La dimisión de Íñigo Errejón

Las izquierdas buscan rumbo tras la conmoción por el ‘caso Errejón’

La caída del dirigente fuerza a Sumar a buscar nuevos referentes y cambiar su funcionamiento en un momento de crisis, división y competencia con Podemos

Paloma Moreno, Elizabeth Duval, Amanda Andrades, Ernest Urtasun y Lara Hernández, durante la rueda de prensa del sábado.Foto: Santi Burgos | Vídeo: EPV

“Hemos tenido que correr y atarnos los zapatos a la vez”, decía en 2015 Íñigo Errejón, tan amigo de los ingenios retóricos, sobre la fase de despegue de Podemos, cuando aspiraba a ganar elecciones y al mismo tiempo a armarse como organización. Paradojas de la política, la izquierda alternativa, ...

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“Hemos tenido que correr y atarnos los zapatos a la vez”, decía en 2015 Íñigo Errejón, tan amigo de los ingenios retóricos, sobre la fase de despegue de Podemos, cuando aspiraba a ganar elecciones y al mismo tiempo a armarse como organización. Paradojas de la política, la izquierda alternativa, medio grogui por su dimisión tras una acusación de violencia machista en redes sociales —a la que ha seguido otra ante la Policía de agresión sexual de la actriz Elisa Mouliaá—, se ve obligada ahora a hacer un equilibrismo parecido. Van a tener que correr para enfrentarse a una crisis apremiante bajo la sospecha que siembra la pregunta “¿quién sabía qué?”, y a la vez van a tener que atarse los zapatos para emprender el camino de su recomposición. El espacio a la izquierda del PSOE, clave en la última década para la existencia de un Gobierno progresista, se enfrenta desde la debilidad y la división a un carrusel de incertidumbres que abarcan organización, alianzas, liderazgos... Todo.

El principal afectado es Sumar, donde están el partido Movimiento Sumar —el creado por Yolanda Díaz—, IU, los comunes, Más Madrid (MM) y Compromís, entre otras fuerzas. Ninguna rebaja la gravedad de la crisis. “Si escriben el guion nuestros enemigos, no salimos peor parados”, describe gráficamente un cuadro de IU. Una de las palabras más repetidas es “shock”. Y se extiende la impresión de que esto acaba de empezar. El caso Errejón ya ha abierto una crisis sin precedentes en MM, que vivió el viernes la dimisión de su diputada autonómica Loreto Arenillas, antigua jefa de gabinete del ya exportavoz, señalada por haber encubierto un caso de acoso en 2023, algo que ella niega. El partido de Mónica García se llegó a interesar por el episodio, aunque ahora reconocen “no haber hecho las cosas bien”. Allá donde se mire, hay división. Ya no solo entre Sumar y Podemos. Ahora se ha agudizado dentro Sumar, donde IU ha alzado la voz mediante una exigencia de responsabilidades.

La crisis impacta en la propia Díaz, a quien algunos partidos señalan como responsable de haber elevado a Errejón a portavoz en el Congreso y a rostro visible de Sumar. Y la vicepresidenta, que ha seguido los movimientos de estos días desde Colombia, donde se encuentra en viaje oficial, no es una figura menor. A pesar de su paso al lado tras las europeas, unos comicios en los que la formación obtuvo un 70% menos de apoyos que el 23-J, sigue siendo la principal referente del espacio.

Díaz ya acusaba desgaste tras la gestión interna de las europeas de junio y el escándalo de esta semana ahonda en la debilidad de Sumar, con poco margen en el Gobierno y en pleno proceso de reconfiguración —tiene asamblea en diciembre y Errejón era el encargado de su documento político—, todo ello mientras Podemos presiona desde la izquierda.

Aunque la dirección del partido de Díaz acotaba este sábado sus responsabilidades a fallos en los mecanismos de prevención y detección, un diputado de Sumar, Francisco Sierra, ha cuestionado ya abiertamente en declaraciones a EL PAÍS la posición de la que fue cabeza de cartel en las últimas generales. Ni Díaz ni Ernest Urtasun, portavoz de Movimiento Sumar, “pueden seguir siendo las personas con las que se identifica el liderazgo del proyecto” si sus explicaciones sobre la promoción de Errejón en Sumar no son “convincentes”, afirmaba Sierra antes de la rueda de prensa de este sábado. Mientras tanto, desde su entorno siguen protegiendo a la vicepresidenta. ¿Incluso como líder de futuro? “Sí. De cara a la sociedad, Sumar solo tiene un nombre, Yolanda Díaz, como Podemos solo tiene otro, Irene Montero”, dice una persona próxima a la ministra de Trabajo, que reivindica la labor de Sumar en los últimos meses para “ganar iniciativa política” desde el Ejecutivo y el grupo parlamentario.

Una “ocasión” para el cambio

Pero no todos en Sumar hacen el mismo análisis. El propio Sierra cree que el “despropósito” con Errejón debe servir para poner fin a la hegemonía del partido de Díaz, “un grupo minúsculo” que pretende “representar al todo”. “Si Sumar sigue en esta deriva, tiene que desaparecer y cuanto antes mejor”, afirma Sierra, que aunque milita en IU no forma parte de sus órganos de dirección y recalca que su posición es “como diputado de Sumar”. A su juicio, la elección de Errejón como portavoz parlamentario fue una expresión de una forma de actuar inaceptable. “Se filtró que iba a ser el portavoz, y en una reunión de grupo unos días después, lo aceptamos por asentimiento. ¿Qué íbamos a hacer?”, añade el parlamentario, que pide “un giro de 180 grados” y una mayor “democracia interna y transparencia”.

Un dirigente de IU también cree que la crisis constituye una “ocasión” para un “cambio de arriba a abajo” en el funcionamiento de Sumar, que ahora es “insoportable”. “Le tenemos que dar una vuelta completa”, incluyendo una “reorganización del grupo”, añade el dirigente. “Todo debe horizontalizarse, se acabó que unos pocos decidan y los demás asuman”, afirma. La elección del nuevo portavoz del grupo es una oportunidad para inaugurar la nueva etapa, a juicio del citado dirigente. “A Errejón lo nombró Díaz en una decisión unipersonal. Esta vez la elección tiene que ser producto de un proceso colectivo. Esa es nuestra batalla ahora”. Un exdirigente de Sumar interpreta que esta nueva pugna “vuelve a poner sobre la mesa el problema central de la relación entre los partidos y Sumar, lo que le viene fatal a Díaz y a la coalición en general”, apunta. En Compromís, uno de los partidos más impactados dada su cercanía con Errejón, insisten en que el foco debe estar ahora en las víctimas, aunque hay voces que también abogan por establecer “métodos de funcionamiento más democráticos”.

La incógnita del piloto

El caso Errejón supone para Sumar un doble mazazo, analiza Carmen Lumbierres, profesora de Ciencias Políticas de la UNED. El primero, “reputacional”. El segundo, “orgánico”, porque Errejón era el responsable de dar cuerpo y contenido a Movimiento Sumar, el partido que debía cohesionar a todos los demás en Sumar pero nunca lo hizo, añade. “Sumar nunca ha llegado a tener estructura clara. El único despliegue territorial que tenía era por su apoyo en IU y CC OO. Todo lo que ha tenido que ver con sus procesos orgánicos ha sido desastroso. No han creado trasvase de influencia ni coordinación entre sus distintos miembros. ¿Qué queda ahora? Un grupúsculo huérfano de dirección”, desarrolla.

A pesar de su debilidad, a Sumar le queda una razón de ser, a juicio de Lumbierres: servir de pegamento de un conjunto de partidos que, sin grupo parlamentario común, perderían visibilidad y recursos. “Pero para eso necesitan un leitmotiv y un liderazgo, y ahora mismo no hay”, explica la politóloga. También tiene dudas sobre quién pilotará esta situación el que fuera primer secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, hoy alejado de la política. “El tránsito intermedio va a ser complicado. No sé quién va a pilotarlo”, añade el politólogo, que ve “durísimo” el golpe recibido porque “afecta a una de las identidades del espacio: el feminismo”. Autor del libro Un cadáver en el Congreso, Pascual sigue viéndole sentido a Movimiento Sumar, porque representa una “transversalidad” en la lógica del Podemos de 2014, que debe integrarse como uno más entre las sensibilidades del espacio a la izquierda de los socialistas.

La incógnita de la unidad

Más allá de Sumar, la crisis afecta al conjunto de la izquierda alternativa, añade Lumbierres, ya que incentiva la estrategia de Podemos de “torpedear desde fuera de Sumar para reforzar su posición”. Entonces, ¿la salida de Errejón no supone una oportunidad para la unidad, dada su íntima rivalidad con Iglesias? Lumbierres no lo ve fácil: “Yo no veo a Compromís, Más Madrid o los comunes de vuelta con Podemos”. Más dudas tiene sobre la posición de IU, a cuyo líder, Antonio Maíllo, ve con “fuerza” para ser determinante en el futuro: “Está por ver, en medio de este maremágnum, qué posición adopta”.

La pregunta es directa para un dirigente de IU: ¿se abre un escenario de posible entendimiento con Podemos? “Si las cosas se hacen bien, sí”, responde, aunque considera que no es el debate más urgente. La apuesta de IU por la unidad incluyendo a Podemos no es un rumor entre cuadros y dirigentes, es una línea de trabajo aprobada por la coordinadora federal. Para Pascual, la crisis desatada tras la salida de Errejón “acelera” una “reconfiguración” de todo el espacio en la que IU y Más Madrid tendrán un “papel importante” y en la que habrá “más capacidad de hablar con Podemos y levantar los vetos sobre ellos”.

¿Y al revés? ¿Ayuda la salida de Errejón a la unidad desde la óptica de Podemos? “La ruptura con Sumar no fue por personas, fue por proyectos políticos. Y esa diferencia sigue ahí. Este Gobierno, a diferencia del anterior, hace políticas de derechas. Esto no va de cuitas internas. Yo no entro en la cuestión de la unidad. Cuando toque, decidirán las bases. Pero la decisión irá sobre proyectos, no sobre personalismos”, afirma una diputada del partido, que se muestra convencida de que el caso Errejón, a pesar de que afecte a un rostro emblemático del primer Podemos, no les pasará factura. “Hemos defendido la igualdad y las políticas feministas a un precio alto y todo el mundo lo sabe. Ahí está la foto de Irene Montero y Ione Belarra solas en el Congreso con la reforma de la ley del solo sí es sí”, recuerda.

Sobre la unidad, fuentes de Sumar subrayan un hito: si no hay sorpresas, la próxima cita en el calendario electoral serán las autonómicas andaluzas. Y es Andalucía, añaden, la plaza en la que más trabajada, aunque no garantizada, está la unidad de las distintas fuerzas de izquierdas, incluyendo a IU y Podemos. “El debate de la unidad llegará, es inevitable. Pero todavía no. Si Andalucía sale bien, facilitará las cosas.”, señalan. En las cábalas de casi todos está el posible desembarco de la ahora eurodiputada Irene Montero para las generales, sean cuando sean, bien como cabeza electoral, bien para intentar forzar un –hipotético– acuerdo de unidad lo más favorable posible a Podemos.

Los efectos para el PSOE

Los problemas de ese espacio ―que algunos llaman “izquierda alternativa”, otros “izquierda a la izquierda del PSOE” y algunos “izquierda poscomunista”― despliegan efectos externos. “Sumar es imprescindible para que haya un gobierno de izquierdas no solo ahora, sino en el futuro”, recuerda una figura cercana a Díaz. Y añade: “Esto no va de que el PSOE llegue al 35%, eso es una quimera. Sin un Sumar fuerte no hay posibilidad. En eso está Pedro Sánchez, y aunque ahora puede haber gente en el PSOE que no esté en eso sino en pensar en ir a por nosotros, en eso va a acabar estando el PSOE tras su congreso”.

Desde Ferraz, una fuente que conoce la estrategia socialista y estudia a fondo las encuestas no oculta su inquietud. Con carácter inmediato, prevé un reforzamiento demoscópico de Podemos con respecto a Sumar que incline al socio menor del Gobierno a desmarcarse aún más del PSOE. Ello, analiza, avalaría un supuesto éxito de la estrategia del partido de Ione Belarra de endurecer su posición con respecto al Gobierno y haría más difícil aún cuajar mayorías en el Congreso. “Ahora se disputan un espacio menguante con una relación de dos tercios para Sumar, un tercio para Podemos. Pero ese equilibrio puede cambiar”, explica. No obstante, su mayor temor es a medio-largo plazo: “Lo peor es que todo esto acabe en un espacio [el de la izquierda alternativa] partido en dos, que no sea capaz de configurarse en una plataforma que llegue al menos al 10%. Eso los hunde a los dos [a Podemos y a Sumar] y hunde cualquier posibilidad de un Gobierno de izquierdas”, remata.

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