Un centenar de personas acude al rezo del Rosario en Ferraz, que termina con insultos a Sánchez
La concentración se produce en plena jornada de reflexión tras la autorización del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, en contra del criterio de la Junta Electoral y de la Delegación de Gobierno
Ni la lluvia, ni la Junta Electoral, ni la Delegación de Gobierno en Madrid han impedido que más de un centenar de personas se hayan reunido este sábado para rezar un Rosario por España en la madrileña calle de Ferraz, cerca de la sede nacional del PSOE. Aunque la oración se ha desarrollado con tranquilidad, algunos asistentes han exhibido banderas preconstitucionales y han proferido insultos cont...
Ni la lluvia, ni la Junta Electoral, ni la Delegación de Gobierno en Madrid han impedido que más de un centenar de personas se hayan reunido este sábado para rezar un Rosario por España en la madrileña calle de Ferraz, cerca de la sede nacional del PSOE. Aunque la oración se ha desarrollado con tranquilidad, algunos asistentes han exhibido banderas preconstitucionales y han proferido insultos contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Estos son algunos de los que se han escuchado: “Hijo de puta”. “Corrupto”. “Hay que quemar Ferraz”. “En esa sede hay cocaína”.
La concentración ha estado cargada de polémica después de que el Tribunal Superior de Justicia autorizase la concentración en plena jornada de reflexión para las elecciones europeas, en contra del criterio de la Junta Electoral y de la Delegación de Gobierno en Madrid.
El impulsor de estos rezos es un joven llamado José Andrés Calderón, cuya determinación no ceja pese a que hasta la fecha este tipo de concentraciones le han granjeado tres multas (de 1.200 euros cada una) por desobediencia a la autoridad. Siempre ataviado con un crucifijo, un elegante traje y un megáfono, insiste en que concentraciones no tienen “ninguna connotación política” y que su intención no es “derrocar Gobiernos”. “Nosotros rezamos en la casa de Dios, la sede del PSOE está a 200 metros”, afirma Calderón.
Como cada tarde desde el pasado 12 noviembre, en los días en los que las protestas contra la ley de amnistía sacudieron el barrio de Argüelles, Calderón ha insistido en que “España no se entiende sin la cruz” y ha advertido de que la “crisis de espiritualidad que atraviesa occidente da pie a las ideologías que sustituyen al catolicismo y ridiculizan a los que defienden el mensaje de cristo”.
Tras el rezo, un señor ha pedido a sus compañeros que fuesen respetuosos con la jornada de reflexión, pero el efecto no fue el deseado. Pronto, los asistentes cortaron el paso a los vehículos y comenzaron a emitir insultos contra el presidente Pedro Sánchez y el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; o advertencias por la supuesta “falta de limpieza” de los comicios de este domingo. También hubo loas al presidente argentino, Javier Milei, y gritos a favor de la tauromaquia y la Guardia Civil. Incluso hubo hueco para pedir el Balón de Oro para el jugador del Real Madrid, Vinícius Júnior.
Cuando los asistentes comenzaron a abandonar las escaleras de la iglesia para comenzar su protesta política, el líder de los rezos —que abanonó el lugar y no tuvo relación alguna con las proclamas contra el Gobierno—cerró su intervención citando a los suyos para repetir al día siguiente. “Ni un paso atrás. Mañana nos vemos. Viva Cristo Rey y viva la Virgen María”.
Una convocatoria cargada de polémica
Los convocantes del Rosario por España y en defensa de la fe católica en todo el mundo habían solicitado una autorización para reunirse cada tarde entre el 1 y el 15 de junio. La Junta Electoral negó las concentraciones de los días 8 y 9, al tratarse de la jornada de reflexión y del día de las elecciones europeas. En la misma línea, la Delegación de Gobierno de Madrid autorizó el acto para todos los días, excepto esos dos, pero el principal organizador de los rezos, José Andrés Calderón, presentó un recurso para que la concentración también se produjese el sábado y el domingo. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid le otorgó la razón al considerar que no existe “ninguna razón fundada” para negar la convocatoria, ya que se “vulneraría el derecho de reunión”.