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Vox intentó dos veces sin éxito que la Fiscalía actuase contra Espinosa de los Monteros

El exportavoz del partido ultra en el Congreso presenta Atenea, el centro neocón para la “batalla cultural”

Vox ha intentado dos veces sin éxito que la Fiscalía actúe contra su exportavoz en el Congreso ...

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Vox ha intentado dos veces sin éxito que la Fiscalía actúe contra su exportavoz en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros, a quien dirigentes del partido ultra ven como un rival y una amenaza más que como un antiguo compañero de filas. La primera denuncia contra Espinosa de los Monteros la presentó Vox en octubre de 2024, y se basaba en el testimonio de tres de sus concejales en la localidad madrileña de Collado Villalba, pero el fiscal la archivó alegando que no contenía “mínimos indicios delictivos” para acusar al exdiputado. No satisfecha con esta respuesta, la responsable jurídica de Vox, Marta Castro, formuló a principios de este año una segunda denuncia, en la que añadía al testimonio de los tres ediles un escrito anónimo y un informe jurídico de un letrado contratado por el partido, que atribuía a Espinosa de los Monteros un delito de tráfico de influencias. De nuevo, el pasado 21 de marzo, la Fiscalía archivó la denuncia subrayando que la documentación aportada por Vox carecía de relevancia para cambiar su anterior decisión y que los hechos descritos no justificaban la apertura de una investigación penal.

La denuncia acusaba a Espinosa de los Monteros de haber telefoneado a la portavoz del grupo municipal de Vox en Collado Villalba, Ana Isabel de Dompablo, para pedirle que recibiera a un constructor interesado en un proyecto urbanístico denominado Cantos Altos que iba a votarse en el pleno, indicándole que se trataba de un empresario serio que ya se había reunido con los demás grupos municipales y agregando, según reconoció la edil, que, “por supuesto, votase lo que considerase” conveniente tras escuchar al promotor inmobiliario.

El expediente fue instruido por la denominada Área de Cumplimiento Normativo del partido, dependiente de la cúpula de Vox, que inició una investigación interna según la cual el constructor era propietario del 50% de los terrenos afectados por la operación urbanística y compartía negocios con su exportavoz en el Congreso, quien ya no ocupaba ningún cargo en Vox, pero seguía como afiliado de base. A propuesta de la dirección, el comité de garantías de la formación abrió expediente disciplinario al propio Espinosa de los Monteros, a José Luis Ruiz Bartolomé, entonces diputado autonómico y mano derecha de la presidenta regional de Vox, Rocío Monasterio, esposa del primero; a Pablo Pérez Gallardo, responsable del área intermunicipal de Madrid; y a la portavoz en el Ayuntamiento de Collado Villalba. En el origen del supuesto escándalo estaba la guerra intestina que se libraba dentro del grupo municipal de Vox, cuyos concejales se denunciaban entre sí y se grababan subrepticiamente unos a otros. Al final, todos los ediles de Vox se abstuvieron en la votación de la Operación Cantos Altos, como tenían previsto hacer desde un principio, pero esta salió adelante con el apoyo mayoritario de la corporación.

El pasado 14 de julio, cuatro meses después de que la Sección de Medio Ambiente de la Fiscalía Provincial de Madrid archivara por segunda vez la denuncia, tras constatar que no había ningún motivo para abrir diligencias de investigación penal como pretendía Vox, el Comité de Garantías del partido decidió finalmente dar carpetazo al expediente disciplinario, no sin poner en la picota la honorabilidad de Espinosa de los Monteros y José Luis Ruiz Bartolomé, cuya conducta tachó de “reprochable de acuerdo a lo que exigiría un comportamiento ético y moral ejemplar”. Si no los sancionaba, pese a mostrar dudas de que hubieran vulnerado los estatutos del partido, es porque su supuesta falta estaría ya prescrita, añadía.

El proceso inquisitorial contra el fundador de Vox no habría tenido mayor trascendencia si alguien no hubiera filtrado la denuncia a digitales próximos al partido ultra, lo que sirvió para poner en la picota su imagen pública. Semanas antes, Espinosa de los Monteros, que había mantenido un perfil bajo desde que renunció a su escaño en agosto de 2023, había saltado a la palestra pública con algunas intervenciones en medios de comunicación, como la entrevista que le hizo Federico Jiménez Losantos, lo que generó un fuerte nerviosismo en la madrileña calle Bambú, sede nacional de Vox.

Vox temía que quien había sido mano derecha de Abascal y la imagen más moderna y cosmopolita del partido encabezase una escisión con los miembros del ala ultraliberal que habían sido purgados junto a él: desde el exdiputado Víctor Sánchez del Real al economista Rubén Manso o la exeurodiputada Mazaly Aguilar. Finalmente, Espinosa de los Monteros no ha montado un partido, pero sí un laboratorio de ideas para dar “la batalla cultural” a la izquierda, según sus palabras, desde posiciones liberal-conservadoras. El aperitivo fue su libro España tiene solución, un ensayo que, al contrario de lo que es habitual en el PP o Vox, no se limita a satanizar al Gobierno, sino que pretende ofrecer una alternativa neoconservadora.

Su puesta de largo será este jueves y, aunque el flamante presidente de Atenea guarda mutismo sobre la identidad de sus escuderos, ha prometido contar con exmiembros del Partido Popular y Vox, pero también de Ciudadanos. Al acto fundacional de un centro que aspira a vitaminar con propuestas programáticas la oposición a Pedro Sánchez han sido invitados los secretarios generales del PP y Vox: el primero, Miguel Tellado, ha confirmado su asistencia. mientras que Ignacio Garriga se ha excusado. Para presentar los planos de la que pretende ser casa común de todas las derechas ha elegido el Colegio de Arquitectos de Madrid.

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