Las elecciones españolas llegan a la cumbre de Moldavia: Meloni apoya a Vox, Scholz a Sánchez
Michel, Borrell y Metsola creen que el adelanto no afectará al semestre español. El presidente evita las preguntas, se reúne con Zelenski y lanza un mensaje de unidad frente a Putin
Las elecciones adelantadas en España son uno de los asuntos de comentario entre los líderes europeos reunidos en Bulboaca, un castillo cerca de Chisináu, la capital de Moldavia, a solo 20 kilómetros de la frontera con Ucrania. El objetivo fundamental de la cita, muy simbólica por el lugar en el que se celebra, es trasladar todo el apoyo a Ucrania, y de hecho la gran estrella es su presidente, Volodímir Zelen...
Las elecciones adelantadas en España son uno de los asuntos de comentario entre los líderes europeos reunidos en Bulboaca, un castillo cerca de Chisináu, la capital de Moldavia, a solo 20 kilómetros de la frontera con Ucrania. El objetivo fundamental de la cita, muy simbólica por el lugar en el que se celebra, es trasladar todo el apoyo a Ucrania, y de hecho la gran estrella es su presidente, Volodímir Zelenski, presente en Bulboaca. Pero los líderes europeos que se han parado con los periodistas a su llegada, preguntados por la prensa española, están expresando sus preferencias políticas y su confianza en que el adelanto electoral no estropee la presidencia española de turno del Consejo Europeo, que comienza el 1 de julio. El único que no se ha parado y no ha dicho una palabra, al contrario de lo que es su costumbre, es el propio Pedro Sánchez, que ha evitado a la prensa española. El presidente no ha contestado aún ninguna pregunta de los periodistas desde la derrota electoral del domingo.
Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, ha sido la más clara en su apoyo a Vox, un partido con el que ha llegado a protagonizar mítines en España en las últimas elecciones andaluzas. “Ha sido todo muy rápido, es muy interesante”, ha señalado cuando le han preguntado qué esperaba de las elecciones españolas. “No me quiero entrometer demasiado, pero, como ustedes saben, yo soy la presidenta de los conservadores europeos y estoy especialmente interesada en ver qué resultado tienen los conservadores españoles”, dijo sin citar a Vox, pero claramente refiriéndose a ellos. Meloni no oculta sus simpatías y claramente apuesta por un Gobierno a la italiana, aunque allí hay una diferencia clara: ella logró superar a la derecha más tradicional de Silvio Berlusconi, aliado del PP en Europa, y más radical de Matteo Salvini, de La Lega, y es la primera ministra en coalición con estos otros dos grupos, que tienen también sus ministros. El propio Salvini es vicepresidente y ministro de Transportes, mientras el máximo representante de Berlusconi, Antonio Tajani, es vicepresidente y ministro de Exteriores. La derecha española tiene en Italia, pues, un espejo pero invertido, porque es seguro que el PP estará por delante de Vox.
Más discreto, como es habitual, el socialdemócrata Olaf Scholz, el primer ministro alemán, que también gobierna en coalición como el español, pero en su caso con verdes y liberales, ha dejado claro que él apoya a Sánchez cuando la prensa española le ha preguntado si estaba preocupado por las elecciones en este país y el ascenso de la ultraderecha. “Es importante que estemos aquí todos, estoy muy contento de ver aquí a mis amigos y muy especialmente, evidentemente, a Pedro Sánchez”, dijo. Scholz y Sánchez han consolidado en los últimos meses una intensa relación política, hasta el punto de que el alemán invitó en agosto del año pasado al español a un retiro de su Gobierno en el palacio de Meseberg, cerca de Berlín. El apoyo de Scholz como máximo representante de los socialdemócratas europeos está descontado. España fue, durante más de tres años, hasta que ganó Scholz en septiembre de 2021, el gran baluarte de la socialdemocracia europea desde que Sánchez llegó al poder en 2018 con una moción de censura. Buena parte de la izquierda europea, especialmente la italiana, se mira en el espejo de España, y una derrota definitiva en julio sería un golpe duro para todos los progresistas del continente.
La presidencia española de la UE
Mientras, tanto Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, como Josep Borrell, máximo representante de la política exterior, y Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, se centraron en un asunto relevante que les afecta como destacados gobernantes de las instituciones europeas: qué pasa ahora con la presidencia española, que empieza el 1 de julio y tiene una cumbre decisiva UE-CELAC en Bruselas que Sánchez se ha encargado de promover personalmente, para garantizar la presencia de los presidentes latinoamericanos. La cita es el 17 de julio, a una semana de las elecciones y en plena campaña en España, con lo que Sánchez acudirá lo mínimo posible y con la cabeza muy pendiente de la gran batalla final con Alberto Núñez Feijóo.
Michel, Borrell y Metsola confiaron en que las elecciones en España no interfieran en la presidencia. “El Gobierno español la ha preparado mucho, no va a afectar. Estoy seguro de los españoles quieren una UE fuerte”, dijo Michel. “La campaña no tiene por qué afectar, creo que se puede desarrollar sin perjudicar a la presidencia, ya lo vimos en Francia, donde hubo también elecciones durante la presidencia”, señaló Borrell. Metsola no quiso hablar de las elecciones —“no voy a entrar en procesos democráticos internos”, dijo— pero sí de la presidencia. “Hemos tenido largas conversaciones sobre la presidencia española, las reuniones ya están programadas y se mantienen, confío en que las autoridades españolas podrán conducir la buena marcha de una presidencia muy importante para los próximos meses”, remató.
Pese al optimismo de los líderes, parece evidente que la presidencia se verá afectada, sobre todo si hay un cambio de gobierno en julio, lo que renovaría todos los ministros y equipos responsables de la presidencia, y en cualquier caso hará que la mitad de esos seis meses sean ocupados por la campaña electoral y los trámites para la constitución de unas nuevas Cortes y la formación de un nuevo Ejecutivo.
Sánchez, por el contrario, evitó todo el día a los periodistas y por eso no habló ni de elecciones ni de la presidencia española, más allá de una mención a la cumbre de Granada en octubre, la que sucederá a esta en Moldavia, en la que aún no sabe si será o no el presidente. “Habrá tiempo”, se limitó a señalar Sánchez cuando los periodistas le preguntaron a la salida por la situación política en España. Por tanto, en la cumbre hablaron de la situación en España varios líderes, pero no el español, que en una breve intervención sin preguntas, como próximo presidente del semestre europeo, se limitó a destacar que “la cumbre en Moldavia es muy simbólica, porque estamos diciendo que este país está en el corazón de la familia europea. Debemos lanzar desde aquí un mensaje de unidad frente a Putin, tenemos que reaccionar a su desafío”. Sánchez se vio 20 minutos a solas con Zelenski, una cita en la que, según La Moncloa, el español se interesó por los contactos del ucranio con líderes internacionales para buscar apoyo a su plan de paz. Siempre según estas fuentes, Zelenski agradeció los esfuerzos de Sánchez para convencer a otros líderes de que en esta guerra hay un agresor, Rusia, y un agredido, Ucrania, y que la paz debe construirse sobre la propuesta de este último, la víctima. También le trasladó su apoyo por el material enviado y la formación de soldados.