Armados y violentos: los dos presos que se fugaron en Portugal habían comenzado a delinquir en España
La Policía investiga la presunta implicación de El Ruso y su compañero, detenidos el jueves en Alicante en, al menos, un atraco
El argentino Rodolfo José Lohrmann Krenz, alias El Ruso, cerebro de la fuga colectiva ocurrida en una cárcel portuguesa el pasado 7 de septiembre, y otro de los huidos aquel día, el británico Mark Cameron Roscaleer, ambos detenidos este jueves en Alicante, habían comenzado a delinquir en España y, de hecho, se investiga su presunta implicación en, al menos, un atraco, según ha confirmado este viernes la ...
El argentino Rodolfo José Lohrmann Krenz, alias El Ruso, cerebro de la fuga colectiva ocurrida en una cárcel portuguesa el pasado 7 de septiembre, y otro de los huidos aquel día, el británico Mark Cameron Roscaleer, ambos detenidos este jueves en Alicante, habían comenzado a delinquir en España y, de hecho, se investiga su presunta implicación en, al menos, un atraco, según ha confirmado este viernes la Policía Nacional en rueda de prensa.
En el momento de su arresto, Lohrmann y Roscaleer iban armados con una pistola y un revólver, y en el vehículo en el que se desplazaban se localizaron 50.000 euros en billetes de 100 y 50 euros, así como documentación falsa de Eslovenia y seis placas de matrículas dobladas españolas y belgas. Lohrmann, de 61 años y que acumula graves antecedentes en numerosos países, ya ha pasado a disposición de la Audiencia Nacional para su próxima entrega a las autoridades de Lisboa. Roscaleer, de 38 años y que cumplía condena en Portugal por robo a mano armada, será llevado ante el juez el próximo domingo, según ha detallado el director general de la Policía, Francisco Pardo.
El Ruso y Roscaleer ―considerados “muy peligrosos” por las policías de ambos países― eran los últimos reclusos que seguían en libertad de los cinco que lograron escapar del centro penitenciario Vale de Judeus, a unos 70 kilómetros al norte de Lisboa, tras las sucesivas detenciones de los portugueses Fábio Loureiro en la localidad marroquí de Tánger (captura en la que España también ha colaborado) y Fernando Ribeiro Ferreira en la provincia de Trás-os-Montes (norte de Portugal), y del georgiano Shergili Farjian en Padua (Italia). La huida de todos ellos destapó graves deficiencias en las medidas de seguridad del recinto carcelario, lo que provocó la dimisión del director general de Servicios Penitenciarios, Rui Abrunhosa.
Según ha detallado en la rueda de prensa el director general de la Policía Judicial portuguesa, Luis Neves, los investigadores portugueses trabajaron desde el principio con la hipótesis de que ambos habían cruzado la frontera para ocultarse en España. De hecho, días después de la evasión pidieron ayuda a la Policía Nacional, que difundió en la red social X un mensaje para solicitar la colaboración ciudadana. Dos eran los elementos que sustentaban la petición. Por un lado, la existencia de una amplia frontera terrestre entre ambos países donde no hay controles fronterizos al estar dentro del espacio Schengen (que engloba a 23 países de la Unión Europea, además de Suiza, Noruega e Islandia) de libre circulación. Por otro, que uno de ellos, Roscaleer, podía acceder a este lado de la frontera a la logística necesaria para ocultarse, ya que tenía contactos en la zona sur de España. No obstante, Neves ha admitido este viernes que ha sido una sorpresa para los investigadores lusos que ambos siguieran juntos cinco meses después de su fuga.
Pese a que las sospechas sobre la presencia de El Ruso y su compañero en España se remontan a los días posteriores a su fuga, las pesquisas para localizarlos avanzaron lentamente hasta la semana pasada. El 28 de enero la policía tuvo finalmente constancia de que ambos estaban en España, en concreto en algún punto de la costa mediterránea, entre las provincias de Alicante y Málaga. Para entonces ya se sospechaba que ambos estaban involucrados en diferentes actividades delictivas en la zona de Levante y, en concreto, en un posible atraco. “Estaban actuando por su cuenta, de manera autónoma”, ha destacado a EL PAÍS un alto mando policial. Días después, las sospechas se confirmaron tras la denuncia de una persona en la comisaría de Lorca (Murcia) que los identificó como los individuos que lo habían amenazado de muerte.
Gracias a este testimonio, los agentes de la Sección de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional consiguieron identificar el vehículo en el que se desplazaban, un Porsche de color negro. Este automóvil llevó a los investigadores hasta un piso en la capital de la Costa Blanca, aunque los responsables de las pesquisas decidieron no asaltar la vivienda ante el convencimiento de que tenían armas y que no dudarían en usarlas dado su historial delictivo. “Se decidió esperar a que se produjera el momento propicio”, recalca el mismo alto mando policial.
Este momento se produjo el jueves, poco después de las 12.30, cuando ambos circulaban por la Carretera de Ocaña, una vía al oeste de la ciudad de Alicante en el que se asientan varios polígonos industriales. Los agentes, que los estaban siguiendo con la ayuda de un dron, observaron cómo el automóvil en el que viajaban entraba en un taller mecánico con gasolinera a repostar. Cuando vieron que ambos había descendido del coche ―Roscaleer llegó a salir al exterior en actitud vigilante―, los abordaron y detuvieron tras bloquearles la salida con vehículos policiales camuflados. Los dos fugitivos opusieron fuerte resistencia su detención, según ha detallado el jefe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco), el comisario Antonio Martínez Duarte. La investigación policial española trata ahora de determinar los posibles delitos cometidos por ambos en España y si, además del atraco que inicialmente se les atribuye, han podido participar en otros hechos, como ajustes de cuentas, o se han relacionado con otros grupos delictivos.
Neves ha agradecido de manera insistente durante la rueda de prensa celebrada en Madrid el trabajo realizado por la policía española, que ha llegado a calificar de “filigrana”, para la detención de los dos últimos huidos de la prisión. Aquel suceso supuso un terremoto social y político en Portugal, sobre todo por las circunstancias en las que se produjo. Los cinco reclusos se fugaron mediante un plan muy sencillo, pero también muy organizado. El Ruso fue considerado desde el primer minuto el cerebro de la misma, según ha vuelto a recalcar este jueves el director de la policía lusa.
Para evadirse, los reclusos aprovecharon la hora de visitas de familiares para escapar, poco antes de la diez de la mañana, por el patio del centro, desde el que treparon con sábanas el primer muro del recinto. La segunda barrera la salvaron con una escalera que les pasaron desde el exterior y recibieron la ayuda de tres personas, que accedieron incluso al recinto penitenciario mediante una segunda escalera. Fuera les aguardaban dos coches en los que emprendieron la huida. En el momento de la huida, una de las cámaras de vigilancia no estaba operativa. La fuga no fue detectada hasta 40 minutos después de producirse a pesar de que fue registrado por una segunda cámara.