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El desalojo del asentamiento El Walili de Níjar, en imágenes

Las excavadoras han derribado el poblado chabolista, abandonado de forma paulatina desde este domingo por sus residentes, muchos de los cuales se han trasladado a otros campamentos de infraviviendas al no aceptar la solución del Ayuntamiento

Una excavadora trabaja este lunes en la demolición del asentamiento El Walili, a las afueras de Níjar (Almería), donde residían alrededor de 450 personas migrantes. Un amplio dispositivo de la Guardia Civil ha tomado el entorno del asentamiento sobre las seis de la mañana. Santi Donaire (AP)
Un migrante pasa delante de una chabola incendiada antes de la demolición del asentamiento, este lunes en Níjar. A las ocho de la mañana, coincidiendo con el inicio del desalojo, un incendio ha arrasado varias chabolas. Los bomberos sofocaron las llamas con rapidez, pero el fuego facilitó el desalojo del recinto a las fuerzas de seguridad, que sostenían que había sido iniciado por los propios habitantes del asentamiento. Associated Press/LaPresse (APN)
Más de medio centenar de agentes, apoyados por un helicóptero desde el aire, tenían como misión “garantizar la seguridad de las personas”, según fuentes del instituto armado. En la imagen, agentes de la Guardia Civil acordonan la zona durante el derribo.Santi Donaire (AP)
Interior de una de las chabolas del campamento antes del derribo. El desalojo, aprobado por los tribunales, ha sido una iniciativa del Ayuntamiento de Níjar, gobernado por la socialista Esperanza Pérez.Rafael Madero (Europa Press)
Las asociaciones que trabajan en la zona han denunciado la falta de diálogo del Ayuntamiento de Níjar para abordar este desalojo y la ausencia de alternativas de vivienda para estos y otros centenares de trabajadores de los invernaderos almerienses que residen en campamentos como El Walili. En la foto, chozas calcinadas antes del desalojo. Santi Donaire (AP)
Fuerzas de seguridad desplegadas en el asentamiento El Walili mientras los operarios proceden a la demolición de las chabolas del campamento de migrantes, este lunes en Níjar (Almería). La mayoría de sus 450 residentes, según los cálculos de las asociaciones que trabajan en la zona, han ido abandonando el asentamiento en los últimos días. Rafael González (Europa Press)
El Ayuntamiento de Níjar ya había notificado el desalojo y las entidades sociales habían avisado a los migrantes, en su mayoría de nacionalidad marroquí y senegalesa, de lo que ocurriría este lunes. En la imagen, una excavadora trabaja en el poblado. Santi Donaire (AP)
Interior de una de las chabolas del campamento antes del derribo. El auto judicial que aprobaba el desalojo y derribo de Walili recoge que “las chabolas se encuentran en estado ruinoso, sin licencia municipal de obras” y que “representan un peligro inminente para las personas, por existir riesgo de derrumbe, de incendio y de explosión y electrocución, existen además pozos negros con vertidos de residuos y aguas fecales al subsuelo, que implican riesgos de caída y atrapamiento”. Rafael Madero (Europa Press)
Los migrantes abandonan el asentamiento de El Walili, este lunes. Un amplio dispositivo de la Guardia Civil tomaba el entorno del poblado sobre las seis de la mañana. Más de medio centenar de agentes, apoyados por un helicóptero desde el aire, tenían como misión “garantizar la seguridad de las personas”, según fuentes del instituto armado. A la zona también llegaron numerosos efectivos de la Policía Local de Níjar para que el derribo de las primeras infraviviendas pudiera comenzar, como estaba previsto, a las ocho de la mañana.Rafael González (Europa Press)
Las máquinas se disponen a derribar las chabolas del campamento. El desalojo, aprobado por los tribunales, ha sido una iniciativa del Ayuntamiento de Níjar, gobernado por la socialista Esperanza Pérez.Rafael González (Europa Press)
Uno de los chabolistas abandona el poblado con sus escasas pertenencias, este lunes. "Nos han echado muy temprano, hemos podido sacar solo unas cuantas cosas. Tengo ropa y nada más. Ahora no sabemos qué va a pasar con nosotros”, decía Lamil, un senegalés que vivía en El Walili desde 2020.Carlos Barba (EFE)
Enseres de los migrantes tras abandonar el lugar.Santi Donaire (AP)
Los chabolistas se marchan del campamento. Muchos de ellos se han ido ubicando por sus propios medios en otros espacios similares, como los cercanos Atochares y Barranquete, también conformados por decenas de infraviviendas. Rafael González (Europa Press)