Feijóo exige a Sánchez “el rigor” en la política migratoria de los socios europeos

El líder del PP evita pronunciarse sobre los campos de deportación a Albania puestos en marcha por Italia, que sí apoya su familia europea

El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en su comparecencia en la sede del Partido Popular Europeo, este jueves en Bruselas.Foto: Pablo Garrigós (EFE) | Vídeo: EUROPA PRESS

El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, cree que España no tiene política migratoria y “no está trabajando con el rigor de sus socios”. Ese “rigor” implica, por ejemplo, controles en las fronteras interiores de la UE, aplicadas por Alemania; la suspensión del derecho de asilo anunciada por Polonia; o ...

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El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, cree que España no tiene política migratoria y “no está trabajando con el rigor de sus socios”. Ese “rigor” implica, por ejemplo, controles en las fronteras interiores de la UE, aplicadas por Alemania; la suspensión del derecho de asilo anunciada por Polonia; o la creación de campos de deportación, como ha hecho Italia en Albania. No obstante, el líder de la oposición española ha evitado hablar o defender directamente esta controvertida política que cada vez cuenta con más partidarios entre los Estados miembros, gobernados ya mayoritariamente por ejecutivos de signo conservador.

Feijóo, en su intervención ante la prensa tras el encuentro de líderes del PPE, ha seguido la ola de dureza en la política migratoria que recorre la Unión. A pesar de que en lo que va de año ha bajado la llegada de migrantes de forma irregular, con la excepción de Canarias, la política europea se ha contagiado del discurso de una ultraderecha en alza. Se ve, por ejemplo, en los comunicados de los populares europeos en los últimos meses. Sin ir más lejos, este mismo jueves, en su tradicional cónclave de líderes nacionales previo a las cumbres de primeros ministros y jefes de Estado, el PPE ha acordado un comunicado en el que pide “extraer lecciones” de la iniciativa de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. “Con el mismo espíritu, deberíamos explorar opciones de centros de tránsito para el retorno que alivien la presión de nuestros sistemas de acogida y asilo”, apunta, evitando hablar de campos de expulsión en países de fuera de la UE directamente.

Empleándose con su dureza habitual contra Sánchez, el líder del PP ha acusado al Gobierno una y otra vez de no llegar a pactos con terceros. “Es irresponsable que España siga siendo el único país del sur de Europa que no tenga acuerdos bilaterales con países africanos”, ha repetido en varias ocasiones, a pesar de que España sí que tiene suscritos convenios de este tipo. A finales de agosto, sin ir más lejos, el Ejecutivo suscribió acuerdos con Gambia y Mauritania. A este último país Sánchez viajó con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, este mismo año para abordar este asunto.

Ante las reiteradas preguntas sobre los campos de deportación puestos en marcha por Italia en Albania y si creía que esto es una vía que España debe explorar, Feijóo ha respondido que “no hay fórmulas mágicas”. Según el jefe del PP, “la política más inhumana es la falta de política migratoria y España no la tiene. Y no está trabajando con el rigor de sus socios [de la UE]”. No obstante, sí que ha señalado que cada país tiene un tipo de problema migratorio distinto: “No es lo mismo lo de Polonia que la que está padeciendo España por no llegar a acuerdos”, ha reiterado a pesar de que hay pactos, por ejemplo, con Senegal desde hace años y ese marco se ha actualizado este mismo verano.

“El rigor de los socios” del que habla Feijóo ha supuesto en las últimas semanas medidas de una dureza significativa: en Alemania, el Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz impuso controles en sus fronteras, lo que supone restricciones al libre movimiento de personas en el área Schengen; en Polonia, el primer ministro conservador, Donald Tusk, ha anunciado una estrategia migratoria que conlleva la suspensión del derecho de asilo, un paso que ha llevado a la propia Comisión a advertir de que los Estados miembros deben respetar el derecho internacional; y, por último, esta misma semana ha arrancado el acuerdo firmado entre Italia y Albania por el que Roma envía a campos de deportación construidos en el país balcánico a migrantes recogidos en el mar mientras se tramita su solicitud de asilo.

Todos estos pasos van en una misma dirección: más dureza frente a los movimientos migratorios. Algo que ha asumido la propia Von der Leyen en una carta enviada a las capitales esta misma semana en la que asume que hay que reformar la directiva de deportaciones para endurecerla y pone sobre la mesa el ejemplo de Italia-Albania como una “solución innovadora”.

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