Feijóo se autoenmienda dos años después de su aterrizaje en Génova
El presidente del PP se comprometió en su discurso de presentación a llegar a pactos de Estado, separarse de Vox y “sacar a la política española del enfrentamiento y de la hipérbole permanente”
El Alberto Núñez Feijóo de abril de 2024 enmienda gran parte de las credenciales con las que se presentó a liderar el PP el Alberto Núñez Feijóo de abril de 2022. Dos años después de haber sido elegido presidente del partido conservador, una mirada al discurso que pronunció en el congreso que lo aupó en Sevilla revela que algunos de sus principales propósitos no se han cumplido.
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El Alberto Núñez Feijóo de abril de 2024 enmienda gran parte de las credenciales con las que se presentó a liderar el PP el Alberto Núñez Feijóo de abril de 2022. Dos años después de haber sido elegido presidente del partido conservador, una mirada al discurso que pronunció en el congreso que lo aupó en Sevilla revela que algunos de sus principales propósitos no se han cumplido.
El central, su promesa de desterrar el frentismo y la crispación y abrir una nueva etapa donde fueran posibles los pactos de Estado, ha resultado un sonoro fracaso. El PP, en cambio, participa hoy activamente del clima político más enconado y polarizado de la democracia, según lo describen los principales partidos, y no ha sido capaz de alcanzar el más mínimo acuerdo de Estado con el PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
El balance que Feijóo defendió el martes ante sus barones soslayó este punto y puso en valor el potente incremento del poder territorial del partido y su crecimiento en escaños y en intención de voto en las encuestas, aunque reconoció que todavía no ha sido capaz de alcanzar La Moncloa. Pero el Feijóo de 2024, enfrentado al discurso de Feijóo al llegar al poder del PP en 2022, deja todavía muchas tareas incompletas.
Una política con menos enfrentamiento e hipérboles. El líder del PP proclamó en Sevilla: “Tenemos que sacar a la política española del enfrentamiento y de la hipérbole permanente. Mi proyecto es un proyecto de entendimiento. Esa es mi forma de entender la política y la forma en que creo que se tiene que practicar la política”. Para diferenciarse de su predecesor, Pablo Casado, que llegó a encadenar de una tacada más de una decena de insultos al jefe del Ejecutivo, añadió: “Yo no vengo a insultar al presidente del Gobierno. Vengo, con todos vosotros, a ganarle”.
Pero el propio Feijóo ha aupado a la primera línea del PP a perfiles duros, como los portavoces en el Congreso Miguel Tellado o Cayetana Álvarez de Toledo, alejados del estilo moderado con el que se presentó a su llegada al trono del PP. Tellado ha llegado a decir que Pedro Sánchez “debería irse del país en un maletero como Carles Puigdemont”.
Tampoco Feijóo ha logrado abstraerse de las dinámicas hiperbólicas de las que renegaba cuando observaba la política española desde la distancia de la presidencia de la Xunta de Galicia. El mismo martes, el líder popular alertó del “ataque masivo al Estado de derecho” que cree que sufre España. Y en enero dijo cosas como que “la soberanía nacional ya no reside en las Cortes”, o como que en España la Constitución no está vigente. “Un país donde los ciudadanos no son iguales ante la ley da igual la Constitución que tenga. No tiene Constitución”, cuestionó.
Una nueva etapa de pactos de Estado. A su llegada a la presidencia del PP, Feijóo ofreció una nueva etapa al PSOE basada en pactos de Estado. “Mientras nos toque estar en la oposición, haremos lo posible para que a España le vaya mejor”, enfatizó en Sevilla. “Es muy fácil encontrarnos: estamos en la Constitución, en el interés general, y en el sentido de Estado. Ahí siempre nos localizarán”, incidió. “Para rectificar lo que se hace mal, garantizamos nuestro apoyo al Gobierno”.
El PP no ha conseguido alcanzar con los socialistas el único acuerdo que exige la Constitución, el de la renovación del CGPJ. El órgano de gobierno de los jueces permanece empantanado con el mandato caducado desde hace cinco años. Feijóo solo ha suscrito un pacto con el PSOE para reformar el artículo 49 de la Constitución y eliminar el término de “disminuidos”.
Un PP diferenciado de Vox. “No vamos a ser el PP que quieren otros partidos”, aseveró Feijóo en Sevilla en referencia velada a la extrema derecha. El Partido Popular, subrayó entonces, se distanciaría de los que “reparten carnés de patriotas” y de los que viven “obsesionados con el pasado”.
En los últimos días, sin embargo, es noticia la ofensiva de los gobiernos conjuntos de PP y Vox contra las leyes de memoria democrática, que están derogando para sustituir por otras revisionistas, por exigencia de la extrema derecha.
Defensa del “bilingüismo cordial” y visión plural de España. El líder del PP utilizó el gallego en su discurso en Sevilla y defendió su apuesta por un “bilingüismo cordial”. “Creo en la lengua común de todos los españoles y en todas las lenguas que se hablan en España”, remarcó. No obstante, cuando el Congreso de los Diputados aprobó, al comienzo de la legislatura, la reforma del reglamento para el uso en los debates parlamentarios de todas las lenguas cooficiales ―incluido el gallego―, Feijóo lo descalificó como “un karaoke”.
El presidente del PP llegó también con el propósito de formular un nuevo proyecto para Cataluña basado en el respeto al autonomismo y en el catalanismo moderado. En su lugar, Feijóo ―pese a que en plena campaña gallega recuperó sorpresivamente la apuesta por la reconciliación en Cataluña sin descartar los indultos condicionados― se ha entregado a la ofensiva sin matices contra la amnistía a los independentistas. Este miércoles, el líder del PP viaja a Cataluña para compartir acto con el candidato popular a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, a quien amagó con relevar por oponerse a su vía de diálogo con Junts.
Lo conseguido: más poder territorial y avance de la reunificación de la derecha. En su haber, Feijóo puede defender que su formación ha conseguido en estos dos años un incremento notable de su poder territorial ―con 11 presidentes autonómicos populares― y el avance hacia la reunificación de la derecha. Al menos, en lo que respecta a una de las tres marcas en las que se divide, Ciudadanos, porque pese a que ha fracasado su integración en el PP, este partido ha sido absorbido electoralmente por los populares. Mientras, Vox está a la baja en las encuestas, pero no ha desaparecido y mantiene su influencia en el PP.
El presidente popular sacó pecho el martes ante sus barones del aumento del poder territorial y de que el PP lidera las encuestas, pero reconoció que la tarea principal ―llegar a La Moncloa― todavía no se ha completado. “Cuando llegué a la presidencia del partido, en el PP gobernaban Feijóo y cuatro más”, recordó. “Hoy gobernáis casi todos, pero no gobierna Feijóo, así que tenemos tarea por delante”.