La increíble odisea de nueve náufragos en su camino a Canarias

Un cayuco con un patrón sin pericia volcó hace días en el Atlántico. Más de 50 personas se ahogaron, pero nueve hombres lograron lo que parecía imposible: darle la vuelta a la embarcación y sobrevivir sobre los restos semihundidos

Cayuco semihundido a unos 110 kilómetros al sur de la isla de El Hierro, este lunes.SALVAMENTO MARÍTIMO (Europa Press)

Otra tragedia en el Atlántico ha dejado un nuevo reguero de personas muertas al tratar de llegar a Europa; pero también cuenta una historia extraordinaria de supervivencia. A primera hora del lunes 29 de abril, un petrolero de 230 metros de eslora avistó un cayuco semihundido en el que resistían nueve hombres desfallecidos. Los rescató un helicóptero de Salvamento Marítimo y sus primeros relatos al lle...

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Otra tragedia en el Atlántico ha dejado un nuevo reguero de personas muertas al tratar de llegar a Europa; pero también cuenta una historia extraordinaria de supervivencia. A primera hora del lunes 29 de abril, un petrolero de 230 metros de eslora avistó un cayuco semihundido en el que resistían nueve hombres desfallecidos. Los rescató un helicóptero de Salvamento Marítimo y sus primeros relatos al llegar a tierra describieron una odisea que parecía inverosímil. El cayuco, con 60 personas a bordo, había volcado y estos nueve náufragos habían conseguido darle la vuelta y mantenerse a flote durante horas. La historia levantó suspicacias en la Policía, entre otras cosas por tratarse de un barco enorme y, por tanto, difícil de virar, pero tras tomar declaración a seis de los nueve supervivientes, las piezas encajan. “Los testimonios son coincidentes y espontáneos. Es decir, creíbles”, explica una fuente policial.

El barco salió del puerto del pueblo pesquero de M’bour, en Senegal, en la madrugada del 18 de abril. Esta zona fue el epicentro de las salidas de embarcaciones con emigrantes hacia Canarias a finales de 2020, pero ya hacía unos meses que el trasiego de barcazas desde Senegal había perdido fuelle. A bordo de este barco, dicen los supervivientes, iban 60 personas, entre ellas cuatro menores. En comparación con otros barcos que han llegado al archipiélago en los últimos meses, con hasta 300 personas, este no iba tan sobrecargado y llevaban gasolina y comida de sobra. El agua, sin embargo, se acabó, y pronto se dieron cuenta de que los dirigía un patrón con escasa pericia en la navegación, según han contado los supervivientes a la policía.

Diez días después de su partida, cuando ya deberían haber llegado a cualquiera de las islas canarias, el cayuco se desestabilizó y volcó hacia estribor, hacia el lado derecho. Eran las cinco de la tarde del pasado 28 de abril. No está claro por qué, aunque los náufragos mencionaron varios motivos que podrían haberse dado todos a la vez. Un golpe de viento, una ola y una mala carga, es decir, el peso del pasaje se descompensó inclinando sin remedio la embarcación. Y sobre todo, señalan fuentes policiales, mencionaron la “mala pericia” del patrón en esa situación.

Con el vuelco, todos cayeron al agua. Dicen que el patrón fue el primero en morir porque se golpeó contra las hélices del motor, pero tras él fueron ahogándose casi todos, incluido el hermano de uno de los supervivientes. 51 personas más hundidas en el Atlántico, que se suman a los 179 muertos o desaparecidos que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha verificado en lo que va de año. La OIM es consciente de que sus cifras son muy inferiores a las reales, “pero es una ruta en la que es difícil encontrar pruebas firmes de todos los naufragios”, afirma Flavio Di Giacomo, portavoz de este organismo dependiente de la ONU. Un ejemplo de ello es el reciente hallazgo en Brasil de un cayuco con nueve cuerpos en descomposición, un recordatorio de las decenas de barcos que se pierden cada año intentando llegar a Europa. La de Canarias es una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo.

Lo extraordinario es cómo estos nueve hombres consiguieron reponerse tras el caos de un naufragio. Y, después, darle la vuelta a un barco que, aunque es de madera y tiene mucha flotabilidad, pesa varias toneladas. No han dado muchos detalles, pero los seis entrevistados coinciden en que lo giraron y se encaramaron a esos restos semihundidos. Así aguantaron hasta que la tripulación del petrolero Beskidy, en su camino a Cartagena, los avista sobre las siete de la mañana del día 29, a unas 60 millas náuticas (111 kilómetros) de El Hierro. Según este relato, no llegaron a estar dos días entre los restos de su naufragio, como se informó en un principio, pero fueron más de 12 horas, incluyendo la noche.

El buque lanzó la alerta por radio. Partió hacia ellos enseguida la Salvamar Adhara y dos horas después les sobrevolaba el helicóptero Helimer 206 que se los llevó a tierra firme. Este miércoles, seis de los rescatados permanecían en el hospital, aunque su vida, según fuentes sanitarias, no corre peligro.

El helicóptero de Salvamento Marítimo traslada al aeropuerto de El Hierro a los nueve supervivientes.Gelmert Finol (EFE)

La ruta Canaria acapara mucha atención en los últimos meses, especialmente desde octubre, cuando se produjo una explosión de las llegadas, sobre todo, en la isla de El Hierro. Los titulares siguen hablando de grandes aumentos y aunque son ciertos si se comparan con las cifras del año pasado, hay matices, porque las llegadas, aunque altísimas, llevan dos meses decayendo.

Hasta el 29 de abril habían desembarcado en Canarias 15.773 migrantes y refugiados, según la OIM, frente a las 3.000 del mismo periodo de 2023. Es un aumento relevante, pero después del pico que comenzó en octubre del año pasado y se prolongó hasta mediados de febrero, las cifras de marzo y abril se han reducido considerablemente respecto a los meses anteriores.

Aun así, las islas viven un periodo inédito. Tras cerrar 2023, con 40.000 llegadas y, a pesar de la reciente desaceleración, los rescatados se cuentan por miles en unos meses en los que esta travesía tradicionalmente no tenía actividad. Mientras el año pasado era Senegal el epicentro de las salidas, ahora la mayoría de los cayucos parten de Mauritania sin que se hayan visto los efectos de la visita que Pedro Sánchez y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hicieron al país en febrero para anunciar la entrega de 500 millones de euros para su desarrollo y frenar la partida de embarcaciones.

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