La policía pide ayuda para poner nombre a siete mujeres fallecidas en España y cuyos casos están sin resolver

Las víctimas, de entre 20 y 40 años, fueron encontradas muertas en Cataluña, Madrid, Baleares y el País Vasco. Sus historias o características físicas pueden resultar familiares a algún ciudadano

Retratos de las mujeres fallecidas cuyos casos la Policía Nacional intenta identificar y que forman parte de la campaña Identify Me de Europol.Interpol

No se conoce su nombre y, por eso, sus casos han sido bautizados por la policía aludiendo a algún detalle o peculiaridad, como el lugar en el que fueron hallados sus cuerpos, el color de la ropa que vestían, la existencia de un acompañante sospechoso o un rasgo de la personalidad de la víctima. La Policía Nacional ha pedido ayuda este martes a la ciudadanía para poner nombre a siete mujeres fallecidas en España y cuyos casos están sin resolver. Las víctimas, que perdieron la vida entre 1999 y 2019, permanecen sin identificar desde que se conoció su muerte. Parte de sus extractos policiales, qu...

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No se conoce su nombre y, por eso, sus casos han sido bautizados por la policía aludiendo a algún detalle o peculiaridad, como el lugar en el que fueron hallados sus cuerpos, el color de la ropa que vestían, la existencia de un acompañante sospechoso o un rasgo de la personalidad de la víctima. La Policía Nacional ha pedido ayuda este martes a la ciudadanía para poner nombre a siete mujeres fallecidas en España y cuyos casos están sin resolver. Las víctimas, que perdieron la vida entre 1999 y 2019, permanecen sin identificar desde que se conoció su muerte. Parte de sus extractos policiales, que hasta ahora solo eran accesibles para los investigadores, se han incluido en una campaña lanzada por Europol y titulada Identify Me (”identifícame”, en inglés), que reúne 46 casos de mujeres fallecidas sin identificar en Francia, Italia, Bélgica, Alemania, Países Bajos y España.

Esta campaña ya se probó el año pasado, con casos de Bélgica, Alemania y Países Bajos, y logró que 1.800 personas se pusieran en contacto con las autoridades para aportar información. En la segunda edición se suman España, Francia e Italia. En 2023, por ejemplo, a los dos días de lanzar la iniciativa, los familiares de Rita Roberts —hallada muerta en 1992— llamaron desde el Reino Unido porque habían reconocido el tatuaje de la mujer en las noticias.

“Se desconoce quiénes son, de dónde son y por qué se encontraban en esos países”, explican en Interpol. “Estas mujeres no pueden olvidarse”, piden los responsables de la campaña, que ha contado con la colaboración de actrices, cantantes o deportistas para dar una mayor difusión a la petición de colaboración ciudadana. En España han prestado su imagen y su voz la actriz Luisa Martín y la escritora y directora de documentales sobre trata y prostitución Mabel Lozano. “Ayúdanos a traerlas a casa”, pide Martín en el vídeo de la campaña.

A continuación se incluyen los casos investigados en España. En la página web de Interpol se recogen todos los que forman parte de a campaña Identify Me, así como imágenes de las pertenencias o características más destacadas en cada caso. Cualquier información se puede hacer llegar a través de la Policía Nacional o de un formulario web de Interpol.

La mujer del monte Artxanda. De entre 30 y 40 años y 1,66 metros de estatura, su cuerpo fue encontrado cerca de un sendero forestal de Bilbao el 3 de febrero de 2009. Tenía el cabello negro y corto. Vestía chaqueta y pantalones de color oscuro, un jersey carmesí y unos zapatos negros marca Dr. Martens de talla 5. No tenía tatuajes ni cicatrices, pero sí juanetes en el pie derecho y empastes de amalgama de plata. Los investigadores creen que su muerte se debió a una intoxicación. En su mochila, de color azul, había un licor de almendras, botellas de refresco, pañuelos de papel marca Carrefour, bálsamo labial marca Labello y un pañuelo. Es probable que fuera de algún país de Europa Central.

La mujer del monte Archanda

La mujer introvertida. La víctima, de entre 25 y 30 años, ojos azules y cabello castaño, fue encontrada por los ocupantes de una embarcación fondeada a 150 metros de la costa de Santa Eulalia del Río, en Ibiza, el 9 de julio de 2019. Llevaba un traje de baño de dos piezas con estampado de cachemira blanco. No tenía manchas de nacimiento ni cicatrices. Su desaparición no fue denunciada en los días siguientes. Una investigación de la Unidad de Homicidios de Baleares estableció que la mujer ejercía la prostitución en Ushuaïa (San Antonio, Ibiza), presuntamente de nacionalidad rumana pero de origen húngaro. Fue descrita como una mujer muy introvertida porque apenas hablaba con los demás y sus conocidos no sabían su nombre. Solía ir acompañada de un travesti rubio y delgado que trabajaba en la zona, según los investigadores. Se cree que el día de su muerte había salido en una furgoneta negra para trabajar en un barco para clientes adinerados de Oriente Medio.

La introvertida

La mujer del anillo del búho. El 28 de marzo de 2007, en el kilómetro 1 de la carretera M-127, en la localidad de El Berrueco, al norte de Madrid, se encontró el cadáver de una mujer, cubierto con una sábana y sin signos de violencia. La víctima, de entre 25 y 40 años, tenía en su interior seis cápsulas de látex, así como una cápsula de látex rota, lo que hizo sospechar a la policía que se trataba de una mula que transportaba droga. Sus rasgos físicos apuntaban a que su origen era sudamericano y los investigadores creen que llegó a España poco antes de su muerte. La mujer medía 1,60, su tono de piel era castaño y llevaba el pelo teñido de rubio. Sus ojos eran de color marrón oscuro. Vestía unos vaqueros azules con una camiseta blanca sin mangas, chaqueta de terciopelo negra y botas de cuero negras hasta la rodilla. Llevaba un anillo plateado con forma de búho, un broche redondo plateado y una pulsera de oro.

La mujer de anillo con forma de búhoInterpol

La mujer que no estaba sola. Esta víctima es el caso más antiguo de los que se incluyen en la campaña de petición de ayuda, ya que su cuerpo fue hallado en 1999 en una habitación de hotel en Premià de Mar (Barcelona), con las manos atadas y signos de violencia. Se hospedaba en compañía de un hombre blanco de entre 25 y 30 años, de estatura media y barba corta. La mujer medía 1,70, tenía entre 23 y 25 años, ojos azules, tez blanca y cabello de color castaño claro. No llevaba ropa cuando fue hallada, y entre sus marcas corporales los investigadores destacan dos agujeros perforados en cada oreja. El hombre que la acompañaba tenía el pelo largo, ondulado y oscuro. Hablaba francés e inglés. Según relataron algunos testigos, la pareja podría ser oriunda de Ginebra (Suiza) o de una ciudad a unos 10 kilómetros de Ginebra que tiene la palabra “ville” en su nombre.

La mujer que no estaba sola

La mujer en la carretera. Su cuerpo fue encontrado a la orilla de un camino rural en Malgrat de Mar, en la provincia de Barcelona, el 3 de noviembre de 2003. Se estima que tenía entre 25 y 30 años. Presentaba múltiples heridas en el cuerpo y el rostro, y los investigadores calculan que murió unas 12 horas antes de ser encontrada. El caso inicialmente presentó similitudes con otro ocurrido en los Países Bajos en 2016. Sin embargo, esa pista finalmente fue descartada. Era de piel blanca, aunque estaba bronceada, y tenía el cabello negro y ojos marrones. Medía 1,60. La mujer iba vestida con vaqueros azules (marca Teri Pevi), camiseta de manga corta de color beige verdoso de la marca Marks & Spencer y calcetines grises con pequeñas formas geométricas rojas y verdes. Se desconoce la procedencia de la víctima, aunque podría ser de origen bengalí por el tatuaje con un pequeño símbolo Om (ॐ, formado por tres curvas, un semicírculo y un punto) en el dorso de su mano derecha, y las múltiples pulseras finas y onduladas de metal de diferentes colores que llevaba. También portaba “hilos oscuros alrededor de su tobillo izquierdo en forma de pulseras y alrededor de sus dedos gordos en forma de anillos para dedos del pie”, añaden los investigadores.

La mujer de la carretera

La mujer de rosa. El 3 de julio de 2005 fue hallado el cadáver de una mujer en el kilómetro 84 de la carretera de Vila, en Viladecans (Barcelona). La mujer, de ojos azules y cabello castaño, teñido de cobre y ondulado, llevaba muerta menos de 24 horas y la causa de su muerte era sospechosa. Tenía una edad estimada de entre 20 y 25 años, medía 1,60 y su tono de piel era claro. La ropa, toda en tonos rosas, ha sido la que ha dado nombre a su caso, del que no hay mucha más información. Vestía pantalón tres cuartos rosa fucsia, marca Xdye, top con estampado floral rosa, y llevaba unas sandalias negras y rosas. Los investigadores también reseñan que tenía un pequeño lunar en el abdomen y que llevaba puestos unos pendientes de aro de oro y una pulsera de oro con estrellas.

La mujer de rosa

La mujer del cobertizo. El sábado 4 de agosto de 2018 por la tarde, una mujer fue encontrada ahorcada en un gallinero anexo a una masía en el barrio de Olivars de Sant Julià de Ramis (Girona). La fallecida no llevaba documentación. En la finca vivían tres personas, pero ninguna de ellas la conocía ni la había visto antes. Nadie en la zona sabía quién era la mujer y no se localizó ningún vehículo en las inmediaciones. La fallecida tenía el cabello rubio y los ojos marrón claro. De entre 25 y 35 años, tenía un tatuaje en el antebrazo izquierdo con la palabra “éxito” en hebreo y no llevaba joyas. Vestía unos vaqueros de la marca Bershka, camisa de rayas azules y blancas de la marca Fairly, zapatillas Nike negras, talla 38,5, y ropa interior de la marca Ouno con estampado de flores. Los investigadores creen que la mujer es originaria del norte de Europa, Polonia, Alemania o los Países Bajos. Hicieron averiguaciones sobre su posible identidad en Polonia y Francia, pero no se obtuvo ningún resultado.

La mujer del cobertizo


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