Los violentos ‘Peaky Blinders’ de la Costa del Sol
Los seis hombres detenidos por la Policía Nacional por el secuestro y tortura de un joven holandés en Fuengirola han ingresado en prisión provisional
La pasada primavera, un joven holandés de 24 años sufrió un robo en Países Bajos mientras conducía un coche. En el vehículo había cocaína valorada en tres millones de euros y el incidente enfadó a su jefe, un narcotraficante neerlandés asentado en Marbella (Málaga, 150.725 habitantes) que le había encargado el transporte de dicha mercancía y lideraba una banda que era conocida por los investigadores policiales como los Peaky Blinders. Le habían puesto ese nombre por sus similitudes con los protagonistas de la ficción homónima. Y...
La pasada primavera, un joven holandés de 24 años sufrió un robo en Países Bajos mientras conducía un coche. En el vehículo había cocaína valorada en tres millones de euros y el incidente enfadó a su jefe, un narcotraficante neerlandés asentado en Marbella (Málaga, 150.725 habitantes) que le había encargado el transporte de dicha mercancía y lideraba una banda que era conocida por los investigadores policiales como los Peaky Blinders. Le habían puesto ese nombre por sus similitudes con los protagonistas de la ficción homónima. Y él mismo era buen aficionado a la serie: lo demostraba portando orgulloso un tatuaje del protagonista, el gánster Tommy Shelby. Con él compartía también la brutalidad. Para intentar recuperar lo perdido, ordenó a sus esbirros secuestrar a su empleado, darle una brutal paliza y torturarle — le cortaron dos dedos de la mano y clavaron un machete en los pies— como represalia. Tras la detención de las seis personas responsables de los hechos, todos han ingresado ya en prisión provisional por orden del Juzgado de Instrucción número 1 de Fuengirola.
El tortuoso periplo de la víctima arranca entre el 8 y 9 de mayo. Para entonces ya había sufrido el robo de cocaína mientras la transportaba de manera interna en Países Bajos, escondida en el vehículo que conducía. Aquellos días, uno de sus compañeros de la organización criminal para la que trabajaba le obligó, bajo coacciones, a viajar con él a Reino Unido para someterse a un polígrafo. El jefe quería comprobar si, como sospechaba, la sustracción de la droga había sido bajo su connivencia. Acudieron a una empresa de Londres que realizó la prueba y facilitó un informe que indicaba que los resultados no eran concluyentes. Entonces pidieron al joven que viajara a la Costa del Sol, por lo que tomó un avión al aeropuerto de Málaga junto al mismo hombre que le había acompañado de tierras británicas.
El 11 de mayo, una vez llegaron a una de las residencias del responsable de la organización, ubicada en Fuengirola, le quitaron el pasaporte y el teléfono. Entre pregunta y pregunta le dieron una brutal paliza para intentar sacarle información sobre el robo y para pedirle que pagara los tres millones de euros en los que valoraban la cocaína sustraída. Pasó todo el día retenido en la vivienda y finalmente los captores le trasladaron a un descampado a las afueras del municipio malagueño. Allí se ensañaron. Le pusieron una cinta en la boca y bridas en los pies y manos para que no pudiera gritar ni defenderse. Entonces, mientras lo amenazaban con pistolas, le clavaron un machete en los pies, le hirieron en las manos y le rajaron las falanges de los dos dedos índices. Mientras le rebanaban el segundo, perdió el conocimiento por el dolor. Sus captores pensaron que lo habían matado, lo arrojaron a una zona de zarzas y huyeron del lugar. “Le hicieron eso a uno de los suyos; imagina lo que podrían hacer si fuera un miembro de una banda rival”, cuentan fuentes del caso.
El joven recobró finalmente el conocimiento, pudo quitarse las bridas de los pies y con mucha dificultad caminó por una pista de tierra a lo largo de un kilómetro hasta que llegó a una urbanización. Un vecino le vio y llamó al servicio de Emergencias 112 Andalucía, alertando de que había encontrado una persona herida de arma blanca con una cinta negra tapándole la boca. Acudieron sanitarios y también patrullas de la Policía Nacional. Los agentes reconstruyeron el camino que había realizado la víctima gracias al rastro de sangre que había ido dejando en la tierra. Y una vez llegaron al lugar donde le habían torturado, arrancó la investigación para dar los responsables de los hechos, en la que han participado tanto los miembros del Grupo I de Crimen Organizado (especializado en secuestros) y agentes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) de Fuengirola.
Las pistas recopiladas por los investigadores permitieron identificar al jefe de la organización criminal, al que se considera instigador del secuestro, así como a otros cinco miembros de la banda. Solo el máximo responsable y uno de sus empleados se encontraban en la Costa del Sol, en Marbella, donde fueron arrestados. El resto de los participantes fueron localizados en Países Bajos y Francia, lugares en los que han sido capturados a finales de noviembre.
A los detenidos —cinco hombres de nacionalidad holandesa y uno británico— se les considera responsables de los delitos de detención ilegal, lesione graves y robo con violencia o intimidación. Con su arresto, además, se da por desarticulada una trama dedicada al tráfico de cocaína entre los Países Bajos y la provincia de Málaga. Los seis varones han sido puestos a disposición del juzgado número 1 de Fuengirola, que decretó el ingreso en prisión de todos ellos.