La Audiencia Nacional rebaja la pena del comisario de Barajas condenado en el ‘caso Villarejo’
Los jueces imponen tres años y tres meses de cárcel al mando policial del aeropuerto madrileño que recibió regalos de empresarios a cambio de hacer favores
La Audiencia Nacional ha corregido este viernes la pena que impuso el pasado abril al comisario Carlos Salamanca, quien fuera responsable de fronteras en el aeropuerto de Madrid-Barajas y amigo del también comisario José Manuel Villarejo. El tribunal le había condenado a cinco años y ocho meses de cárcel por recibir dinero y regalos de lujo de empresarios a cambio de dar un trato preferente a sus clientes y familiares en el aeródromo madrileño; pero la Sala de Apelación anuló después esa sentencia y obligó a los jueces a redactar una nueva porque la primera adolecía de falta de claridad en los...
La Audiencia Nacional ha corregido este viernes la pena que impuso el pasado abril al comisario Carlos Salamanca, quien fuera responsable de fronteras en el aeropuerto de Madrid-Barajas y amigo del también comisario José Manuel Villarejo. El tribunal le había condenado a cinco años y ocho meses de cárcel por recibir dinero y regalos de lujo de empresarios a cambio de dar un trato preferente a sus clientes y familiares en el aeródromo madrileño; pero la Sala de Apelación anuló después esa sentencia y obligó a los jueces a redactar una nueva porque la primera adolecía de falta de claridad en los hechos probados y presentaba contradicciones. El nuevo fallo, notificado este viernes, rebaja el castigo a tres años y tres meses tras modificar el tipo de cohecho pasivo que se atribuye al comisario.
Los jueces mantienen la pena de tres meses de prisión para el otro acusado de esta causa, el abogado Francisco Menéndez, por un delito continuado de cohecho activo con la atenuante de colaboración. Durante el juicio celebrado en enero pasado, Menéndez admitió al tribunal que hizo multitud de regalos al comisario de Barajas para que diese un “trato privilegiado” a sus clientes de Gepetrol, quienes después también contratarían a Villarejo.
La sentencia declara probado que Salamanca ha venido aceptando regalos de carácter “suntuario”, que en unos casos —como el del empresario ya fallecido Fernando Luengo— los directivos le hacían llegar como mera atención y en consideración a su cargo, y en otros casos —como el del también acusado Francisco Menéndez Rubio— con el objetivo de que dispensara un trato preferente a sus clientes de Guinea Ecuatorial y a sus familiares cuando llegaran al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, donde el policía ejercía sus servicios. Pero los jueces señalan ahora que no consta que ese mejor trato “se materializara en algún acto concreto del que fueran beneficiarios dichos pasajeros que venían a Madrid”.
Entre esas dádivas que sí se ha probado que recibió el comisario, la sentencia menciona la entrega de coches de alta gama, relojes, dinero y viajes por casi medio millón de euros “para sí y para el disfrute de sus familiares más cercanos”.
El juicio a Salamanca y Menéndez fue la segunda vista oral celebrada del caso Villarejo. Estos dos acusados son fundamentales para entender las investigaciones contra el comisario jubilado, ya que la denuncia anónima que dio origen al macrosumario de Villarejo se atribuye a Menéndez, que después colaboró con los investigadores y explicó que Salamanca le presentó al comisario jubilado y admitió haber hecho de intermediario para que altos directivos de Gepetrol hicieran negocios con Villarejo.