Un enigmático moroso entrega 200 grabados de Goya y 80 cuadros para saldar una deuda fiscal en Álava

El deudor se deshace de obras de arte valoradas en 4,3 millones para extinguir su compromiso con la Hacienda vasca. Las creaciones pertenecían a la Fundación Celaya

La obra 'Tríptico de la guerra', de Aurelio Arteta, durante su exposición en el Museo Bellas Artes de Bilbao en 2013.Fernando Domingo-Aldama

Alguien con un patrimonio muy poderoso, cuya identidad permanece en secreto, ha saldado una deuda fiscal millonaria con la Hacienda de Álava mediante la dación de 87 piezas de arte —entre ellas, cuadros de Ignacio Díaz de Olano o el destacado Tríptico de la Guerra de Aurelio Arteta— y más de 200 grabados de Francisco de Goya,...

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Alguien con un patrimonio muy poderoso, cuya identidad permanece en secreto, ha saldado una deuda fiscal millonaria con la Hacienda de Álava mediante la dación de 87 piezas de arte —entre ellas, cuadros de Ignacio Díaz de Olano o el destacado Tríptico de la Guerra de Aurelio Arteta— y más de 200 grabados de Francisco de Goya, todo provenientes de la colección de la Fundación Juan Celaya Letamendia. El conjunto de creaciones artísticas fue valorado en 4,3 millones de euros y su entrega a la Diputación alavesa satisfizo una parte de la obligación tributaria que el misterioso contribuyente había contraído. El resto, hasta una cifra sin determinar por los responsables del fisco, se abonó con dinero. La institución vasca considera que solo la adquisición del alegato antibelicista pictórico de Arteta, un cuadro que comparte temática con el Gernika de Picasso y se terminó solo un año después (1937) que este icónico cuadro, “justifica por sí mismo” la operación, según la responsable de Cultura de Álava, Ana del Val.

El pago en especie para cancelar una deuda tributaria es una fórmula aceptada por las haciendas públicas en España. En el caso de Álava, desde 2001 se ha empleado en 20 ocasiones y en siete de estas se realizó a través de la entrega de obras de arte, ha reconocido la titular del fisco alavés, Itziar Gonzalo, en una comparecencia este mes de junio en las Juntas Generales (Parlamento provincial) del territorio. Nunca hasta ahora por una cantidad económica tan elevada. ¿Cuál es la fortuna de una persona que ha acumulado una deuda fiscal en el impuesto de Patrimonio superior a los cuatro millones de euros? Esta interrogante se suma a otro enigma que acompaña a esta operación: cómo una persona física salda un compromiso fiscal mediante la entrega de unas obras de arte supuestamente pertenecientes a una fundación privada.

Las piezas artísticas que ya son de titularidad pública correspondían a la entidad que lleva el nombre de Juan Celaya, un conocido empresario guipuzcoano fallecido en 2016, impulsor de firmas conocidas en Euskadi como el fabricante de pilas Cegasa o los electrodomésticos Solac, además de mecenas de la cultura y el deporte vasco. Esta fundación firmó en 2018 un convenio con la Diputación alavesa que recogía la cesión de 45 obras al Museo de Bellas Artes de Álava por un periodo de cuatro años prorrogables. La colección, valorada por las aseguradoras en 2,3 millones de euros, estaba compuesta por pinturas de reconocidos autores: “Se trata de una colección espectacular que cuenta con obra de varios artistas alaveses como Ignacio Díaz de Olano, Fernando de Amárica o Pablo Uranga, lo que significa una alegría para nosotros y para el territorio, pero también otras piezas de gran valor como, por ejemplo, varios grabados de Francisco de Goya”, dijo hace seis años el diputado general de Álava, Ramiro González.

Todo ese material artístico cedido a las instituciones alavesas y otras 40 obras de gran valor cultural figuran ahora en manos de la Diputación tras su entrega como dación en pago por un contribuyente moroso. Nadie conoce su identidad. Las fuentes consultadas aseguran que la fundación no tenía ninguna deuda con el fisco provincial. La Hacienda foral no descubre la identidad del deudor acogiéndose a la imposibilidad de revelar datos de sus contribuyentes. El asesor cultural de la entidad privada Celaya, Gorka Basterretxea (hijo del reconocido escultor vasco Néstor Basterretxea), en declaraciones a la prensa dijo desconocer de qué manera una colección perteneciente a una fundación se ha transmitido a un particular y este, acto seguido, la ha entregado a la Hacienda foral para saldar su deuda tributaria.

Ahora se ha conocido que las 45 obras cedidas por la Fundación Juan Celaya en 2018 y otras 42 piezas artísticas de esa entidad están ahora en poder de la Diputación alavesa y se muestran al público, en parte, en el Bellas Artes ubicado en Vitoria. En la lista se encuentran cuatro carpetas con más de 200 grabados de las series Tauromaquia, Caprichos, Los proverbios y Los disparates de Goya, pinturas de autores vascos de finales del XIX y principios del XX, además de tres tallas de madera de los siglos XIII, XV y XIX. “Se conservan en la actualidad en el Museo Bellas Artes ocupando un lugar relevante en sus salas de exposiciones y el resto están en los depósitos del museo a la espera de su restauración o de incorporarse a exposiciones en otoño”, asegura la diputada Del Val. Varias de las obras recibidas en pago han sido tasadas por una cuentía económica muy superior a la que fueron inventariadas hace seis años por el museo vitoriano.

La responsable del Departamento de Cultura de la Diputación alavesa destaca de toda la colección recibida el valor del tríptico sobre la Guerra Civil pintado por Aurelio Arteta (valorado en 1,2 millones), que en 2021 se prestó al Guggenheim de Bilbao para su exhibición como obra invitada durante siete meses por su trascendencia en el arte vasco del siglo pasado: “Por sí mismo, justificaría la recepción de toda las obras” entregadas en pago a las arcas públicas. Son tres lienzos El frente, El éxodo y La retaguardia, pintados entre 1937 1938, que funcionan como un retablo que narra la visión del autor sobre la contienda nacional de 1936. “Es una de las obras cumbre de la plástica vasca del siglo pasado”, afirma Del Val. En la colección, que ya es pública, también constan obras de Díaz de Olano, Andrés Apellániz, Alberto Arrúe, Eduardo Zamacois, Valentín de Zubiaurre, Fernando de Amárica, Flores Kaperotxipi o Joseph Bell, entre otros.

“Es un conjunto de bienes artísticos de gran valor por su calidad y que de otra forma no hubiéramos podido adquirir”, dice la diputada de Cultura Del Val en nombre de la institución de Álava, “y que ahora ya no está en manos privadas, sino que será puesta para el disfrute de todos”.

La gran incógnita es cómo un particular, con un patrimonio tan elevado a juzgar por la cuantía de la deuda tributaria acumulada, ha conseguido asumir la titularidad de semejante colección de obras de arte que habían pertenecido a la fundación privada de Celaya. El representante de EH Bildu en las Juntas Generales de Álava Gorka Ortiz de Guinea expresó sus dudas en esta Cámara sobre la transparencia de la operación y se preguntó si no se trata de “una maniobra ad hoc para cancelar una deuda fiscal”.

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