La catarsis de Albacete con su feria: recibirá a más de tres millones de personas que dejarán más de 100 millones de euros
Este año se espera que en los 10 días se iguale o supere la cifra de visitantes del año pasado, aunque el consumo, según la patronal albaceteña, FEDA, será algo menor
En Albacete el cambio de año lo marca el final de su Feria. El 7 de septiembre comienza una larga Nochevieja que se prolonga durante 10 días, hasta el 17, cuando sus habitantes entran en una especie de Año Nuevo. La ciudad no se para, pero todo queda condicionado a esta cita festiva, la más importante de Castilla-La Mancha por visitantes e impacto económico: en 2024 más de tres millones de personas y 130 millones de euros de negocio. Todo aquí gira en torno a la Feria. Las empresas reducen su jornada laboral, muchas aprovechan para dar vacaciones a sus empleados y otras directamente cierran. Y los que trabajan hacen malabares para ponerse en pie tras una larga noche. “Trabajo por la mañana y por la tarde me doy una vuelta con las niñas”, explica Pilar, de 46 años, junto a sus dos hijas, desde el Pincho de la Feria, punto de encuentro, estos días, de las quedadas de amigos y familias.
Pilar, de 54 años, y su marido, Alberto, de 55, se fotografían junto a la Puerta de Hierros, el acceso principal a su recinto ferial, diseñado en 1783 para acoger lo que, en su origen, como muchas otras ferias, fue un mercado agroganadero y que, por su forma, es conocido popularmente como la sartén. Con los hijos ya crecidos, este matrimonio de salmantinos vuelve cada septiembre a Albacete, donde residieron seis años. “Coincide con las fiestas de Salamanca, no te digo más, pero prefiero estas. Son las mejores del mundo”, señala Pilar. “Hablan de Sevilla, pero aquí también se corta todo para la Feria”, apunta Alberto. Con ellos está Octavio, albaceteño de 61 años: “El día a día continúa, pero aquí la feria se vive mucho y la vueltecica por la tarde, aunque sea un ratico, la hacemos casi todos. No me canso”, asegura.
La de Albacete es una feria 24/10. 10 días consecutivos con más de 350 actividades y el motor económico de muchos negocios que le hincan el diente a este suculento pastel. “La Feria se convierte durante su celebración en la mayor empresa de la ciudad por el volumen de negocio que genera y los puestos de trabajo que crea”, explica a EL PAÍS el alcalde de Albacete, el popular Manuel Serrano. Este año se espera igualar o superar la cifra de visitantes del año pasado, aunque el consumo, según la patronal albaceteña, FEDA, será algo menor. “Si superamos los 100 millones ya es una buena Feria y los superaremos, pero llegar a los 130 es muy difícil. El ahorro del covid ya no lo tenemos, los precios han subido y el poder adquisitivo de los ciudadanos ha bajado”, señala su presidente, Artemio Pérez. “La facturación se tiene que resentir por lógica”.
Impacto económico
A falta del balance final, nada hace presagiar, de momento, ese augurio. Bares, restaurantes, hoteles y taxistas figuran entre los sectores que más ingresarán estos días y que más empleos directos generan: unos 5.000 este año. En el anillo central de los redondeles, una especie de zoco manchego de círculos concéntricos con decenas de puestos de artesanía, cuchillería o juguetes en el que feriarse algo, la gente se agolpa en las pastelerías de miguelitos, un dulce típico de La Roda hecho de hojaldre y relleno de crema. Su precio, con chupito de sidra u orujo y café incluido: 3,5 euros. “Aquí vendemos el 40% de la producción de todo el año, unos 3.000 miguelitos en los días fuertes de feria", explica Andrés Simarro, encargado en el estand de Miguelitos Ruiz, donde trabajan, a turnos, 16 personas, a las que se suman los refuerzos en fábrica.
En uno de los puestos que elaboran los chorimorci, el tentempié calórico de morcilla y chorizo al que recurren los más trasnochadores, hace números José Antonio Monllor, de 51 años. Viene de Santa Pola (Alicante), donde regenta una arrocería, y que ha licitado uno de los puestos de restauración de la feria, a la que llegan acabada la temporada veraniega en la localidad alicantina. Asegura que compensa. “El año pasado intentamos introducir los arroces, pero es un producto que aquí no tiene salida. Nos hemos tenido que adaptar. Y contentos. En estos 10 días esperamos facturar, tranquilamente, 60.000 euros”, cuenta. “Ayer me fui a las 5 de la mañana, pero podríamos haber seguido”. “En nuestro caso supone el 30 por ciento de la facturación de todo el año”, explica José Manuel Cano, dependiente en uno de los puestos de cuchillería made in Albacete.
Sevilla, Málaga o Vigo en Navidad son algunas de las ciudades que Francisco Sánchez recorre con su noria, la más grande del país, asegura, gracias a sus 54 metros de altura. “Es un negocio muy puñetero. Si no estás acostumbrado, no aguantas el ritmo. Antiguamente era incluso peor. Ahora se hacen turnos y se respeta mucho el descanso”, dice sobre un oficio que, pese a todo, asegura, merece la pena. La de Albacete, afirma “es la mejor feria de España”. Aquí factura el 25% de todo el año. “Lo tiene todo: público, gastronomía, comodidad...”, apunta. Los feriantes pactan un precio máximo con el Ayuntamiento. En su caso, 5,50 euros el viaje. “No hemos subido el precio en cuatro años y a nosotros nos ha subido todo. De aquí a poquito tendremos que subirlo, aunque sea 50 céntimos porque la vida se ha encarecido mucho”.
Incremento de turistas
Los albaceteños le han dado la vuelta a un desafortunado dicho popular que no les hacía justicia. La ciudad que exportó el tardeo al resto de España exhibe ahora, orgullosa, su feria, declarada de Interés Turístico Internacional. Valencianos, alicantinos, murcianos y madrileños constituyen el grueso de visitantes, pero la cita atrae, cada vez más, a turistas de otras latitudes del país y del extranjero. “Un siete por ciento son viajeros de otros países, muchos llegan en autocaravana y muchos vienen a disfrutar de su feria taurina“. Y de sus conciertos: este año medio centenar. “Hay gente que repite, pero la gente que viene por primera vez se sorprende. Todavía hay mucho desconocimiento sobre la ciudad, aunque cada vez menos”, cuenta Milagros Atienza, técnico en la Oficina de Turismo instalada en el ferial.
Lejos aún del foco mediático que reciben las archiconocidas ferias de Sevilla o Málaga, el boca a boca aquí es la promoción que mejores resultados da a Albacete. En 2024, la ciudad y su provincia recibieron casi 400.000 turistas, un 9,1% más que en 2023. Los albaceteños lucen orgullosos su feria. En las carpas de La Cuerda o en la zona del Ateneo, cientos de jóvenes y no tan jóvenes danzan desde la tarde hasta el amanecer. “Es una feria de pueblo, pero grande”, dice Sergio, de 44 años. La mayor urbe de Castilla-La Mancha, con 175.000 habitantes, alcanzará picos este fin de semana de medio millón de visitantes. “No queremos que venga más gente, no cabemos todos”, bromea David, de 42 años, señalando, a modo de simpático aviso, la frase de su camiseta: “Albacete, flipa y vete”.