El mundo al revés en un pueblo de Granada: un exconcejal del PP se pasa a Cs en medio de la crisis
José Berto Casares, que en 2019 fue el ‘número dos’ de los populares en las listas al Ayuntamiento de Salobreña, se presentará por Ciudadanos: “Me dicen que se me ha ido la cabeza”
Una noche de verano, durante un concierto de Taburete en Salobreña (Granada), a José Berto Casares le hicieron una oferta en principio nada tentadora: presentarse a las elecciones municipales de mayo en la lista de Ciudadanos. El empresario, de 48 años, rechazó la propuesta para no “complicarse” más la vida. Casares ya había concurrido como número dos del PP a las urnas de esta localidad costera, de 12.477 habitantes, en los comicios de 2019. Pero las desavenencias con la Ejecutiva provincial del partido provocaron su abandono como concejal a mitad de legislatura. Pese a las reticencias...
Una noche de verano, durante un concierto de Taburete en Salobreña (Granada), a José Berto Casares le hicieron una oferta en principio nada tentadora: presentarse a las elecciones municipales de mayo en la lista de Ciudadanos. El empresario, de 48 años, rechazó la propuesta para no “complicarse” más la vida. Casares ya había concurrido como número dos del PP a las urnas de esta localidad costera, de 12.477 habitantes, en los comicios de 2019. Pero las desavenencias con la Ejecutiva provincial del partido provocaron su abandono como concejal a mitad de legislatura. Pese a las reticencias iniciales, la insistencia del portavoz municipal de Cs y las ganas de trabajar por su pueblo hicieron que el político cambiara de idea. “Me encontré a un amigo caminando por el paseo marítimo y me dijo que se me había ido la cabeza”, cuenta el exedil este miércoles, dos días después de anunciar que en esta ocasión figurará en una papeleta de Ciudadanos. Una formación inmersa en un bronco proceso de primarias, que se celebran este jueves, y a punto de culminar su refundación con las encuestas por los suelos.
El verano ha pasado en Salobreña, pero el clima tropical del que goza el municipio hace que este miércoles el sol radiara sobre el chiringuito en el que Casares cuenta su historia, vestido con una camisa y un jersey que prácticamente le “sobra”. Las condiciones atmosféricas de la zona favorecen el cultivo de hortalizas y fruta, productos que el empresario distribuye al resto de España y a otros países. Como autónomo, gestiona una empresa de transportes con nueve camiones, unos diez trabajadores y que factura unos dos millones al año. “No me presento por el dinero. Mi idea era terminar la legislatura con el Partido Popular”, prosigue Casares, cuyos principios son además “afines” al programa de Cs. “Quiero seguir ayudando a mi pueblo. Y además me gusta Ciudadanos porque pienso que hay que ir cambiando, no estar siempre centrados en los mismos”.
El de Casares es un caso insólito. Uno de los principales problemas que arrastra Cs ha sido precisamente el del cambio de chaqueta inverso: de Ciudadanos al PP, en un goteo intensificado durante los últimos meses por las próximas elecciones de mayo. El presidente de los populares, Alberto Núñez Feijóo, viene reiterando su política “de puertas abiertas” al “talento” de Cs para ensanchar lo máximo posible su espacio político, evitar la división del voto e incluso intentar que no presenten listas en determinados municipios. Como ejemplo, el del alcalde de Badajoz, Ignacio Gragera, que en diciembre anunció que concurrirá por el PP en lugar de por Ciudadanos, formación con la que consiguió el bastón de mando. “Creo que ahora debemos unir el centro derecha y a esto están convocados dirigentes, militantes y votantes de Ciudadanos”, incidió Feijóo este lunes.
El culpable de que Casares se tirase a la piscina en un momento tan crítico para Cs fue el portavoz municipal de la formación, Plácido Leyva. “Nos hicimos amigos en los plenos. Y lo convencí porque quiero a los mejores gestores en mi lista”, afirma Leyva junto a Casares, en el bar, mientras el empresario atiende sin parar mensajes relacionados con su trabajo. Pero ambos son conscientes de lo extraordinario de su decisión. “Salobreña se va a hacer famosa por Macarena Olona y por José Berto”, bromea el portavoz y candidato de Cs, en referencia a la polémica suscitada con el empadronamiento de la excandidata de Vox a las elecciones andaluzas en el mismo municipio. También reconocen que la crisis de Ciudadanos a nivel nacional “perjudicará” irremediablemente su resultado. En los comicios locales de 2019, Cs fue la segunda fuerza más votada en Salobreña con 745 votos. Logró dos concejales que han trabajado desde la oposición frente a un gobierno de PSOE apoyado por IU.
Pero la situación de entonces dista mucho de la de ahora. Este jueves, 7.642 afiliados de Ciudadanos están llamados a votar a su nuevo líder tras una guerra interna que ha enfrentado a su portavoz parlamentario, Edmundo Bal, y a la presidenta, Inés Arrimadas. La campaña de las primarias ha estado además especialmente embarrada, jalonada por duras acusaciones entre las tres candidaturas. Bal, Patricia Guasp o Marcos Morales encabezarán desde este viernes el partido. “Llevamos dos meses de peleas. Pero está bien que la gente confronte y hable. Eso sí, sea quien sea que gane, que promueva la unidad y rememos a partir de ahora todos a una”, subraya Casares, que no puede votar por no tener la antigüedad suficiente. Recoser la relación entre los miembros de Cs, sobre todo dentro del grupo parlamentario, será uno de los principales escollos a partir de la semana que viene. Un obstáculo en el que coinciden los aspirantes en liza.
Casares, satisfecho con el proceso de refundación del partido —que este fin de semana vive su última etapa con la asamblea general que se celebra en Madrid, y a la que acudirán 400 compromisarios para refrendar los nuevos estatutos y presentar a la futura ejecutiva— se muestra escéptico con el resultado en Salobreña. “Va a ser difícil, pero la política local es diferente. Hay que centrar la campaña en Plácido Leyva y menos en las siglas. Aquí importa el vecino”, sentencia.