Un detenido por disparar en la cara a un hombre que le compró droga con billetes falsos en Mijas
Los arrestados también desfiguraron a golpes a otro comprador junto al hipódromo de la localidad malagueña
Primero usaron una pequeña excavadora. Luego, herramientas de metal. Revolvieron con ellas 19 toneladas de chatarra para, finalmente, encontrar un sarcófago de gruesas paredes de aluminio. Lo abrieron con una potente cizalla y hallaron en su interior unos paquetes rectangulares. Los sometieron a unas pruebas y, bingo, habían encontrado la cocaína que buscaban. En concreto, 720 kilos que habían sido enviados desde Costa Rica hasta el puerto de Málaga en el interior de un contenedor y que, desde allí, habían s...
Primero usaron una pequeña excavadora. Luego, herramientas de metal. Revolvieron con ellas 19 toneladas de chatarra para, finalmente, encontrar un sarcófago de gruesas paredes de aluminio. Lo abrieron con una potente cizalla y hallaron en su interior unos paquetes rectangulares. Los sometieron a unas pruebas y, bingo, habían encontrado la cocaína que buscaban. En concreto, 720 kilos que habían sido enviados desde Costa Rica hasta el puerto de Málaga en el interior de un contenedor y que, desde allí, habían sido transportados por carretera en un camión hasta Alcalá de los Gazules (Cádiz, 5.227 habitantes). Ocho personas —todas españolas— han sido detenidas en una operación conjunta de Guardia Civil, Policía Nacional y Servicio de Vigilancia Aduanera y siete de ellas han sido ya enviadas a prisión provisional. Dos de los arrestados se encontraban pendientes de ingresar en prisión después de ser condenados a ocho años de prisión tras su detención por hechos similares en el puerto de Algeciras en 2018.
Construido para que fuese totalmente estanco, el sarcófago metálico tenía como cometido no solo guardar la droga, también pasar desapercibido como una más de los miles de fragmentos de chatarra —la mayoría, piezas de motores— que se transportaban en un contenedor portuario desde Costa Rica hasta España. Hasta 600 paquetes de cocaína —cada uno de 1,2 kilogramos— recorrieron los más de 8.000 kilómetros que separan ambos países escondidos en su interior y, a su vez, ocultos entre las 19 toneladas de fragmentos de aluminio en las que más tarde los investigadores tuvieron que buscarlo.
El plan fue urdido por una organización asentada en Campo de Gibraltar. Hace meses que los agentes vigilaban los movimientos de los miembros de esta banda, entre la que se encontraban viejos conocidos de los cuerpos policiales por sus antecedentes en el tráfico de drogas. Dos de los investigados habían sido condenados a casi ocho años de prisión pero se encontraban en pendientes de ingresar en la cárcel debido a un recurso judicial. Fueron detenidos en 2018 en una de las mayores operaciones de la Guardia Civil en el puerto de Algeciras, una de las principales entradas de cocaína en Europa. Aquel caso acabó con la detención de 21 personas —diez de ellas, estibadores del recinto portuario— y la incautación de más de 400 kilos de droga.
Con ambos bajo la lupa, el trabajo policial —impulsado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil— fue dando resultados poco a poco hasta que apuntó directamente a una empresa exportadora de Costa Rica, que también había sido investigada años antes por su vinculación con el tráfico de cocaína a través de contenedores marítimos. A finales del pasado verano, la compañía envió varios de ellos desde el puerto de Limón —al este del país— hacia el de Málaga, con su llegada prevista para el mes de octubre. Era la oportunidad de comprobar si realmente en su interior había droga. No sería la primera vez: en 2019 la Policía Nacional ya frustró el envío de ocho kilos de cocaína a través del recinto portuario malagueño procedentes de Brasil, en lo que, se cree, fue una prueba para comprobar si la capital de la Costa del Sol podía ser una buena vía de entrada de esta sustancia procedente de América del Sur.
Recorrido sospechoso
La mercancía enviada desde Costa Rica llegó finalmente el 9 de octubre y los investigadores realizaron un seguimiento a todos los contenedores operados por la compañía costarricense investigada. Los camiones seguían sus itinerarios previstos, hasta que uno de ellos se desvió del trayecto que tenía establecido. Tomó pequeñas carreteras y finalmente se adentró en una finca a las afueras de Alcalá de los Gazules, en pleno Parque Natural de Los Alcornocales. La entrega del contenedor en esta zona, en pleno bosque, hizo sospechar a los investigadores, que decidieron entrar y registrar la nave en la que había sido guardado el contenedor.
Entonces utilizaron la excavadora y las herramientas metálicas para hallar escondido entre chatarra un sarcófago metálico y la cizalla para abrirlo y hallar 720 kilos de cocaína, la mayoría en paquetes envueltos con un plástico azul con la palabra HUBLOT serigrafiada. De manera paralela, los agentes procedieron a la detención de ocho personas. Tras pasar a disposición judicial, siete de ellas han sido enviadas a prisión provisional, mientras que la octava se encuentra en libertad por su delicado estado de salud.
La operación continuó con nueve registros domiciliarios —en las provincias de Cádiz y Granada— en los que se intervino dinero en efectivo, un uniforme de la Guardia Civil, un detector de frecuencias, dos relojes de alta gama y diverso material informático. También diversa documentación que han permitido comprobar las ramificaciones de la organización criminal en los municipios de Motril y Almuñécar, en la Costa Tropical de Granada.
La operación ha sido dirigida por el Juzgado de Instrucción Mixto número 3 de San Roque (Cádiz) y llevada a cabo por grupos de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria de Málaga, investigadores de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), así como de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) y Unidad de Estupefacientes de Marbella de la Policía Nacional. El caso está en manos del Juzgado Mixto número 3 de San Roque (Cádiz).