Vox admite haber recibido 9,2 millones de un banco húngaro próximo a Orbán

El partido ultra alega ahora que en España no le daban financiación para su campaña electoral

El presidente de Vox, Santiago Abascal, atiende a los medios este lunes en el Congreso.FERNANDO ALVARADO (EFE)

Vox ha reconocido este lunes que financió su campaña electoral de las elecciones municipales y generales del año pasado con dos préstamos por un importe total de 9,2 millones de euros de un banco húngaro próximo al primer ministro Viktor Orbán, tal como adelantó EL PAÍS el pasado día 16 de septiembre. La portavoz del grupo ultra en el Congreso, Pepa Millán, ha justificado este lunes la petición de un préstamos al banco hú...

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Vox ha reconocido este lunes que financió su campaña electoral de las elecciones municipales y generales del año pasado con dos préstamos por un importe total de 9,2 millones de euros de un banco húngaro próximo al primer ministro Viktor Orbán, tal como adelantó EL PAÍS el pasado día 16 de septiembre. La portavoz del grupo ultra en el Congreso, Pepa Millán, ha justificado este lunes la petición de un préstamos al banco húngaro apelando a la imposibilidad de conseguir financiación en España y al retraso, “deliberado o no”, de la Administración General del Estado a la hora de abonarles las subvenciones electorales que le correspondían. “Yo no sé si ese banco es cercano a Orbán o no, yo sé que es un banco húngaro”, ha dicho.

La publicación de periodismo de investigación VSquare señaló este lunes, citando la información de EL PAÍS, que todos los indicios apuntaban a que el banco que concedió el crédito a Vox es Magyar Bankholding (MBH), una entidad financiera creada a partir de la fusión de otras tres. Uno de sus mayores accionistas es el magnate Lörinc Mészáros, amigo de la infancia de Orbán, que en el pasado ha financiado la campaña de la líder de la Agrupación Nacional frabncesa, Marine Le Pen, a El Elíseo. Fuentes de la dirección de Vox han reconocido que fue el MBH el banco que les concedió dos créditos, uno de 6,7 millones y otro de 2,6 (en total, 9.229.444,35 euros) para financiar las campañas a las elecciones municipales y generales de 2023 y han asegurado que ya se ha devuelto la totalidad del préstamo.

Sin embargo, Vox ocultó la identidad y la nacionalidad de la entidad financiera que les había hecho el préstamo tanto en las cuentas que fueron aprobadas por sus afiliados en junio pasado como en las que se colgaron en su página web, incumpliendo así el artículo 14.8 de la Ley de Financiación de Partidos Políticos, que es taxativo: “Los partidos políticos deberán publicar en su web, en el plazo máximo de un mes desde la fecha de envío al Tribunal de Cuentas [30 de junio de cada año], el balance, la cuenta de resultados y en particular: la cuantía de los créditos pendientes de amortización, con especificación de la entidad concedente, el importe otorgado, el tipo de interés y el plazo de amortización”. Se trata así de evitar que los bancos, mediante la condonación de deuda o la concesión de créditos por debajo del interés de mercado, subvencionen a los partidos políticos, lo que está legalmente prohibido.

Cuando EL PAÍS preguntó por qué se ocultaba esta información, un portavoz de la formación contestó que no quería “contribuir a la demonización de bancos concretos por haber prestado dinero a Vox”. Nada dijo de la imposibilidad de conseguir créditos en España, como se alega ahora.

Se da la circunstancia de que Vox abandonó en julio pasado el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), comandado por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, en el que se había sentado en la anterior legislatura en la Eurocámara, para pasarse al nuevo grupo Patriotas por Europa promovido por Orbán, al que se sumó el Agrupación Nacional de Le Pen. La decisión causó sorpresa porque ya se había constituido el grupo ECR, e incluso se había adjudicado a Vox una vicepresidencia, y porque entre sus nuevos compañeros de bancada figuraban fuerzas afines a Putin o con las que Abascal ha chocado en el pasado por su apoyo a Puigdemont, como la Liga del italiano Mateo Salvini o los nacionalistas flamencos de Vlaams Belang. El líder de Vox alegó que su objetivo era unir a todas las fuerzas patrióticas de Europa, pero el efecto de la mudanza de Vox ha sido convertir al grupo de Orbán en el tercero del Parlamento Europeo, en perjuicio del ECR. De no haberse producido ese cambio, el grupo de Meloni sería el tercero de la Cámara en vez del cuarto.

El día que EL PAÍS publicó que Vox ocultaba la identidad del banco y señaló a una entidad financiera próxima a Orbán el portavoz del partido, José Antonio Fúster, aseguró que la formación no daría más información al respecto y señaló que todos los datos los conocía “quien los debe conocer”, en alusión al Tribunal de Cuentas. Tampoco en ese momento se alegó que los bancos españoles no quisieran prestar dinero a Vox, como se ha hecho ahora, repitiendo los argumentos que dio Le Pen para justificar la petición de créditos a bancos rusos y húngaros para financiar sus campañas.





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