderado donde a Guardiola no le interesa la imagen de un PP entregado a la extrema derecha, aunque ella ha gobernado con Vox hasta que los ultras rompieron el Gobierno el verano de 2024. “Está claro que si Vox inviste al candidato del PP en la Comunidad Valenciana, se pacte lo que se pacte, el PSOE lo va a utilizar”, razona otro dirigente popular. “Pero hay que mirar la letra pequeña del acuerdo, que es lo que puede hacer daño en las elecciones extremeñas”, opina. “Guardiola, además, va a las urnas con el discurso de que la ha obligado una pinza del PSOE y Vox, que le ha bloqueado los Presupuestos, así que no le viene bien que Vox justo acuerde con el PP su apoyo a la investidura valenciana”.
La ventaja de Guardiola, creen en el PP, es que el PSOE concurre a las urnas con mucha debilidad porque su candidato, Miguel Ángel Gallardo, está imputado por el caso del hermano de Pedro Sánchez.
Después de Guardiola, el siguiente que afronta riesgos es el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, sobre todo si Vox llevara al PP valenciano a medirse en las urnas. Las elecciones, en ese caso, caerían el 21 de marzo, justo después de las castellanoleonesas, previstas para el 15, así que se solaparían ambas campañas.
Y, por último, el impacto de la onda expansiva valenciana podría alcanzar a Andalucía, con elecciones en junio en las que Juan Manuel Moreno aspira a revalidar una mayoría absoluta que ha puesto en riesgo la crisis de los cribados del cáncer de mama y el ascenso de Vox. En el entorno del presidente andaluz creen, en cambio, que a diferencia del resto, a él le beneficia un acuerdo del PP valenciano con cesiones, para utilizarlo como ejemplo negativo de lo que no debe suceder en Andalucía.
Moreno pretende replicar la campaña que le dio la mayoría absoluta en 2022, en la que pidió concentrar el voto en su papeleta para no tener que depender de los ultras. “El cambio tiene que continuar”, clamó este sábado en Sevilla el presidente andaluz, que pidió una “mayoría de estabilidad”, es decir, sin necesitar a Vox.
En el PP son conscientes de que la gestión de sus pactos autonómicos será determinante, otra vez, para el futuro del líder nacional del PP. “La pregunta es cómo le va a afectar a Feijóo la dimisión de Mazón”, reflexiona un dirigente de un Gobierno autonómico, que cree que todavía es pronto para saberlo, a la espera de saber hasta dónde se reedita o no el escenario político de 2023.