Detenido y en prisión Ramón Santiago, uno de los asesinos de Sandra Palo, por secuestrar a dos hombres en Madrid
La Policía Nacional lo arrestó el 19 de enero, junto a tres mujeres y cinco hombres más, en el marco de la Operación Maverik
Ramón Santiago, uno de los cuatro asesinos y violadores de la joven de Getafe Sandra Palo, a la que mataron brutalmente en 2003, ha vuelto a prisión. La Policía Nacional lo arrestó en el marco de la Operación Maverik el pasado 19 de enero junto a otras ocho personas más, tres mujeres y cinco hombres, por el secuestro de dos varones en Madrid. A las víctimas, parientes entre sí, les tendieron una trampa para raptarlos y pedir un rescate a sus familiares y fueron llevados a una casa okupa en el distr...
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Ramón Santiago, uno de los cuatro asesinos y violadores de la joven de Getafe Sandra Palo, a la que mataron brutalmente en 2003, ha vuelto a prisión. La Policía Nacional lo arrestó en el marco de la Operación Maverik el pasado 19 de enero junto a otras ocho personas más, tres mujeres y cinco hombres, por el secuestro de dos varones en Madrid. A las víctimas, parientes entre sí, les tendieron una trampa para raptarlos y pedir un rescate a sus familiares y fueron llevados a una casa okupa en el distrito de San Blas, donde los liberó el Grupo Especial de Operaciones (GEO). A los arrestados se les imputan los delitos de secuestro, lesiones y robo con violencia e intimidación, y tres de ellos han ingresado en la cárcel. Uno es Santiago, alias El Ramón, según ha confirmado a este diario una portavoz policial.
Los dos hombres habían acudido engañados a una cita para comprar un vehículo de segunda mano cuando fueron amenazadas por esta banda con un arma de fuego e introducidos a la fuerza en otro coche. Además de secuestrarlos, les robaron el dinero que llevaban para la compra del coche, así como el vehículo con el que se habían desplazado al lugar del encuentro fijado para la compra-venta.
La investigación, según detalla la policía en una nota, comenzó el 17 de enero, tras recibir una denuncia de los familiares de las víctimas de que estaban siendo extorsionados y tenían dos parientes retenidos. Los secuestradores se habían puesto en contacto con ellos para exigirles el pago de dinero a cambio de la liberación de sus familiares.
Los parientes había realizado ya un primer pago a la banda, de una cantidad que la policía no ha precisado, cuando les exigieron un segundo rescate que tampoco ha sido concretado por los agentes. Ahí, decidieron acudir a la comisaría de Carabanchel y denunciar el caso. Los investigadores dieron con una posible localización de los implicados: un edificio abandonado y okupado en la capital, “lo que dificultaba enormemente la labor policial”. Este edificio se encuentra en el número 3 de la calle de Lola Flores, en el distrito de San Blas-Canillejas.
Tras varias comunicaciones entre los secuestradores y la familia de las víctimas para ponerse de acuerdo en el rescate, el 19 de enero los agentes montaron “un dispositivo para la liberación de las víctimas y para la detención de los implicados en el secuestro”. La operación, bautizada Maverik y que sigue abierta, se saldó con la detención de ocho personas en las inmediaciones de la calle de Lola Flores ―tres de ellos a bordo del propio coche de sus víctimas― a los que se les acusa de los delitos de secuestro, lesiones y robo con violencia e intimidación.
Cuatro días después se arrestó a una novena persona presuntamente implicada en los hechos. En total, se trata de tres mujeres y seis hombres, de los que media docena son españoles, dos colombianos y uno peruano, que además es menor de edad. Los adultos tienen entre 23 y 62 años. “Todos ellos tienen antecedentes”, anota la portavoz, que no precisa por qué delitos ni cuántos son.
Los GEO intervinieron para acceder al interior del edificio ocupado, donde fueron localizados los secuestrados y puestos en libertad “inmediatamente y en aparente buen estado de salud”. En el registro, se intervino a la banda más de 16.000 euros en efectivo ―”parte del dinero entregado en un primer momento por la familia”―, una escopeta de repetición y dos vehículos. Tras el paso a disposición judicial de los arrestados, se decretó el inmediato ingreso en prisión preventiva de tres de los implicados, entre ellos Santiago, que está en la cárcel de Soto del Real (Madrid V) desde el 22 de enero.
El caso ‘Sandra Palo’
Este hombre, que ahora tiene 37 años, fue responsable del asesinato de Sandra Palo junto a otros tres varones. En el momento del crimen, el 17 de mayo de 2003, la víctima tenía 22 años y sus asesinos, entre 14 y 18 años y eran ya expertos aluniceros (delincuentes que roban tiendas empotrando un coche contra el escaparate). El Ramón tenía 17 años, como José Ramón Manzano Manzano, Ramoncín. El menor de todos era Rafael García Fernández, El Rafita, y el único mayor de edad era Francisco Javier Astorga Luque, apodado El Malaguita.
Los jóvenes iban en un coche cuando vieron a la chica, que tenía una discapacidad psíquica leve, en plaza Elíptica de la capital esperando con su exnovio al autobús para volver a su casa en Getafe. Montaron a ambos en el coche y, tras deshacerse del exnovio, la llevaron a un descampado cerca de Leganés, junto a la carretera de Toledo (N-401), donde la violaron. Para evitar que los inculpara, decidieron matarla y la atropellaron hasta siete veces. La joven quedó malherida e inconsciente. Para borrar las huellas, la quemaron cuando aún estaba viva y las graves heridas que sufrió acabaron por matarla. Al coche también le prendieron fuego, en Valdemingómez.
El único mayor de edad fue condenado a 64 años de cárcel por un delito de detención ilegal, tres de violación y uno de asesinato. Los dos jóvenes de 17 años fueron sentenciados a cumplir 17 años de internamiento y el de 14, a cuatro. Ramón Santiago cumplió condena desde octubre de 2003 hasta 2012 ―primero en un centro de menores y con 23 años fue trasladado a la cárcel de Estremera a terminar su pena― y, a la salida, continuó delinquiendo.
Suma más de 20 antecedentes y se ha hecho cantante de rap-trap con el sobrenombre de Zuni, con canciones hablan de robos y asesinatos. Su última detención hasta esta fue en verano de 2022, cuando el ahora rapero fue arrestado por rociar a un hombre con un extintor para robarle 6.000 euros.