Cuatro bomberos en el infierno de Valencia: “Había una destrucción extrema”, “vimos llamas azules”, “todo fue muy violento”
Fede, Álex, Ramón y Carlos acudieron al incendio en su día de descanso: vieron las imágenes por la televisión, se presentaron voluntarios y trabajaron en el interior del edificio. Los cuatro reconocen que nunca habían visto nada parecido
Fede, Álex, Ramón y Carlos visitaron el infierno en su día de descanso. Son cuatro del centenar de bomberos que batallaron contra el voraz incendio que consumió un complejo residencial del barrio de Campanar el jueves y que se cobró, al menos, 10 vidas. Las 20 dotaciones de Valencia y la Comunidad Valenciana acudieron a los dos bloques de viviendas de 14 y 10 plantas, trataron de sofocar el fuego, rescataron a los vecinos at...
Fede, Álex, Ramón y Carlos visitaron el infierno en su día de descanso. Son cuatro del centenar de bomberos que batallaron contra el voraz incendio que consumió un complejo residencial del barrio de Campanar el jueves y que se cobró, al menos, 10 vidas. Las 20 dotaciones de Valencia y la Comunidad Valenciana acudieron a los dos bloques de viviendas de 14 y 10 plantas, trataron de sofocar el fuego, rescataron a los vecinos atrapados y arrojaron litros y litros de agua en medio de las llamas para dar tiempo a los que pedían auxilio en los balcones. Cuatro de los que han accedido a hablar con EL PAÍS —advirtiendo, antes, de que aquí nadie es protagonista— coinciden en dos cosas: que nunca se habían enfrentado a una emergencia de esta magnitud y que, según pasaban los minutos, no podían sentir otra cosa más que impotencia. “Era todo muy frustrante. Lo que queríamos todos era intervenir, rescatar y sofocar las llamas”, cuenta uno de ellos cuando recuerda cómo el fuego los hizo retroceder. Estos son sus testimonios, en primera persona.
Fede Baviera (Valencia, 47 años)
“Estaba librando y en casa cuando, de repente, por los grupos de WhatsApp empezaron a mandar vídeos de un piso que se estaba incendiando. Al principio, no hice mucho caso… todos los días te llegan vídeos así… hasta que vi en la imagen un coche de bomberos de Valencia. Llamé al centro de comunicaciones y me dijeron que nos apuntaban a los voluntarios en una lista. Pero yo no esperé a que me llamaran, me subí al coche, fui hasta mi parque de bomberos, el de El Campanar, que está muy cerca del edificio que se incendió, y me puse a las órdenes de los mandos. Me enviaron pronto y llegué al lugar justo en el momento en el que los compañeros rescataban a las dos personas que se refugiaban en un balcón. Empezamos bien, rescatando. A mí me asignaron a esa tarea con otros bomberos y tratamos de buscar personas en las plantas ocho y nueve, pero era imposible entrar: había mucho fuego, mucha temperatura, era un infierno. En 20 años que llevo en esto, nunca me ha tocado un incendio parecido, y eso que con los compañeros hemos estado en el del Teatro Princesa o en otras ocasiones que hemos visto dos o tres viviendas arder al mismo tiempo. Pero creo que nadie se ha enfrentado a algo como esto”.
“Sentías impotencia por no poder entrar y hacer más. Como el rescate era tan difícil, nos asignaron a extinción, nos subíamos a la cesta dos bomberos y nos íbamos relevando, luego, con otros compañeros. Arriba había mucho viento, la cesta se movía. Estuvimos hasta las 17.00 y, luego, a casa. El viernes hemos estado con la tele pegada a la nariz, viendo las noticias, hay 10 fallecidos… No sabemos si vaya a haber más”.
Álex Carabal (Massanassa, 46 años)
“Yo estaba celebrando el cumpleaños de un familiar, cuando vi por la tele lo que estaba pasando. No pensé ni siquiera en llamar al parque de bomberos, porque así se saturan las comunicaciones. Salí de la casa y me presenté allí directamente como voluntario. Llevo 19 años prestando servicio como bombero del Ayuntamiento de Valencia, en el parque sur”.
“Llegamos sobre las 19.00 al edificio y estaba en llamas. Fue tan fuerte que terminé a las 4.00 y aún había viviendas ardiendo. ¿Si he visto algo similar? Imposible. Mientras trabajaba, sentí impotencia y desesperación… saber que dentro hay gente y que fuera hay familias que los buscan. Nada más llegar, tratamos de rescatar, yo subí hasta la planta siete, otros hasta la ocho, pero no se podía avanzar. Nos desalojaron. Adentro, el aislamiento del edificio era como pólvora, había plásticos en llamas. Vimos llamas azules, lo cual era señal de que había gas butano”.
“Todo fue muy violento. Los compañeros que entraron no fallecieron de milagro, pero pudo ser una masacre. Hoy, estamos algo más tranquilos, porque los que estaban heridos han salido estables”.
“¿Que si pensé en el colapso del edificio? No. De eso se encargan los arquitectos y técnicos que van valorando desde fuera todo: la estructura, la edad del edificio, el tipo de construcción, el peso que aportamos con el agua. Ellos dan las indicaciones, nosotros vamos a lo nuestro”.
Ramón Bono (Valencia, 46 años)
“No me tocaba trabajar ese día. Pero vi las imágenes del incendio desde el móvil, luego en la tele y, sin pensarlo, cogí la moto y me fui corriendo a mi parque de bomberos, el del norte, para ponerme el traje y estar disponible. Llegué sobre las 18.30 y vi a muchos otros bomberos que también llegaban como voluntarios y esperaban las órdenes. Por los turnos que había, me mandaron sobre las 2.00 al edificio. Entre las 18.30 y las 2.00, esperé. La valoración de enviar personal es muy seria, si se envían unidades sin saber cómo está la situación exactamente, hace peligrosas las labores de extinción. Se tiene que enviar a la gente de forma coordinada”.
“Cuando llegué, la escena era brutal. En mis 24 años como bombero, no había visto algo igual. Todas las plantas estaban calcinadas, era todo de una destrucción extrema. En ese momento, no sabíamos cómo estaba la estructura. Entonces, desde la escalera, desde la cesta, apagamos los puntos calientes que aún quedaban. Estuve allí hasta las 7.00. Cuando me fui, el edificio se había enfriado y los demás estaban a la espera de que los técnicos evaluaran si se podía entrar. Yo no llegué a estar en ese equipo de rescate y socorro. Me fui a casa y descansé, pero esta mañana he despertado muy preocupado… por las víctimas, por los desaparecidos y por mis compañeros. Algunos amigos están entre los lesionados, pero, por fortuna, están bien. Esto ha sido algo brutal para todos. Gracias a Dios, el incendio no ocurrió a las 4.00, los habría atrapado durmiendo…”.
Carlos González
“El día del incendio en el barrio de Campanar yo libraba. Las primeras dotaciones salieron sobre las 17.30 y yo me incorporé en la segunda fase, como parte del parque central de los bomberos del Ayuntamiento de Valencia. Estaba en el grupo de los que acudimos a las 18.30. Son las 13.00 del viernes, y sigo aquí. Llevamos aquí… sí, unas 20 horas”.
“Cuando llegamos al barrio, el fuego estaba muy desarrollado. Era enorme, ardieron los dos edificios”.
“Todo empezó en la planta ocho, en una vivienda. El fuego fue tan fuerte que rompió la fachada y comenzó a subir. Había mucho viento, eso lo expandió más rápido, y los materiales de la fachada eran inflamables. Nosotros comenzamos refrescando la fachada, mientras esperábamos que los materiales se fueran consumiendo. La temperatura fue bajando hasta que el incendio terminó. Este servicio es algo que nos ha sobrepasado a todos, nunca habíamos visto algo así en Valencia. Algo similar había pasado… pero en Londres, hace unos años”.