Vox utiliza una asociación ‘fantasma’ para convocar las protestas frente a las sedes del PSOE

Revuelta recauda donaciones e invita a afiliarse a través de su web a pesar de que no está inscrita en el registro

Imagen de la manifestación del martes ante la sede del PSOE en Madrid.Samuel Sanchez

Revuelta, la organización juvenil que ha impulsado los actos de protesta ante las sedes del PSOE en las principales ciudades de España, no existe. Al menos, no legalmente. No consta en el correspondiente registro ninguna asociación inscrita con este nombre, según han confirmado fuentes del Ministerio del Interior.

Sin embargo, ...

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Revuelta, la organización juvenil que ha impulsado los actos de protesta ante las sedes del PSOE en las principales ciudades de España, no existe. Al menos, no legalmente. No consta en el correspondiente registro ninguna asociación inscrita con este nombre, según han confirmado fuentes del Ministerio del Interior.

Sin embargo, Revuelta tiene una web en la que es posible afiliarse a esta asociación fantasma por una cuota que va desde 3 euros al mes para los estudiantes hasta 20 para los más generosos. Además, se invita a quienes acceden a ella a donar hasta 200 euros.

Lo que no se sabe es adónde va ese dinero. La web de Revuelta recoge todo tipo de datos personales de los internautas ―incluso los de la tarjeta de crédito de potenciales afiliados y donantes—, pero es absolutamente opaca respecto a quiénes son sus responsables: no figura ni una dirección ni un teléfono, ni los nombres de la junta directiva o la gestora que promueve esta organización surgida hace poco más de un mes. Tampoco los estatutos de la asociación a la que se invita a afiliarse; aunque, en realidad, los supuestos afiliados solo adquieren el derecho a formar parte de un chat.

El único dato identificativo que figura en la web es el del responsable del tratamiento de datos personales: Plataforma 711. Se trata de una asociación de estudiantes a la que la Universidad Complutense se negó en abril del año pasado a ceder un espacio por su “desprecio a los valores democráticos”. Al acto iba a acudir el exsecretario general de Vox Javier Ortega-Smith. La Gaceta, diario de la fundación del partido ultra, entrevistó entonces a su portavoz, Jesús de Blas, quien aseguró que el número 711 que figura en el nombre de su asociación aludía “a ese fatídico año en que se produce la invasión de la península Ibérica por el islam”. Una situación aquella que comparaba con la actual, en alusión a la llegada a Europa de inmigrantes musulmanes.

Plataforma 711 empezó como un boyante negocio de merchandising ultra y eso sigue siendo en gran medida su sucesora, Revuelta, que vende camisetas a 20 euros y una de cuyas primeras acciones públicas fue instalar una carpa de venta de sus productos en la manifestación contra la amnistía del 29 de octubre en la madrileña Plaza de Colón.

Nacida hace poco más de un año, Revuelta se presenta como “un movimiento juvenil […] que busca alimentar el espíritu revolucionario” de la “juventud patriótica”, y asegura no depender de partido alguno. Sin embargo, Vox reservó un lugar privilegiado en Colón a la entonces desconocida organización juvenil, que extendió su pancarta tras la tribuna de oradores, frente al objetivo de las cámaras de televisión, e incluso cedió el micrófono a su portavoz para que hablara ante un auditorio de 100.000 personas. Cesar Pintado, que dijo representar a los “jóvenes de espíritu ardiente” que se están organizando “para librar sin condiciones la batalla” contra los independentistas y la izquierda, está vinculado a la plataforma digital Herqles, con decenas de miles de seguidores en las redes, que difunde los postulados de la extrema derecha.

Imagen de los disturbios de la noche del martes frente a la sede del PSOE en Madrid.Claudio Alvarez

Plataforma 711 nunca pasó de ser un movimiento marginal, pero Revuelta se ha convertido desde el primer momento en una marca de éxito, gracias al apoyo de la plana mayor del partido ultra, que incluso recomendó a sus afiliados que sacaran billete en su autobús para acudir al mitin de Colón del 29 de octubre. Su nombre, logo y color identificativo (granate) tienen el sello inconfundible de la factoría Vox, que ha lanzado ya otros productos como el sindicato Solidaridad o la fundación Disenso.

La estrategia del partido ultra es siempre la misma: crear organizaciones satélites con apariencia de autonomía para dar la impresión de que sus postulados son compartidos por la sociedad civil. En el caso de las protestas frente a la sede del PSOE, recurrir a un intermediario tiene una ventaja añadida: desentenderse de posibles responsabilidades en el caso de disturbios. El líder de Vox, Santiago Abascal, respaldó el lunes las manifestaciones convocadas contra el pacto de Sánchez con los independentistas, pero añadió una coletilla: “Si no es pacífica, no es nuestra”.

En realidad, ninguna manifestación es de Vox, ya que el partido no las ha convocado. Tampoco, desde el punto de vista legal, lo ha hecho Revuelta, puesto que no existe. Lo hizo un particular cuya identidad no ha querido revelar la Delegación del Gobierno en Madrid por respeto a su privacidad. Pero fue la nueva marca juvenil de Vox la que se dedicó a amplificar la convocatoria a través de las redes sociales.

El miércoles, sin embargo, el papel de llamar a los ciudadanos a concentraciones que suelen acabar en episodios de violencia —por la infiltración de grupos neonazis y extremistas a los que nadie controla— ha correspondido a otra de las organizaciones pantalla de Vox, Solidaridad. La marca puede variar, pero el producto es siempre el mismo.

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