Hallada muerta una okupa en un piso de Valladolid que fue tapiado con el cadáver ya dentro
La hija de la fallecida denunció la desaparición el 16 enero e indicó que solía parar por la vivienda donde estaba el cuerpo
Dos bolsas negras de basura llenas de ladrillos rotos siguen ante el 3º B del número 1 de la calle de Azorín en Valladolid. Los cascotes son los restos de un muro que tapiaba la puerta de ese piso, en cuyo interior la policía ha hallado el cadáver de una mujer de unos 45 años que llevaba semanas desaparecida. Varios vecinos de la zona aseguran que se trataba de un piso okupado por la mujer y su pareja hasta que esta última fue encarc...
Dos bolsas negras de basura llenas de ladrillos rotos siguen ante el 3º B del número 1 de la calle de Azorín en Valladolid. Los cascotes son los restos de un muro que tapiaba la puerta de ese piso, en cuyo interior la policía ha hallado el cadáver de una mujer de unos 45 años que llevaba semanas desaparecida. Varios vecinos de la zona aseguran que se trataba de un piso okupado por la mujer y su pareja hasta que esta última fue encarcelada por causas que desconocen. El hallazgo ha sido posible porque la hija de la fallecida denunció la desaparición el pasado 16 de enero. La puerta presuntamente fue tapiada con el cadáver ya dentro del piso. La policía investiga ahora quién levantó el muro (un método habitual para intentar impedir nuevas ocupaciones), cuándo, por qué y por encargo de quién. Los vecinos solo recuerdan de la fallecida que se llamaba Leire.
El cuerpo no presentaba signos de violencia, según la subdelegada del Gobierno en Valladolid, Alicia Villar, quien ha detallado que la denuncia de su ausencia llegó el 16 de enero porque no constaban señales de ella “desde antes de fin de año”. “La han hallado muerta en la cama, sin signos de violencia”, ha informado la subdelegada, que ha destacado que los bomberos entraron por la ventana tras las primeras dificultades para acceder al domicilio. La subdelegada ha subrayado que todas las líneas de investigación permanecen abiertas para aclarar cómo ha podido fallecer esta mujer y para dilucidar la construcción de este muro delante de la casa.
Fuentes policiales consideran que la propiedad del inmueble okupado pudo contratar que se tapiara la vivienda para que nadie accediera a ella, pero que los obreros no tuvieron en cuenta que pudiera haber alguien dentro cuando colocaron los ladrillos impidiendo el paso.
La noticia ha sobrecogido a los habitantes de estos bloques humildes, en los que los vecinos aseguran que hay varios pisos donde, según los residentes, se trapichea con drogas o hay okupas. Un vecino que sale de su portal ata cabos al conocer lo ocurrido y explica que, hace una semana, se sorprendió porque vio a los bomberos intentando entrar en una vivienda de la calle de Azorín a través de las ventanas, que dan a la calle de Gustavo Adolfo Bécquer. Asegura que estuvieron dos días intentando entrar.
Ningún vecino quiere dar su nombre ante la gravedad de lo ocurrido. Una mujer que vive en el bloque donde se ha hallado el cuerpo asegura que la fallecida se llamaba Leire, y que el aviso de que no se sabía nada de ella lo dio su hija. Entonces intervinieron las autoridades, que se encontraron con el muro. Tras echarlo abajo, fue hallada la fallecida, que según este entorno era toxicómana. La puerta no parece forzada, la cerradura está en buen estado y sus bisagras o mirilla permanecen inalteradas tras el polvo que ha generado retirar el ladrillo y el cemento. Los buzones del portal tampoco revelan nada significativo. En uno de ellos se ha pintado con rotulador “3º B” sin añadir nombre alguno.
Un hombre y una mujer que tienen su casa en obras en uno de los pisos del bloque declinan pronunciarse. Otra de las residentes en esta barriada cercana a la plaza de Vadillos afirma que ella vive en el bloque posterior de la vivienda okupada y que escuchaba regularmente discusiones entre los inquilinos. Otra de las vecinas de ese número 1, que recela de hablar ante la prensa, asegura que la última vez que ella la vio, calcula, fue en diciembre, subiendo esas escaleras de un inmueble que no tiene ascensor. “El marido estaba en la cárcel y a los dos o tres días de verla apareció ese muro delante de su puerta”, recuerda esta fuente, que confirma que la pareja consumía drogas regularmente y que “no sabían nada” de que tras esa tapia se encontraba el cuerpo de esta mujer: “Parece una película de terror”.