Pisos turísticos y grilletes en uno de los secuestros más largos de la Costa del Sol

Un hombre de nacionalidad sueca ha sido retenido durante 23 días por una organización criminal que exigía 500.000 euros en criptomonedas para su liberación

Uno de los detenidos en el operativo policial que tuvo lugar en Málaga.POLICÍA NACIONAL (POLICÍA NACIONAL)

El pasado 9 de febrero un ciudadano sueco residente en Turquía viajó a España para hacer turismo por la Costa del Sol. Cuando aterrizó en Barcelona, el amigo que tenía que recibirle le dijo que había un problema, así que le pidió que tomara el siguiente avión hasta Málaga y que allí una tercera persona le recogería para llevarle al hotel, donde se reunirían más tarde. Nunca llegó al alojamiento. Quienes le recogieron —enviados por su supuesto amigo— se lo llevaron secuestrado a una vivienda, donde le instalaron un GPS en uno de sus zapatos, engrilletaron sus manos y, para liberarlo, exigieron ...

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El pasado 9 de febrero un ciudadano sueco residente en Turquía viajó a España para hacer turismo por la Costa del Sol. Cuando aterrizó en Barcelona, el amigo que tenía que recibirle le dijo que había un problema, así que le pidió que tomara el siguiente avión hasta Málaga y que allí una tercera persona le recogería para llevarle al hotel, donde se reunirían más tarde. Nunca llegó al alojamiento. Quienes le recogieron —enviados por su supuesto amigo— se lo llevaron secuestrado a una vivienda, donde le instalaron un GPS en uno de sus zapatos, engrilletaron sus manos y, para liberarlo, exigieron 500.000 euros en criptomonedas a sus familiares.

Tras 23 días de rapto y una larga negociación, el hombre fue liberado en una operación donde dos de sus captores —de origen sirio y libanés— fueron arrestados en Málaga y ya están en prisión. La investigación sigue abierta para intentar desmantelar al completo la organización criminal responsable de los hechos. Los captores habían llevado a la víctima a un piso ubicado en Fuengirola. Varios días después, sus familiares recibieron una llamada: los secuestradores pedían medio millón de euros en criptomonedas para su liberación. Decidieron entonces presentar una denuncia ante la Policía Nacional, que arrancó una operación compleja. Y aunque poco después localizaron el inmueble donde estaba secuestrado, cuando los agentes llegaron ya no había nadie. Los criminales cambiaban de localización cada pocos días. Lo hacían utilizando documentación falsa para alquilar vehículos y reservar alojamientos turísticos de la Costa del Sol.

Uno de los familiares del secuestrado viajó hasta Málaga y, desde allí, mantuvo la comunicación con los responsables del rapto. Ahí comenzó el trabajo de uno de los negociadores del Grupo de Secuestros de la Policía Nacional en Madrid, que ha dirigido la operación. Fue quien indicó la forma de comunicarse y cómo mantener el contacto sin que la vida de la víctima corriese peligro. Tras cinco días de largas negociaciones, consiguió acordar un sitio y una hora para realizar el pago para el rescate: eligieron un restaurante de Málaga y allí se citaron. De manera paralela, los policías establecieron un dispositivo de vigilancia para arrestar a los delincuentes.

Cita en un restaurante

El día indicado, uno de los captores acudió al lugar con tiempo para realizar distintas batidas por la zona en busca de presencia policial. Tras numerosas comprobaciones, se convenció de que no había agentes en la zona y llamó a otro de los secuestradores, que acudió al lugar con el secuestrado. Dentro del restaurante les esperaba el familiar y se reunieron con él. Los investigadores aprovecharon entonces el momento para detener a los dos responsables del rapto —uno de ellos portaba una pistola simulada— y consiguieron, así, la liberación del ciudadano sueco tras 23 días —uno de los raptos más largos que se recuerdan en la Costa del Sol— quien fue trasladado para que recibiera asistencia médica. Fuentes de la investigación explican los arrestados tienen relación con el narcotráfico, como ocurre en la mayoría de secuestros sucedidos en la zona y que impulsaron en 2019 a la creación de un grupo de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado especializado en resolver este tipo de delitos que suma más de un centenar de detenidos en una treintena de casos.

La información que el rehén facilitó, permitió a los policías visitar el último piso en el que había estado retenido, una vivienda en Fuengirola donde se intervinieron los teléfonos móviles desde los que los secuestradores mantenían las comunicaciones, así como los grilletes utilizados para retener a la víctima y los dispositivos de geolocalización. Los dos arrestados fueron puestos a disposición judicial, donde se decretó su ingreso en prisión por los delitos de secuestro, lesiones, organización criminal y contra la integridad moral. La operación continúa abierta y no se descartan nuevas detenciones de personas implicadas en los hechos.

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