Un grupo de jóvenes acusado de yihadismo apuntó como “posible objetivo” a la comunidad judía de Melilla
La investigación de la Audiencia Nacional recoge que un sospechoso, “obsesionado con vengarse” del colectivo por su apoyo a Israel, recopiló información sobre la seguridad de una farmacia de la ciudad
La investigación de la Audiencia Nacional sobre un grupo de supuestos jóvenes yihadistas de Melilla, detenidos y encarcelados este julio por intercambiar material propagandístico elaborado por productoras del Estado Islámico, apunta a que la comunidad judía de la ciudad autónoma se encontraba entre sus “posibles objetivos”. Según consta en una resolución judicial incorporada a la causa, a la que tuvo acceso EL PAÍS, uno de los sospechosos estaba “obsesi...
La investigación de la Audiencia Nacional sobre un grupo de supuestos jóvenes yihadistas de Melilla, detenidos y encarcelados este julio por intercambiar material propagandístico elaborado por productoras del Estado Islámico, apunta a que la comunidad judía de la ciudad autónoma se encontraba entre sus “posibles objetivos”. Según consta en una resolución judicial incorporada a la causa, a la que tuvo acceso EL PAÍS, uno de los sospechosos estaba “obsesionado” con “vengarse” del colectivo “hebreo” de la localidad “por su apoyo al Estado de Israel”; e, incluso, llegó a recopilar información sobre las medidas de seguridad que rodeaban a un comercio de la ciudad regentado por judíos. En el momento de la captura de los sospechosos, la Fiscalía ya alertó de que las comunicaciones interceptadas revelaban que estos se interesaban por “la fabricación de explosivos y comentaban la necesidad de realizar algún acto violento”.
El Ministerio del Interior anunció a principios de julio que la Guardia Civil había desarticulado “una estructura terrorista” integrada por un “grupo de jóvenes que experimentaron un proceso de radicalización en los postulados más violentos” del Estado Islámico. Las fuerzas de seguridad, que incidieron en la importancia de “anticiparse al paso a la acción de los terroristas”, explicaron que habían detenido a ocho personas —cinco en Melilla, dos en Madrid y una en Málaga—, quienes a través “del uso de grupos privados de mensajería compartían y difundían material propagandístico idóneo para el adoctrinamiento terrorista a terceros y la incitación a la comisión de acciones violentas”. El Juzgado Central de Instrucción 6 decretó entonces prisión provisional para cinco de ellas, acusadas de delitos de autoadoctrinamiento.
Una parte de la causa, que aún permanece bajo secreto, se ha centrado en los vínculos tejidos entre los detenidos en Melilla, según consta en la resolución judicial que confirma el encarcelamiento de uno de ellos. El instructor subrayó que los imputados conformaron una “organización” dedicada a difundir y distribuir “los postulados de la yihad” a través de las redes sociales (como Instagram o TikTok), mediante la publicación de material multimedia que justificaba las acciones del Estado Islámico y Al Qaeda, además de “elogiar a sus combatientes”. Los sospechosos también mantenían encuentros en persona en la vía pública y en un gimnasio, según los investigadores.
El temor a que pasaran a la acción precipitó la operación policial. Un miembro del grupo, según admite la resolución judicial, “llamó especialmente la atención de los investigadores por la gravedad de los comentarios y opiniones que lanzaba, poniendo de manifiesto una personalidad perfectamente alineada con la doctrina de las organizaciones terroristas”. En sus “soflamas”, este individuo justificaba el “martirio” e inmolarse con “un cinturón de explosivos” como un “medio de defensa ante el agresor”. Además, este individuo estaba “obsesionado con vengarse de la comunidad hebrea de Melilla por su apoyo al Estado de Israel” y había elegido “como blanco de su cólera” a una farmacia de la ciudad, “cuyos propietarios parecían haberse significado a favor de la reconstrucción de ‘Gush katif’ (un antiguo asentamiento de colonos en Gaza), aprovechando la invasión del ejército israelí”.
Según la investigación de la Audiencia, la policía ya mantenía un dispositivo de vigilancia especial sobre este establecimiento —Interior ordenó en 2023 reforzar la seguridad de la comunidad judía en Melilla tras el estallido de la guerra de Gaza—. Una circunstancia que averiguaron los sospechosos: “Está muy vigilado”, comentó uno de ellos. “Lo que revela que el investigado ha conseguido información sobre los pormenores de seguridad del lugar, de propia mano o a través de sus cómplices”, afirma el tribunal, que recoge que los imputados expresaron paralelamente “su deseo de ‘hacer cosas ilegales’ y de manipular sustancias explosivas, que pueden confeccionarse de manera sencilla y con productos de fácil adquisición”.
“Prefiero morir e ir ya al paraíso”
Las pesquisas permitieron identificar, a su vez, a un hombre de nacionalidad marroquí que trabaja como conductor de Uber en Madrid, que manifestó en las redes sociales su rechazo a los homosexuales y su “aspiración al martirio”. “Prefiero el paraíso, tío. Prefiero morir ya e ir al paraíso”, dijo, según recoge la resolución judicial, que señala que los investigadores detectaron que este individuo acudió a la Cañada Real Galiana de Madrid, “conocido emplazamiento donde tiene lugar la compraventa de armas de fuego”.